ARTICULO PRIMERO.- Conformar, el Comité de Dirección de...
"Año de la lucha contra la corrupción y la impunidad”
En España hay 378.000 empleadas de hogar afiliadas a la Seguridad Social. Estas trabajadoras sufren muchísima precariedad: cobran un promedio de 1.014 euros mensuales brutos al mes (menos de la mitad que la media de 2023, 2.273) y su jornada pactada es la más larga por sectores, con 39,9 horas a la semana (hora y media más que el promedio). El Ministerio de Trabajo ya intentó aliviar estas condiciones tan precarias en 2022 otorgándoles un derecho históricamente rechazado, el de las prestaciones por desempleo. Ahora agrega otro más, que también aplica al resto de ocupados y que aún no les aplicaba: la evaluación de los riesgos laborales en su lugar de trabajo, los domicilios. Desde este viernes es exigible a los empleadores que hayan evaluado esos riesgos y que hayan informado a sus trabajadoras de hogar de los mismos y de las medidas preventivas adoptadas, bajo la amenaza de sanciones de Inspección si se incumple este deber de las familias.
A sus 31 años, Rafael Villanueva vive en Vigo, en la antigua casa de su abuela. Se instaló allí después de comprarles la parte que les correspondía a sus padres, sus tíos y su hermana. “Necesitaba más espacio que el que tenía en mi anterior piso”, cuenta por teléfono. Ese otro piso, “de dos habitaciones, pero pequeñito”, también era suyo. “Me costó 145.000 euros y lo fui reformando poco a poco”. Lo hizo mientras estaba de alquiler en Madrid, donde había intentado comprar, pero no lo había conseguido “porque era prohibitivo para alguien con un sueldo normal como el que yo tenía”, dice. Después de terminar con la reforma, lo mantuvo dos años alquilado antes de mudarse definitivamente. “El vértigo me entró más con la segunda compra”, reconoce, pese a que para llevar a cabo ambas operaciones contó con ayuda familiar y tiró de los ahorros que había ido acumulando.
Los gobiernos de Donald Trump y de Javier Milei anunciaron este jueves, tras meses de negociaciones, un acuerdo “para profundizar la cooperación bilateral en materia de comercio e inversión” entre Estados Unidos y Argentina. Apoyado en la afinidad ideológica de los presidentes —la misma que propició el reciente rescate económico concedido por el republicano a Milei—, el convenio presentado es, en realidad, “un marco” para el acuerdo comercial que aún deberá precisarse.
La Agencia Tributaria está acelerando las devoluciones del IRPF a los mutualistas jubilados con derecho a ellas, que las pueden solicitar a través de un nuevo formulario ad hoc que el organismo ha activado desde el pasado verano en su página web. El documento se puede cumplimentar y presentar en cualquier momento del año, pero ojo: para beneficiarse plenamente de la devolución, obteniendo el reembolso de los últimos años no prescritos, no hay que pasarse de fecha.
Gran noche latina en Las Vegas. En el MGM Grand Arena, en pleno Strip de la ciudad del pecado, la música en español se escuchó con más fuerza que nunca. Mariachi, salsa, baladas, reggaeton, bachatas, regional mexicano... reinaron en los Latin Grammy, o Grammy Latino, donde triunfaron Ca7riel y Paco Amoroso y Bad Bunny, artista más nominado de la noche, con cinco galardones cada uno. Pero el puertorriqueño se llevó el principal premio, el de álbum del año, por su exitosísimo DeBÍ TiRAR MáS FOToS. “Doy gracias a Dios, a mi mamá por parirme; mami, papi, te amo, a mis hermanos, los amo. Amo la música, amo lo que hago, juntarme con personas apasionadas”, reconocía el artista, que se lo dedicaba a quienes trabajaron con él. “Amen lo más que puedan. Este premio se lo quiero dedicar a todos los niños y jóvenes de Latinoamérica y en especial a los de Puerto Rico. Nunca paren de soñar. Nunca olviden de donde vienen, pero sin olvidar pá donde van. Hay muchas maneras de hacer patria. Puerto Rico, te amo”, afirmó, en el único discurso con tintes políticos de la noche.
“Acudimos hace un mes a evacuar a una anciana y su marido, pero se negaron. Hace dos días, la policía encontró en la casa el cadáver de la mujer devorado por los gatos y se llevó al hombre”. La vorágine de la guerra en el este de Ucrania no le deja a Evgeny Tkachev mucho tiempo para pensar, pero experiencias como esta se le acumulan como un lastre. Cada día, este hombre de 55 años se juega la vida accediendo una o varias veces a la localidad de Kostiantinivka a bordo de un furgón blindado de la ONG Proliska junto a un conductor.
Lo último que necesita un líder político hundido en la impopularidad, a punto de romper su mayor promesa electoral y sin apoyo interno, es debilitar todavía más su ya vulnerable posición y reforzar la de quien está considerado como potencial sucesor. Esto es exactamente lo que ha conseguido la guardia pretoriana del primer ministro británico, el laborista Keir Starmer, con una desmañada maniobra que pretendía sofocar un supuesto asalto a su autoridad y que solo ha conseguido menoscabarla. El autosabotaje ha desgastado aún más el maltrecho liderazgo de Starmer, con una aprobación en mínimos históricos. Como guinda del pastel, el mandatario se ha tenido que disculpar ante su ministro de Sanidad, Wes Streeting, por intrigas cainitas, pese a mantener que él no había autorizado ninguna reprobación pública contra Streeting.
El 13 de noviembre de 2015, Michel Caboshe y una decena de policías de la BAC 75N, la brigada anticrimen nocturna de París, hacían un poco de deporte antes de comenzar su turno. “Solemos hacerlo antes de empezar. Recibimos una llamada. Se nos solicitaba en la zona de Bataclan. No estábamos aún de servicio, pero nos preparamos, nos uniformamos y salimos. Aunque oficialmente aún no estábamos de servicio”, subraya.
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Emmanuel Carrère explica en la primera de las crónicas que escribió sobre el juicio por el ataque terrorista del 13 de noviembre de 2015 en París que una de las cuestiones que le interesaban de aquel proceso, que tuvo lugar en el Palacio de Justicia de la capital francesa entre 2021 y 2022, era el momento en que dentro de una religión empieza la patología. “Cuando se trata de Dios, ¿dónde empieza la locura?”, se pregunta. Y esa cuestión está presente cada vez que la violencia se desata hasta límites insoportables, y resulta incomprensible que existan personas que se comprometan en convertir la vida en un infierno. Y no siempre por creencias religiosas, también por imperativos ideológicos.
Els brasilers sempre deixen anar d’on vénen. Sobretot quan parlen, l’accent, amb la seva musicalitat pròpia, delata de seguida l’origen dels migrants del país llatinoamericà. A la cuina passa el mateix. La identitat dels plats i, sobretot, la presència de certs ingredients, acompanya el sabor i la memòria. La gastronomia brasilera, com la seva pròpia cultura, està travessada per influències de tot el món, fruit d’un país que durant segles va rebre immigrants de tots els continents. Avui, però, la cuina brasilera busca tornar a les seves arrels: rescata productes autòctons, s’inspira en els biomes del país i intenta transmetre el sentiment de la llar, per refinada que sigui l’elaboració. A Barcelona, Buriti i K’Delícia encarnen aquest retorn a la cuina casolana, cadascun a la seva manera.
BuritiCarre Comte Borrell, 65 - Carrer Bilbao, 18, Barcelona
Obert : Cada dia
Preu mitjà: 20 - 30 euros
K' DeliciaCarrer Sant Antoni Maria Claret, 148, Barcelona
Obert: Cada dia
Preu mitjà: 10 - 20 euros
Como cada otoño, Paris Photo invita a repensar la mirada. Cada obra, cada proyecto expositivo y cada libro proponen entender la fotografía no como un objeto de consumo, sino como una forma de pensamiento visual en perpetua transformación. Fiel a ese impulso de renovación, en su 28ª edición la feria revalida su capacidad de reinventarse con éxito, desplegando un fértil territorio donde se mezclan nombres consagrados con nuevas voces afirmando la fotografía como un proceso en continua evolución, donde la huella del pasado se integra en dinámicas que expanden sus lenguajes y modos de representación.
El taxista se llevó anoche una impresión equivocada. En medio de una de estas avenidas gigantes y solitarias, prototipo de nueva zona residencial en las afueras de Madrid, Antonio le pidió a su conductor que detuviera el coche frente a un gran supermercado. El hombre, antes de cobrar el viaje, asomó la cabeza por la ventanilla y trató de alcanzar con la mirada el último piso de una moderna urbanización contigua de 10 plantas. “Aquí las casas deben costar una barbaridad, ¿no?”, preguntó impresionado. Antonio se encogió de hombros y rio para sus adentros. El taxi se marchó y Antonio dio esquinazo al edificio donde ya solo quedan disponibles estudios de 20 metros cuadrados por 210.000 euros —en este barrio del norte de la ciudad, un inmueble de una habitación ya cuesta casi 600.000 euros— y se dirigió hacia un parking de arena discreto y rodeado de vegetación donde Antonio tiene su casa, la más barata de este enclave y probablemente de toda la ciudad: una autocaravana Fial Ducato Carioca del año 2003 que compró en 2019 de segunda mano por 22.000 euros. Allí, como cada noche, volvió a dormir a pierna suelta.
El juicio en el Tribunal Supremo por supuesta revelación de secretos contra el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, quedó ayer visto para sentencia un año y medio después de los hechos que dieron origen a un caso que ha afectado como pocos a la política española reciente. Con el juicio oral, los ciudadanos han podido ver el caso expuesto por sus protagonistas y desde todos los puntos de vista. A García Ortiz se le acusa de haber filtrado a la Cadena SER el correo electrónico en el que el abogado del empresario Alberto González Amador —pareja de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso— ofrecía a la Fiscalía un posible acuerdo a cambio de admitir dos delitos fiscales. Las sesiones, en las que no ha aparecido ninguna prueba de cargo de la filtración, han venido a confirmar las dudas sobre la calificación delictiva de los hechos juzgados y la fragilidad de los supuestos indicios incriminatorios.
Vox ha decidido desafiar al Little Miami de Isabel Díaz Ayuso. Es decir, haber convertido Madrid en el paradigma de una derecha globalizada, amiga de los impuestos bajos y atractiva para las élites hispanoamericanas de alto poder adquisitivo. Frente a ese modelo de los ganadores del sistema, el partido de Santiago Abascal opta ya por presentarse como el partido de quienes se sienten sus perdedores. La cuestión es si ese giro obrerista —que algunos tildan de falangista— constituye una amenaza para el Partido Popular a largo plazo.
No se descubre nada si se afirma que comprar hoy entradas para un concierto de una primera figura del pop puede resultar una aventura con un desarrollo y un final muchas veces frustrante. Lo único que se sabe con certeza es el nombre del artista al que se va a ver y que uno se va a dejar los dedos actualizando información en su portátil. El precio final o las condiciones de la ubicación (de la que depende la visualización y la óptima llegada del sonido) no son siempre precisas. En los últimos años, el público ha protestado por la proliferación de plataformas no oficiales de reventa, que muchas veces acaban en estafas. Este mismo jueves, artistas ingleses como Coldplay, Dua Lipa o Radiohead instaron al primer ministro británico, Keir Starmer, a cumplir su promesa electoral de poner freno a estos sitios web “extorsivos y perniciosos”, entre los que citan a Viagogo o StubHub. Pero no siempre la reventa es ilícita: hace tiempo que Ticketmaster ofrece a sus usuarios la posibilidad de revender su entrada, como ocurre en los conciertos de Bad Bunny en España. Y esto ha derivado en una paradoja: aunque se anunció que las entradas estaban agotadas, todavía hay algunas a la venta.
Tan contundente como su propia figura fue la respuesta de Orson Welles cuando en 1960 fue preguntado por la ciudad en la que elegiría vivir. “Ávila”, dijo sin titubeos. Ante el desconcierto del periodista, el cineasta añadió la siguiente aclaración: “Está en el centro de España. El clima es horrible, muy cálido en verano, muy frío en invierno. Es un lugar extraño y trágico. No sé por qué siento algo tan especial”.
Las obras de Grillo Demo (Rafaela, Santa Fe, Argentina, 69 años) decoran las mansiones de reinas del pop y los palacios de princesas europeas. Sus pinturas, collages y diseños de mobiliario tienen un sitio de honor en los salones de Madonna, Elton John, Kate Moss, Naomi Campbell, Elle Macpherson y Gloria von Thurn und Taxis. Pero la casa-taller de Demo, donde crea esas piezas llenas de color y surrealismo que tanto gustan a los ricos y famosos, es una humilde vivienda de dos dormitorios en Santa Eulalia, en medio del campo ibicenco, escondida entre arbustos donde crecen rosas, jazmines y bignonias.
La nueva modernidad amorosa es ser un conservador. Las generaciones más jóvenes, como todas las precedentes, se rebelan contra sus mayores. Y qué subversión más punzante que romper con lo anterior en materia sexual y afectiva: abandonar el sexo libre y sin ataduras; huir de la falta de compromiso sentimental; quitarse de la cabeza eso de querer seguir siendo joven a pesar de no tener edad para ello. Y, en consecuencia, decidir casarse a los 21 años con una persona del otro sexo de la que se está profundamente enamorado. En la realidad de la sociedad española de hoy, la tesitura puede no tener maldita la gracia en según qué hogares y círculos, pero en una comedia la tiene, incluso como exageración. Al menos como punto de partida.
Todos los lados de la camaDirección: Samantha López Speranza.
Intérpretes: Ernesto Alterio, Pilar Castro, Jan Buxaderas, Lucia Caraballo, Secun de la Rosa, Alberto San Juan, Leire Aguiar.
Género: musical. España, 2025.
Duración: 103 minutos.