ARTICULO PRIMERO.- Conformar, el Comité de Dirección de...
"Año de la lucha contra la corrupción y la impunidad”
Marc Márquez es de nuevo campeón del mundo. Tras una temporada mayúscula y con un cerebral segundo puesto en el circuito de Motegi, la casa de Honda, la fábrica que le acompañó en su ascenso a MotoGP, la que le encumbró como uno de los mejores de la historia. Hoy ya nadie duda de que está entre unos pocos elegidos. El piloto español, que ha cuajado una temporada excepcional a lomos de una Ducati oficial, deja así atrás los años más duros de su vida profesional. Desde que una lesión en el húmero del brazo derecho acabara con su temporada 2020, tras múltiples lesiones y otras muchas intervenciones quirúrgicas, Márquez había jugado un papel de actor secundario en el mundial de MotoGP. Hasta que decidió dar un giro inesperado y radical a su carrera: renunciar a su contrato con Honda (le quedaban dos años más) y subirse a una Ducati, la moto que marca el ritmo en el campeonato.
Hay productos que, más de una vez, te has podido encontrar en vídeos de Instagram o TikTok y que siempre has querido probar, pero cuando te decides a echar un vistazo a su precio, te das cuenta de que es demasiado caro para comprarlo sin saber si realmente te serán útiles o no. Aunque, la mayoría de las veces, estos productos que se cruzan en nuestro camino, sin saber muy bien cómo, terminan convirtiéndose en un accesorio imprescindible en nuestra vida diaria. Si eres de los que piensan que estos productos son demasiado caros, con la promoción Día de Marcas de AliExpress podrás probar estos productos a precios tan bajos que no te supondrá un gran esfuerzo comprarlos, y si terminan convenciéndote, seguramente se convertirán en una de las mejores inversiones que has hecho durante los últimos meses.
Las pequeñas chapuzas en casa siempre se pueden acometer por uno mismo sin riesgo a fallar ni a dejarlo todo manga por hombro. Sin embargo, hay arreglos más técnicos que pueden suponer llamar a un técnico y que resultan más caros. Por eso, en EL PAÍS Escaparate hemos buscado hasta encontrar la masilla para paredes que tape y oculte pequeñas grietas y agujeros visibles en un santiamén y con acabado profesional. Todo ello sin necesidad de invertir tiempo en dar con la persona adecuada. ¿Lo mejor? El precio de este producto, cuyas unidades en Amazon no paran de aumentar es inferior a 10 euros.
La moda siempre ha tenido esa capacidad fascinante de reinventarse: lo que hoy parece pasajero, mañana regresa con fuerza. Y esta temporada no es la excepción. Los charms —esos pequeños adornos que cuelgan de bolsos, mochilas o incluso de un pantalón— están de vuelta y lo hacen con una energía renovada. Esta microtendencia, como todas, tiene sus amantes y detractores, pero hay una cosa que no se puede negar, son capaces de transformar por completo un bolso sencillo y darle un aire lleno de personalidad.
La escalera mecánica se averió cuando Trump y Melania iban a ser trasladados hasta el salón de la Asamblea General de la ONU. El presidente, visiblemente molesto, describió el “accidente” como una metáfora de la institución: disfuncional, obsoleta, hostil. En verdad, sólo mostraba su nihilismo geopolítico, una filosofía simple y brutal: si el mundo es lucha por el poder, no finjamos que actuamos por principios universales. Pero hay algo que nuestra nostalgia europea nos impide ver. Trump no es inconsistente o irresponsable, implementa una estrategia de transición hacia la hegemonía unilateral: destruir las instituciones que no controla para imponer poder directo. Hard power. Olvida que el poder sin legitimación se devora a sí mismo. Al eliminar las instituciones que, como la ONU, hacían el dominio estadounidense más aceptable, acelera la multipolaridad que dice combatir, pues el poder desnudo genera más resistencia que el legitimado. Pero al tiempo que Trump dinamitaba el multilateralismo desde dentro, el mismo podio acogió la antítesis perfecta.
Rusia calienta su guerra híbrida contra Occidente. Moscú ha intensificado sus ataques, sabotajes, agresiones informáticas, actos de interferencia política, asaltos a infraestructuras críticas e incursiones en el espacio aéreo europeo, como las últimas con drones sobre Polonia y cazas sobre Estonia.
De puertas para afuera, para el auditorio occidental, el Kremlin siempre niega las violaciones de las leyes internacionales de sus militares y los asesinatos y sabotajes de sus espías en territorio europeo y califica de “rusofobia” cualquier revelación sobre el caos que siembran. De puertas para adentro, dentro de Rusia, Moscú homenajea con orgullo a sus “héroes” y les garantiza que no les faltará nada. Asesinos que hoy se sientan en la Duma Estatal como respetables diputados y padres de familia que cuando vivían en el extranjero jamás habían revelado a sus hijos que eran rusos y ahora presiden empresas vinculadas al Kremlin son algunos ejemplos.
El gobernador de Virginia, Glenn Youngkin, se propuso el jueves pasado responder a la pregunta del millón de estos días en la derecha estadounidense: ¿Quién será el próximo Charlie Kirk? “Vosotros”, dijo Youngkin. “Todos vosotros”.
Para unos, la ONU es una organización en caída libre. Otros creen que este año, gracias a la oleada de reconocimientos de Palestina como Estado que se ha escenificado en la Asamblea General, ha cobrado una relevancia casi primigenia como impulsora de la paz y el diálogo. Pero a la vez, el bloqueo derivado del derecho de veto en el Consejo de Seguridad, que impide la adopción de medidas ejecutivas en las guerras de Ucrania y Gaza, sigue lastrando su reputación. Por culpa del sistema de veto, pareciera, recuerdan muchos expertos, que la organización sigue anclada en la bipolaridad en ruinas que siguió a la II Guerra Mundial, cuando se fundó, hace 80 años.
Donald Trump regresó este enero a la Casa Blanca con una promesa: vengarse de sus enemigos políticos. La imputación esta semana del exdirector de la Agencia Federal de Investigaciones (FBI) James Comey, acusado de dos cargos de perjurio y obstrucción de la justicia en una declaración ante el Congreso, ha dejado claro hasta qué punto el presidente de Estados Unidos está dispuesto a recurrir al Departamento de Justicia como arma de represalia contra las personas que considera que le han perjudicado en su carrera política.
“Aunque la advertencia de un tsunami diplomático, incluso su fecha exacta, se dio hace unos meses, Jerusalén parecía estar en shock cuando las olas arrasaron Israel esta semana”. Michael Milshtein, experto israelí en Oriente Próximo y director del Foro de Estudios Palestinos en el Centro Dayan de la Universidad de Tel Aviv, lo escribía este viernes en el diario Yediot Aharonot, al ver cómo, si no es un tsunami, al menos han llegado olas cada vez más grandes y que, al igual que en el mar, adoptan distintas formas.
Continuar la senda europeísta o virar hacia Rusia. Los ciudadanos moldavos elegirán entre estas dos opciones en las elecciones legislativas de este domingo, que llegan marcadas por la injerencia de Moscú. Encajada entre Ucrania —que sufre desde hace más de tres años la invasión rusa— y Rumania —miembro de la Unión Europea—, Moldavia se ha ido alejando de la esfera de influencia del Kremlin en la última década hasta abrazar el objetivo de ingresar al bloque comunitario, al que espera adherirse en 2030. Pero, antes, debe afrontar estos comicios, a los que la presidenta, la prooccidental Maia Sandu, considera los más trascendentales de su historia.
“Aquí me siento en casa”, dice Nadia, una mujer mayor que suele acercarse a este cementerio en Múnich para adecentar la tumba de Stepan Bandera, asesinado a unos kilómetros de aquí por el KGB y mártir incómodo del nacionalismo ucranio por su papel en los violentos años 30 y 40. “Siento que estoy con el espíritu de mi país y con Dios”.
Están por todas partes, donde menos lo esperas, y su omnipresencia no es fruto de la casualidad. La mochila de Basic Fit, además de un complemento cuestionado desde el punto de vista estético que ya ha dado que hablar en otros artículos, es también un símbolo de un fenómeno que no siempre ha estado ahí. O, al menos, no en su forma actual. Los gimnasios han tomado las calles y se han vuelto cada vez más populares. Para lograrlo, el sector ha atravesado toda una revolución que, como última consecuencia, le ha llevado a dejar atrás los estereotipos que antes se asociaban a él.
No hay un alma en las calles de Chelsea un domingo de verano. Los vecinos de este barrio neoyorquino, una antigua zona industrial del sur de Manhattan reconvertida en refugio de burgueses bohemios, han abandonado sus lujosos lofts con vistas a la High Line para internarse en sus casas de playa en los Hamptons. Maye Musk (Regina, Canadá, 77 años) podría estar en Cape Cod, Palm Beach o donde quisiera. Pero la madre de Elon Musk, el hombre más rico del mundo, está a punto de entrar en el Edificio Wolf, una vieja imprenta entre la avenida 10 y el río Hudson, para una sesión de fotos con El País Semanal.
Fotografía:Michael Schwartz
Estilismo:Yael Quint
Maquillaje:Cass Lee
Peluquería:Gianluca Mandelli (The Wall Group)
Manicura:Mamie Onishi (See Management)
Asistente de fotografía:Pierre Bonnet
Asistente digital:Dallas Raines
Asistentes de estilismo:Lauren Delfino y Hannah Longstreet
Especial Belleza | 'El País Semanal'Este reportaje forma parte del Especial Belleza de 'El País Semanal' del 28 de septiembre.Ahora que después de la canícula vuelve a la vida el Congreso, la impresión es que sus señorías podían haber seguido de vacaciones: las mismas dificultades para construir mayorías, la misma retórica inflada y la misma incapacidad para encontrar una renovación, aunque sea cosmética, en el lenguaje y las ideas; seguimos en eso que Ortega calificaba como “mecánica de gestos repetidos”. Todo gira y se mueve, pero solo señala un rumbo, el de unas nuevas elecciones. Quizá por eso mismo el presidente no ha perdido la ocasión de reiterar en su viaje a Nueva York que cumplirá el plazo de la legislatura, el mejor revulsivo para obligar a que todos los partidos que sostienen al Gobierno cambien el chip y sigan remando en la misma dirección, que aparquen sus diferencias y se pongan el traje de faena. Un Congreso bloqueado solo puede beneficiar a la oposición. Aunque la condición imprescindible para poder seguir es que se apruebe un presupuesto.
Quan el 2013 va tancar la llibreria Canuda i els seus passadissos i soterranis plens de columnes de llibres de vell van donar pas a l’enèsima botiga de roba d’una gran marca, la sensació general era que alguna cosa important s’estava esquerdant a Barcelona. El centre de la ciutat entrava de ple en la cursa de la majoria de capitals europees per assemblar-se cada cop més entre elles, de manera que si ara algú ens agafés per la jaqueta com al ninot de Google Maps i ens fes caure al rovell de l’ou d’una metròpoli, d’entrada no sabríem si som a Múnic, París, Torí o Lisboa. Dins l’espai de biodiversitat que són les ciutats, els comerços tenen una incidència cabdal en com es configura el paisatge, la gent que hi passeja i, en definitiva, allò tan eteri i canviant que és la personalitat d’una ciutat. El turisme, l’escalada dels lloguers i la crisi del petit comerç amenacen amb la piconadora de l’homogeneïtat, i Barcelona no és aliena a aquest procés. La llibreria Canuda tancava les portes poc després que la Catalònia, les Crisol, Ona (l’original de Gran Via) o Happy Books/La Formiga d’Or. Més recentment, l’empresa Bookish va comprar i evitar el tancament d’Alibri, i la llibreria Sant Jordi sobreviurà amb l’agència de viatges Temps d’Oci. Però alhora que Barcelona queda desproveïda de llibreries en un centre més dels visitants que dels veïns, en neixen de noves més ambicioses que reverteixen el procés.