ARTICULO PRIMERO.- Conformar, el Comité de Dirección de...
"Año de la lucha contra la corrupción y la impunidad”
El buen tiempo continúa, al igual que los planes en el exterior. Así, los patios y jardines se convierten en los protagonistas de esta temporada: leer el libro número uno en ventas del verano disfrutando de tu bebida favorita, una deliciosa barbacoa con amigos o con familiares, o tomar el sol mientras escuchas música.
La época estival es perfecta para disfrutar de tiempo al aire libre y uno de los planes más populares son las comidas con amigos o con familiares en exteriores. Si tienes una terraza, jardín o patio, seguramente hayas vivido la situación incómoda de estar espantando a moscas, mosquitos y avispas de la comida cada dos por tres. Estos insectos se sienten atraídos por los alimentos y a veces parece que no hay nada que hacer.
El supermercado, ya lo cantaba Jarvis Cocker, es donde va la gente común a hacer cosas de gente común. Lo que pasa es que a veces te topas con cosas que se salen de lo común: a las recetas ortodoxas del gazpacho, el salmorejo y el ajoblanco les han salido alternativas juguetonas listas para tomar desde la nevera de tu establecimiento favorito. Muchas de las propuestas que acompañan a este artículo se antojarán como auténticas abominaciones, a la altura de la paella con chorizo de Jamie Oliver, a.k.a el arroz con cosas de aquel chef inglés de cuyo nombre no quiero acordarme. Pero la cocina tiene mucho de imaginación y aquí hemos venido a jugar, ¿o no? A fin de cuentas, Gazpacho (y su inseparable Mochilo) se llevaban de perlas con otras frutas y hortalizas y ahí había mambo seguro. Si encima nos los dan ya hecho y está rico, no hay más que añadir.
El Gazpacho de los 'gym bros'Si las esferas gazpachiles nos parecen una marcianada, esto ya es la repanocha de la imaginación (o la blasfemia). Como si fuera un concentrado de proteína, igualito al de los batidos para deportistas, este invento llamado Gazpach-Oh! se vende en polvo y hay que añadirle leche o una bebida vegetal análoga. La idea nace en una start up bilbaína montada por dos emprendedores dispuestos a aportar su granito de arena en la reducción del desperdicio alimentario. Para ello incorporan tomate, pimiento, ajo y aceite de oliva virgen extra procedentes de descartes de cosechas (esas piezas feas o que no encajan con los calibres que exige la industria alimentaria). La bolsa cuesta 42 euros y da para 10 gazpachos. No nos vamos a engañar: entre que es un reconstituido y lleva leche, está a años luz de saber como lo que nuestro paladar entiende como un gazpacho. Como punto positivo, tampoco requiere refrigeración; solo añadir el líquido, agitar y listo.
En pleno debate parlamentario sobre la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales, el Gobierno de Asturias ha dado un paso más y abre el camino para saber si sería viable la aplicación de una jornada laboral de cuatro días a la semana. Para ello, la consejería de Ciencia, Industria y Empleo ha sacado a licitación la contratación a una consultora externa encargada de elaborar un estudio para analizar el efecto de una jornada de 32 horas semanales en el marco de un programa piloto. Aunque estudiará otras iniciativas similares que ya se han realizado, el ensayo asturiano aspira, de salir adelante, a ser el más importante hasta el momento en España.
Las primas de riesgo fueron durante años la bestia negra de los países del sur de Europa, el temido término financiero que se convirtió en expresión común entre los ciudadanos de España, Italia o Grecia y que en el imaginario colectivo ha pasado a ser sinónimo de alarma económica y duros recortes del gasto social. Su repunte desbocado en los años 2010 a 2012 impuso una estricta política de austeridad como respuesta a una crisis de deuda que puso contra las cuerdas al conjunto de la zona euro. Años después, esas temidas primas de riesgo se desvanecen a los niveles más bajos desde 2009. El riesgo soberano de la zona euro está sofocado al fin, aunque no enterrado definitivamente: Francia es el recordatorio de que el mercado va a seguir castigando implacable la indisciplina fiscal y los altos niveles de deuda y déficit público. Su prima de riesgo, al filo de los 70 puntos básicos, se acerca a la italiana, que se ha estabilizado en los 80, mientras la española se mantiene en 56. Con todo, ninguno de los estados de la zona euro tiene un diferencial superior a los 80 de Italia.
Los grandes inversores internacionales que demandaron a España por el recorte a las renovables de hace más de una década elevan el pulso. Tres juzgados de Washington han dado la razón en unos pocos días a varios inversores que piden al Estado español alrededor de 250 millones de euros entre distintas causas.
El fin de la ola de calor ha atenuado la voracidad de los incendios que llevan más de una semana arrasando aldeas y parajes de gran valor natural en el noroeste de España, pero nadie se atreve a vaticinar cuándo se controlarán y apagarán las llamas. El alivio del calor ha mitigado su avance y la amenaza a núcleos habitados, pero se trata de fuegos de gran magnitud y comportamiento impredecible que siguen a merced del viento y de la sequedad del terreno. Entre los miembros de los equipos de extinción reina la cautela. “Puede que no surjan nuevos focos, pero con la envergadura que han tomado, esto solo lo para la lluvia”, advierte Xoan Lois Cabreira, bombero forestal de una de las brigadas de la Xunta que acumula jornadas extenuantes en Ourense. “Como no llueva pronto... Son incendios que han cogido vida propia”, apunta un experto agente forestal gallego sobre unos pronósticos meteorológicos que no prevén precipitaciones a corto plazo. Interior ha informado de que 21 focos de nivel 2, el máximo nivel de riesgo, continúan activos en España.
Con gesto serio, acorde a la gravedad de los incendios, Alberto Núñez Feijóo hizo el miércoles pasado un llamamiento desde Chandrexa de Queixa, en Ourense:
Dentro de su vehículo todoterreno, el guía de montaña Víctor Fernández, de 57 años, lleva entre otras cosas una radio Walkie-Talkie, una decena de bocadillos, una mascarilla FFP2 y una carpeta roja, que contiene un libro. El tomo se titula El Tejo y el Teixadal de Casaio (Ourense), escrito por Eduardo Olano en 2004. El primer folio empieza así: “Para el común de los ourensanos y pienso que para algunos gallegos y españoles, el Teixadal de Casaio, en la comarca de Valdeorras, es algo mítico: el conjunto de estos árboles más importante de la Península y quizá de Europa, que por su situación, lejana y de difícil acceso en la provincia, pueda aparecer, de alguna manera, como un bosque misterioso y casi mágico”.
“He terminado con seis guerras en seis meses”. Así respondió el presidente estadounidense, Donald Trump, a las críticas sobre su papel como mediador entre Rusia y Ucrania, apenas unas horas antes de recibir al líder ucranio, Volodímir Zelenski, y a una delegación de mandatarios europeos este lunes en la Casa Blanca. Es también una afirmación que se ha vuelto cada vez más habitual en los mensajes del republicano desde el Despacho Oval, en las declaraciones a la prensa o en sus publicaciones en Truth, su red social. En plena cobertura de la cumbre, una cita decisiva en los esfuerzos para lograr la paz, dos preguntas han asaltado a varios periodistas: ¿Cuáles son los conflictos con los que Trump dice haber terminado? ¿Y qué hay de cierto en sus palabras?
Que todo podría haber salido rematadamente mal en la cita sobre Ucrania en Washington del lunes no era solo una pesadilla de los europeos más agoreros. No hace ni seis meses que ese escenario se dio, cuando el presidente estadounidense, Donald Trump, echó a su homólogo ucranio, Volodímir Zelenski, de la Casa Blanca. El compadreo del republicano con el líder ruso Vladímir Putin en su encuentro del pasado viernes en Alaska volvió a disparar todas las alarmas en Europa. Así que, aunque siga sin haber un acuerdo de paz concreto a la vista, ni siquiera el deseado (y reclamado) alto el fuego o una fecha fija para un cara a cara entre Zelenski y Putin, la mayoría de aliados europeos respira aliviada tras la cumbre de Washington. Bruselas quiere aprovechar ahora el impulso del encuentro de los líderes europeos con Trump para acelerar las negociaciones sobre garantías de seguridad para Ucrania y aumentar la presión para que Moscú se siente a negociar de una vez.
El Partido Político Reformado (SGP) —formación calvinista ortodoxa fundada en 1918, la más antigua de Países Bajos— sostiene que la vocación femenina no es votar o presentarse a un cargo público. Por lo tanto, no ha incluido a mujeres en su lista provisional para los comicios del próximo 29 de octubre. Con tres escaños en un Parlamento de 150, sus principios fundacionales, basados en la Biblia, muestran el conflicto entre el derecho a la libertad religiosa y la Constitución neerlandesa, contraria a la discriminación por razones de género. A finales de mayo, el SGP ya rechazó una moción para permitir la presencia de mujeres en la política nacional, después de que Lilian Janse, concejala desde 2014 en la ciudad de Vlissingen (al suroeste), fuera propuesta por su grupo local como candidata.
Con la mirada puesta en las elecciones municipales de 2027, Aliança Catalana (AC) acelera su expansión territorial en Cataluña. La formación independentista e islamófoba ha formalizado en menos de un año la creación de 28 nuevos comités comarcales (no tenía ninguno) y ha captado a varios cargos municipales procedentes de otras formaciones: sin comicios de por medio, ha pasado de tener representación en dos ayuntamientos (Ripoll y Manlleu) a seis. Las encuestas señalan un crecimiento a costa de Junts, especialmente en la Cataluña rural, donde tradicionalmente Convergència y las formaciones que le han sucedido han dominado el mapa electoral. El proceso muestra similitudes al que ha seguido Vox con el PP para desembocar como una realidad también en las grandes ciudades.
Los chavales juegan, pero después los chavales se cansan, tienen sueño y les toca hacer cosas que no quieren hacer. A Nao y Marcel se les escapan los bostezos acumulados. Hablar con una periodista debe ser similar a tener que explicar las reglas del juego de algo a alguien que no ha jugado nunca. Pero la charla se irá animando y llegará el momento de las fotos y será entonces cuando dejarán de estar sentados en dos sillas, posarán subiéndose uno encima del otro, le harán bromas a uno de los técnicos, encenderán la máquina de humo del escenario y no les importará tener que recargarla dentro de 15 minutos, cuando la función esté a punto de comenzar. El juego ahora es este y lo que venga después será otra cosa.
En el número 18 de la calle de Fuencarral de Madrid siempre hay cola. Los enterados de la esquiva generación Z esperan para entrar a la tienda de Nude Project y vivir su momento, que llega presidido por una foto gigante de Julio Iglesias, un ídolo no precisamente de su generación. ¿O sí? Pagarán casi 100 euros por una sudadera, los habrán ahorrado de su primer salario o se los habrán dado sus padres. En el universo Nude Project el dinero es solo un vehículo para estar, ser parte del mundillo y molar.
Imaginar, soñar, osar. Este es el sencillo patrón que genera las grandes gestas en el mundo del alpinismo. En 2001, el francés Jean Christophe Lafaille, vivió un invierno mágico en el jardín de su casa, la cara oeste del Petit Dru (3.733 m), en el macizo del Mont Blanc. Imitando la legendaria primera ascensión del pilar suroeste de la montaña llevada a cabo también en solitario por el inigualable Walter Bonatti en el verano de 1955, Lafaille dibujó una nueva línea apretando un poco más las tuercas y añadiendo la dureza del invierno a la empresa solo para “enfrentarme a las condiciones más difíciles y comprometidas”. El francés quiso demostrar que si Bonatti fue Dios, él era su mejor discípulo. Acabada la faena tras pasar diez días en la pared, declaró que se trataba de la “vía más bella y difícil” que había escalado en los Alpes: superó los 1.000 metros de desnivel utilizando la técnica de escalada artificial, es decir, clavando pitones en la roca y emplazando seguros de quita y pon en las fisuras para colgarse de ellos y progresar. Ahora, los también franceses Léo Billon y Enzo Oddo han logrado algo impensable: escalar la ruta enteramente en libre, usando las protecciones solo para frenar una hipotética caída. Es un salto a otra dimensión.
Abrir la mano y tocar. Abrir la boca y llenarla. Que un sí, suave y firme, rodease la petición. Tener sueño y caer dormida. Despertar un instante y dormir de nuevo dentro de unos brazos, sobre un pecho, sábanas. Las voces de los adultos charlando durante la cena mientras la niña se acurruca en el sofá, su nariz escondida entre los cojines. Hundir los pies en la arena mojada caminando tras las huellas de gaviotas. Tras las huellas de un perro que salta brincos sin correa a una distancia prudencial de la espuma blanca que hacen las olas. Mover la mano y alcanzar. Acercar la boca y llenarla de dulce, de salado. De dulce, de fresquito, de burbujas. Ir con mamá a la playa. Mamá comiendo un bocadillo en bañador. Calor, arena y sal en la cara interior de los muslos que rozan entre sí caminando lentamente hacia mamá que come un bocadillo en bañador.