ARTICULO PRIMERO.- Conformar, el Comité de Dirección de...
"Año de la lucha contra la corrupción y la impunidad”
Aunque la Unión Europea aspira a crear un verdadero mercado único eléctrico, todavía hay muchas competencias que corresponden a los Estados miembros. Una de ellas, muy destacada, es la composición del mix de generación eléctrica. Cada país puede decidir qué peso da a cada fuente energética: renovable, nuclear, fósil. Y así se explica que mientras en España, Alemania o Dinamarca las renovables (solar, eólica, hidráulica) superan el 50%; en Francia o en Eslovaquia la energía atómica está por encima del 60%; y, en Polonia, los combustibles fósiles alcanzan el 71%, según los números de la UE.
Las criptomonedas han logrado consolidarse como una categoría fiscal propia en la declaración de la renta, aunque no siempre para bien. En 2023, último ejercicio con datos disponibles, las monedas virtuales fueron el único activo de inversión que arrojó pérdidas patrimoniales netas entre los declarantes, con un agujero medio de más de 100 euros por transacción. A diferencia de los inmuebles, fondos, acciones y otros vehículos de inversión ―que generaron ganancias netas―, las criptomonedas dejaron pérdidas conjuntas por 31,6 millones de euros, según datos de la Agencia Tributaria.
La temporada de fútbol 2025/2026 comienza este viernes con la emisión de los partidos Girona-Rayo Vallecano y Villarreal-Real Oviedo de LaLiga EA Sports (Primera División). También arranca este 15 de agosto LaLiga Hypermotion (Segunda División), mientras que la Champions League, que comenzó oficialmente el 8 de julio con la disputa de los primeros partidos de la ronda preliminar, estrenará la liguilla de la fase de grupos el 16 de septiembre. Todas las competiciones se podrán ver en televisión en una oferta para los telespectadores que apenas varía en lo sustancial respecto a la temporada pasada más allá del alza moderada de los precios.
La gestión de las catástrofes se ha convertido en terreno abonado para la confrontación política entre los dos grandes partidos. Mientras las llamas de una decena de incendios siguen devorando miles de hectáreas, sobre todo en Castilla y León y Galicia, PP y PSOE intercambian reproches y desmentidos, en un cuerpo a cuerpo que no encuentra tregua ni en momentos de extrema gravedad.
Fueron solo 15 minutos. En ese tiempo pasaron de divisar las llamas en la distancia a pensar que morían todos. Los vecinos de A Caridade, una aldea del municipio de Monterrei (Ourense) habitada por una treintena de personas, llevaban un día viendo arder el monte. Sobre las tres de la tarde de este miércoles, cambió el viento y en apenas un cuarto de hora “lo teníamos dentro del pueblo”, explica Begoña aún horrorizada. Salieron corriendo de sus casas, pero fue imposible huir del pueblo porque dos frentes de fuego los cercaban. Pilar, de 77 años, telefoneó a su hermana que vive en Pontevedra: “Reza por mí porque vamos a morir todos abrasados”.
La muerte de dos voluntarios mientras ayudaban en las labores de extinción de los incendios de León ha vuelto a poner sobre la mesa la cuestión de si la financiación basta para que haya suficientes medios antiincendios y si la descoordinación que pueden sufrir los dispositivos contra el fuego ponen en excesivo riesgo a quienes, sin ser especialistas, quieren arrimar el hombro.
Los ojos del mundo —sobre todo los de Ucrania y de Europa— estarán fijos este viernes en la cumbre que los presidentes de Estados Unidos, Donald Trump, y de Rusia, Vladímir Putin, celebrarán en la base militar de Elmendorf-Richardson, en las afueras de Anchorage, en la costa de Alaska. La Casa Blanca, deseosa de rebajar expectativas, ha descrito el encuentro como una mera toma de contacto, en la que las decisiones quedarán para más adelante, en una posible cumbre entre Putin y el ucranio Volodímir Zelenski. Pero los gobiernos europeos y Kiev, ausentes del tête à tête, contienen el aliento. El temor es que, pese a las promesas desde Washington, el presidente ruso acabe poniendo al estadounidense de su lado. Que la charla no quede en un mero intercambio de impresiones y que siente las bases para un negro porvenir de Ucrania, sin Ucrania.
Ucrania está castigando este agosto a diario la industria petrolera de Rusia. Los drones de largo alcance ucranios golpean refinerías y centros de distribución de los hidrocarburos rusos a cientos de kilómetros de sus fronteras. No es la primera vez que Kiev lleva a cabo una campaña de destrucción de la industria petrolera del invasor, su principal fuente de ingresos, algo que ha sido recurrente desde 2024. Pero esta ofensiva llega tras cuatro meses de tregua no declarada entre ambos enemigos de no atacar a sus respectivas infraestructuras energéticas. Y también precede a la cumbre de este viernes en Alaska entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo ruso, Vladímir Putin.
La guerra de Sudán, que desde 2023 enfrenta al ejército regular con las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido y sus aliados, ha atravesado ya dos fases decisivas. En el primer año y medio de conflicto, los paramilitares llevaron la iniciativa y ocuparon amplias zonas del país. El pasado septiembre, el ejército empezó a revertir la situación y, tras meses a la ofensiva, recuperó el control del este y el centro, incluido, en mayo, el Estado donde se encuentra la capital, Jartum. Desde entonces, sin embargo, sus avances se han estancado y han dado paso a nuevos feroces combates contra unos paramilitares bien atrincherados en sus bastiones del sur y del oeste.
Visitar la ciudad cántabra y costera de Suances es mirar, repetidamente, desde arriba y a lo lejos, y maravillarse por su horizonte de mar, acantilados y prados verdes que ofrecen un espectáculo natural que alegra la vista y el espíritu. También podemos practicar la mirada más cercana: como en toda la costa cantábrica, a cada paso aparecen macizos de hortensias que, en época de floración —de finales de primavera a principios de otoño—, son una alegría para los sentidos. Suances, un pueblo de 9.100 habitantes que triplica su población en verano, espera al visitante con una propuesta imbatible: playas de calidad, una naturaleza que invita a largos paseos y, por supuesto, su gastronomía local y la de su entorno. Y en sus alrededores, Santillana del Mar, Comillas, Santander o el Monumento Natural de las Secuoyas del Monte Cabezón. Hay entornos que permiten ampliar la estancia más allá de un día o dos.
En una Francia muy polarizada en lo político y donde cualquier asunto se convierte rápidamente en objeto de agitado debate, estos días hay un nuevo tema de división: el aire acondicionado. El país, que vive esta semana su segunda ola de calor del verano, con temperaturas que superan los 42 grados, siempre ha sido reacio a los aparatos de climatización, por el coste energético y por el impacto medioambiental. Sin embargo, los periodos de canícula cada vez más frecuentes están rompiendo estas resistencias.
Me gustaba mucho la idea. Llevaba dándole vueltas varios meses. Y ahora sí que me sentía capaz —total, he podido criar a un hijo y la cosa ha ido más o menos bien—. Así que sí, lo veía factible. Mucho. La idea ocupaba todos los días un ratito en mi cabeza.
Diez kilómetros separan el municipio toledano de Noblejas, con algo menos de 4.000 habitantes, de Ocaña, cabecera de comarca con unos 14.500 vecinos. Esa distancia, de apenas diez minutos por autovía, se ha convertido en un océano entre su alcalde, Agustín Jiménez, y el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, por la negativa de este a construir un instituto que evite los desplazamientos que los estudiantes de educación secundaria de Noblejas deben realizar cada día hasta Ocaña. El alcalde, socialista como García-Page, le ha remitido una misiva acusándole de incumplir la promesa que su predecesor, José María Barreda, le hizo hace 18 años, cuando todo parecía ir viento en popa y el Ayuntamiento, presuroso, ofreció los terrenos solicitados. Jiménez, de 76 años y alcalde de Noblejas desde 1983, ha estallado y amenaza con iniciar una huelga de hambre “ininterrumpida” a partir del 18 de agosto si el proyecto no se materializa.
La tarde del 15 de agosto de 2021, Fahr Parsi estaba ordenando libros en las estanterías de su biblioteca para mujeres en Kabul cuando los talibanes irrumpieron en la ciudad. Ese día comenzó a instaurarse en Afganistán lo que expertos de Naciones Unidas considera un “apartheid de género”, un término que define el acoso y la progresiva reducción de los derechos más elementales por el simple hecho de ser mujer.
Vera Drew es mujer, es trans y es la nueva Joker. Ni Jack Nicholson, ni Joaquin Phoenix, ni Barry Keoghan. En The People’s Joker ella es quien se pone la peluca (o pelucas) y lucha contra Batman. También la que dirige y escribe esta pequeña película queer que, reconoce a EL PAÍS, nunca pensó que verían “más de cinco amigos en un sótano”. Y todo lo ha logrado sin el beneplácito de Warner, empresa propietaria del universo de Gotham, la ciudad ficticia donde se desarrollan las historias del superhéroe Batman. Su película es una parodia y su legalidad siempre estuvo en la cuerda floja. Incluso un mes antes de estrenarla, cuando la empresa volvió a llamar. “Hicimos la película que ellos nunca harían”, explica por videoconferencia.
Desde los años ochenta, España ha abandonado más de 4.600 kilómetros de vías férreas convencionales por no ser rentables o requerir de obras costosas. Casi 2.000 kilómetros de ferrocarril se han desmontado para convertirse en vías verdes —senderos—, mientras que el resto permanece sin mantenimiento, igual que ocurre en otros países de Europa. ¿Podrían volver a usarse? Dos proyectos pioneros creen que sí y buscan la solución en minitrenes eléctricos autónomos de pocas plazas, prototipos que en el futuro podrían enlazar destinos con poca demanda a coste muy bajo y sin conductor. La legislación española supone por ahora un gran escollo.
Hay cosas inmutables en la televisión de Alemania, programas inmunes al paso del tiempo y las modas, a los nuevos formatos y las revoluciones tecnológicas. Uno es Tatort, la serie policíaca que se emite los domingos desde 1970. El otro, los espectáculos de Schlager, más antiguos todavía. La palabra alemana designa los éxitos de la música popular que congregan desde hace décadas a multitudes de telespectadores y conectan con algo profundo en la sociedad alemana.