ARTICULO PRIMERO.- Conformar, el Comité de Dirección de...
"Año de la lucha contra la corrupción y la impunidad”
No todo van a ser buenas noticias en las altas esferas del mercado del arte. En la más alta de todas, la sede en Nueva York de la casa de subastas Sotheby’s, instalada ahora en el edificio de Marcel Breuer que fue muchos años sede del museo Whitney, ha cundido estos días pasados un cierto desengaño, al quedar una de las obras más llamativas ofrecidas a la puja muy por debajo del precio final que se esperaba. La obra, ha contado aquí Iker Seisdedos, no sin un atisbo de sarcasmo, es el ya célebre retrete de oro macizo “creado” por el artista Maurizio Cattelan, continuando sin duda la fascinación por los aparatos sanitarios que inició Marcel Duchamp con su urinario de porcelana, que lleva ya más de un siglo recibiendo una veneración no inferior a la ampolla de la sangre de san Gennaro. El escepticismo hacia las propiedades milagrosas de esta sangre se puede manifestar con menos peligro de anatema que cualquier indicio de irreverencia hacia el urinario sacrosanto. Aparte de la diferencia de valor entre el oro y la porcelana, el retrete de Cattelan tiene la ventaja de que en él se pueden hacer lo que antiguamente se llamaba “aguas mayores”, ya que el artista, combinando la pura creatividad con la fontanería, tuvo la previsión de hacerlo practicable, de modo que al goce estético de la contemplación se puede agregar el no siempre compatible del desahogo orgánico, en un ejemplo de experiencia interactiva. El pintor José Guerrero, en los primeros años ochenta, en Granada, nos contaba a un grupo de admiradores jóvenes que había estado una vez en casa de un millonario de Chicago en el que las alfombras eran altas y espesas “como trigales” y había un miró en el cuarto de baño. El retrete de oro de Cattelan estuvo instalado en los lavabos del Guggenheim de Nueva York, pero en la crónica de Iker Seisdedos no queda claro si a los espectadores se les permitía usarlo “en toda la extensión de la palabra”, como habría dicho la inmortal doña Lupe la de los Pavos, en Fortunata y Jacinta.
Leo un libro del físico teórico Carlo Rovelli: ¿Y si el tiempo no existiera? La física cuántica es un enigma que asusta y conmueve. Peter Handke escribió en Poema a la duración: “Una y otra vez he sabido lo que es la duración; / al empezar la primavera, junto a la Fontaine Sainte-Marie; / en el viento de la noche, junto a la Porte d’Auteuil; / (…) Esta duración, ¿qué era? / ¿Era un lapso de tiempo? / (…) / No, la duración era un sentimiento, / (…) a menudo pasaba más rápido que un instante (…) / Y sin embargo, con su ayuda, / cualquiera que hubiera sido el adversario, / me hubiera podido reír de él a la cara/ (…) si hubiera, si existiera un dios, / yo hubiera sido su hijo durante el tiempo en que estuviera sintiendo la duración”. La duración, en el poema, es la evidencia de que el tiempo no existe, de que hay microsegundos poco aparatosos que condensan una vida. Hace años, estaba en una isla. No había agua caliente ni luz eléctrica. Había orquídeas, vampiros, ardillas. Una noche, bajo la seda negra del cielo raspado por la luna, vi salir del mar al hombre con quien vivo. Llegó a mi lado, apagó su linterna de buceo, se sentó en la arena. Tenía el rostro nimbado de agua, la expresión de quien acaba de ver algo magnífico. Me habló de corales, de anémonas. Dijo cosas que nunca había dicho mientras parecía que hablaba del mar. No teníamos rumbo, ni dinero, ni más ambición que la de estar ahí, sudando bajo las estrellas. Sentí, como dice Handke, que podía “rodear con palabras el sentimiento de la duración / como un acontecimiento que consiste en estar atento, / un acontecimiento que consiste en percatarse, / un acontecimiento que consiste en ser abrazado, / un acontecimiento que consiste en ser atrapado;/ ¿atrapado por qué?, por un sol suplementario, / (…) que afina y pone de acuerdo todas las disonancias”. Segundos sucedidos hace décadas que duran para siempre, instantes en los que todos somos hijos de los dioses.
Xavi siempre soñó con ser padre, pero a sus casi cincuenta años no había conseguido encontrar a la “persona ideal” con la que compartir este proyecto. Se planteó entonces otras fórmulas, como la adopción en solitario, pero al final dio con una novedosa posibilidad, a través de una agencia que gestiona una práctica pionera en nuestro país: la copaternidad. “Me inscribí, estudiaron mi perfil y me pusieron en contacto con Soraya (nombre ficticio), que a día de hoy está embarazada de 38 semanas”, cuenta exultante desde Sabadell, la ciudad donde ahora espera un niño.
Mae West (Nueva York, 1893-Los Ángeles, 1980) se retiró a lo grande, protagonizando a los 85 años una gran producción de Hollywood, secundada por un póquer intergeneracional de galanes como Tony Curtis, Timothy Dalton, George Hamilton y Dom DeLuise y rodeada de estrellas del rock como Ringo Starr, Keith Moon o Alice Cooper, a los órdenes de un director de prestigio. Poco importa a estas alturas que Sextette (o Seis maridos para Marlo, como se estrenó en España), película de 1978 y el canto del cisne de una actriz legendaria, fuese una abominación cinematográfica y un negocio ruinoso, una película que costó entre 5 y 8 millones de dólares y recaudó menos de 50.000. De ella dijo EL PAÍS: “Una irrisoria comedia, una antigualla descabellada, perpetrada con la colaboración de primeras figuras del pop. Para llorar más que para reír”.
Desde este sábado 29 de noviembre cualquiera que entre en el recinto de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara atravesará una plaza pública barcelonesa. Un pabellón porticado con bancos y olivos en el centro, que recuerda a la Plaza Real junto a las Ramblas o la Plaza Vicenç Martorell, acogerá la programación de Barcelona como invitada de honor en la FIL. Obra del arquitecto Santiago de León y el estudio Fabric, el diseño homenajea el espacio público barcelonés y se convierte en un gran centro cultural: una biblioteca de más de 10.000 títulos a un lado y un auditorio para un centenar de personas al otro. La capital catalana se presenta bajo el lema “Vindran les flors” (Vendrán las flores), guiño a la escritora insignia Mercè Rodoreda.
La casa ya no existe. En la calle de Manuel Angelon, una pequeña travesía del barrio barcelonés de Sant Gervasi, se alzaba la torre donde nació Mercè Rodoreda en 1908, propiedad de su abuelo, Manuel Gurguí, un comerciante devoto que había erigido en el jardín un busto de Jacint Verdaguer, poeta nacional de la Renaixença, el movimiento cultural que impulsó la recuperación del catalán como lengua literaria. En aquel rincón de lo que entonces eran las afueras de Barcelona se mezclaban los restos del siglo XIX con una modernidad incipiente: las verbenas y los tranvías, la tierra húmeda del huerto y las primeras farolas de gas. De ese paisaje ya no queda nada. El solar familiar se convirtió en un almacén sin encanto, con una fachada exhausta que hoy parece sostenerse por inercia, como si fuera un reflejo extemporáneo del movimiento entre arraigo y pérdida que atraviesa toda la obra de la escritora. Su prosa, de aspecto limpio y contenido, disfraza de sencillez lo que, en realidad, es una meditación sobre la violencia de su siglo, la metamorfosis necesaria del perdedor y la posibilidad, por pequeña que sea, de sobrevivir.
Andrii Yermak (Kyiv, 1971) ha sido inseparable de Volodímir Zelenski en los casi cuatro años que dura ya la invasión rusa. Es difícil encontrar un jefe de Estado en el mundo que haya tenido tal dependencia de un número dos como el presidente de Ucrania. Sea una visita a una unidad militar, una cumbre en Madrid, en Washington o una entrevista con el ministro de turno de cualquier país, Yermak, jefe de la oficina presidencial, ha estado siempre allí, al lado de Zelenski. Su poder ha sido casi absoluto y ha hecho y deshecho a su antojo, según denuncian desde hace años sus opositores, que no son pocos. Una mayoría política, social y mediática en Ucrania celebró su dimisión este viernes.
En 1997, cuando Juan Ignacio Cirac era aún un joven investigador, trabajó en la publicación de un artículo científico sobre computación cuántica. Pero cuando vio que se iba a titular Tecnología cuántica, ¿sueño o pesadilla?, declinó participar porque esa investigación aseguraba que construir un ordenador cuántico era “imposible”. Casi 30 años después, y con miles de millones invertidos en hacer esa “pesadilla” realidad, el investigador reflexiona: “Como científicos, no podemos decir que algo es imposible”.
“En torno a lo que pasó con mi hermano Mikel [Zabalza] se construyó una mentira gigante que nadie se ha atrevido a desmontar. Han pasado 40 años y seguimos pidiendo lo mismo que el primer día: que se sepa la verdad y se haga justicia”. Idoia Zabalza asegura, en declaraciones a este diario, que no han perdido la esperanza de saber lo que realmente sucedió con su hermano tras ser detenido y aparecer 20 días después muerto, aunque apenas confía en que los poderes públicos favorezcan la desclasificación de los documentos relacionados con rel caso Zabalza, como se ha debatido esta semana en el Congreso.
Federico Jiménez Losantos no suele hacer preguntas; da su opinión y, a continuación, pide al entrevistado que le dé la razón. Lo hace, y en eso es absolutamente democratizador, con todos los invitados, sin reparar en galones. Esta semana tenía en el estudio de esRadio al expresidente José María Aznar:
Cada hora mueren 13 personas en España por una enfermedad cardiovascular, según los últimos datos de mortalidad publicados por el Instituto Nacional de Estadística. La situación, sin embargo, podría ser muy diferente: la Fundación Española del Corazón (FEC) indica que ocho de cada 10 fallecimientos prematuros por esta causa se pueden prevenir con hábitos de vida saludables. EL PAÍS ha contactado con seis expertos en cardiología para preguntarles por sus trucos para cuidar la salud cardiovascular.
Este texto es una entrega de la Queerletter, la newsletter LGTBIQ+ de EL PAÍS, coordinada por Pablo León.Apúntate aquí para recibirla.
La transformación de la web es imparable. El internet estático y unidireccional de la primera generación pasó a una fase interactiva y omnipresente que ahora afronta una dramática revolución. Según Matt Garman, consejero delegado de Amazon Web Service (AWS), “será lo más disruptivo en el ámbito tecnológico”. “No se parece a nada que hayamos visto antes porque las capacidades posibles permiten descubrimientos, habilitar diferentes flujos de trabajo y formas completamente nuevas de hacer las cosas”, afirma. Se trata de los agentes o la “web agéntica”, el modelo que permite convertir la inteligencia artificial (IA) generativa en una extensión del ser humano, imitando sus formas de razonamiento. Pero, ¿qué es este nuevo internet?
La OCDE ha puesto esta semana sobre la mesa una de las cuestiones que más atención debería concitar en el debate público. Para 2050, España será el país que más gasto destine a pensiones con respecto al PIB, un 17,3%, casi cuatro puntos más que en la actualidad y muy por encima de la media de los países desarrollados (10%). No se trata de una profecía catastrofista, sino de aritmética demográfica, en la que convergen una de las esperanzas de vida más elevadas del mundo (84 años) y —fruto de la baja natalidad— un descenso previsto de la población activa del 30% en tres décadas. Para entonces, en España habrá tres jubilados por cada cuatro personas en edad de trabajar. A la caída del número de cotizantes hay que sumarle la precariedad salarial, que agrava la brecha entre ingresos por cotizaciones y gasto en prestaciones.
Esto es algo que nadie que proceda de lugares más pobres, inciertos e inseguros podrá entender jamás, pero la realidad es que nuestra sociedad está atascada, paralizada. Tenemos médicos, colegios, carreteras, trenes, viajes, podemos pasear tranquilamente por la calle y manejamos cada día una alegría que nos levanta el ánimo ante un café o una caña en cualquier terraza al sol. La vida es bella por aquí, muy bella, reconozcámoslo.
Hay a quien Los domingos, la película sobre la vocación religiosa de una adolescente, le ha parecido una peli de terror. A mí me ha ocurrido con Diva Virtual, un ensayo firmado por la periodista inglesa Ellen Atlanta. El libro arranca en España, porque fue en el desierto de Tabernas donde la autora se cayó del caballo. Hasta aquí había llegado junto a sus compañeros de trabajo, porque antes había corporaciones que le ponían pisos a sus obreros y ahora las hay que los llevan a hoteles boutique a hacer yoga y beber té matcha para que trabajen durante días sin pagarles las horas extra.
La asociación ultracatólica Abogados Cristianos lleva tiempo tratando de obstaculizar, en los tribunales, la aplicación de la ley de eutanasia. Ha logrado paralizar uno de los casos más sangrantes, el de Noelia, la joven parapléjica de 24 años que padece un sufrimiento terrible a la espera de que el Tribunal Supremo confirme, finalmente, que tiene derecho a recibir la prestación de ayuda a morir. La entidad ha cruzado ahora otro rubicón: ha logrado que un juzgado abra una investigación penal contra dos miembros de la Comisión de Garantía y Evaluación de Cataluña (CGAC, por sus siglas en catalán), el órgano independiente que vela por la correcta aplicación de la norma caso por caso. El presidente y varios de sus miembros han conversado con EL PAÍS para denunciar que la ofensiva ultra no solo busca amedrentar a los profesionales y coartar su labor, sino que deja en el olvido el sufrimiento de los afectados.
Hace una década, la camiseta de la asociación de vecinos de Canamunt-Ciutat Antiga de Palma ya denunciaba bajo el lema “Grand hotel Canamunt” que los residentes de toda la vida se iban a convertir en extranjeros en su propio barrio. Un año después, en 2016, nació el movimiento asambleario Ciutat per a qui l’habita (La ciudad para quien la habita) en respuesta a la creciente gentrificación de este distrito en pleno casco histórico de la capital balear, donde ya florecían por doquier nuevos hoteles y las agencias inmobiliarias de lujo se paseaban para tratar de captar viviendas que vender a inversores extranjeros. Fue una época de protestas contra la masificación turística y la desaparición de los negocios tradicionales. En la recta final de 2025 la situación no ha hecho más que empeorar, con un goteo de familias que han tenido que abandonar el barrio por la subida abusiva de precios del alquiler y la previsión de una oleada de nuevas marchas en los próximos meses por la caducidad de muchos de los contratos de arrendamiento.
Miquel Pardo va aterrar fa nou anys a Barcelona, decidit a obrir el seu primer restaurant, on volia oferir les seves paelles perquè no trobava bons arrossos a la ciutat, una opinió carregada de motius. Però més enllà d’aquest plat imprescindible de la seva terra, el municipi d’Onda a Castelló, també tenia ganes de divertir-se i seguir aprenent, com ho havia fet al costat de Ricard Camarena o Albert Adrià. Amb aquesta il·lusió va néixer Cruix en un local petit del carrer Entença, que de seguida es va convertir en un èxit i va anar pujant de nivell tant a la cuina com al menjador. Vuit anys després de la primera aventura, el cuiner valencià pica més alt amb una proposta que entra directa al grup de gastronòmics, al carrer Mallorca. Amb només quatre setmanes de rodatge, el Melós ja es pot considerar un restaurant de categoria, com diuen els valencians.
MelósCarrer Mallorca, 303, Barcelona
638629681
Obert de dimarts a dissabte
Menú degustació: 90 (curt) 120 (llarg)
CruixCarrer Entença, 57, Barcelona
935252318
Obert de dimarts a dissabte
Menú Cruix amb vi: 89 euros