ARTICULO PRIMERO.- Conformar, el Comité de Dirección de...
"Año de la lucha contra la corrupción y la impunidad”
En 1996, el periodista Mark Singer recibió el encargo de la revista en la que llevaba 20 años trabajando, The New Yorker, para convertirse en la sombra de Donald Trump durante unos meses y elaborar un perfil a fondo del entonces mediático empresario estadounidense. Singer escribió la que quedaría como una de esas piezas legendarias de la cabecera, un retrato anguloso en el que concluía que el magnate había logrado “el lujo máximo: una existencia libre del perturbador rumor de un alma”. En 2005 recuperó el artículo para un libro que reunía nueve de sus mejores perfiles de los últimos años y The New York Times publicó una elogiosa crítica. Trump decidió enviar una carta al periódico, llamando a Mark Singer “perdedor” y algunas lindezas más, una publicidad que animó las ventas de la obra.
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El cuero es uno de los tejidos más utilizados y vendidos en el mercado. Nunca pasa de moda y los amantes de este material son tan abultados como la gran cantidad de prendas de ropa y complementos que están confeccionados con él. Por eso mismo, en EL PAÍS Escaparate hemos rescatado de entre su vasto catálogo un práctico accesorio que servirá para cualquier manualidad, arreglo o reparación que se necesite llevar a cabo sobre el cuero doméstico: ya sea aumentar los orificios de un cinturón, crear una abertura precisa en la cinta de un bolso o hacer lo propio en la correa de un reloj. Nos referimos a las ventajas de usar un perforador de cuero como el que hemos fichado en la plataforma Amazon.
A todo el que tiene coche propio, en mayor o menor medida, le ha pasado alguna vez: te ofreces a llevar a alguien a su casa, abre la puerta del coche y se encuentra con un asiento lleno de migas, pelos del perro, polvo en el salpicadero o alguna que otra piedra o barro en la alfombrilla para los pies. Es cierto que limpiar el coche no es precisamente una de esas tareas que uno disfruta haciendo, al menos el interior del coche, sobre todo si tienes que usar la aspiradora típica de los lavaderos de coches o, peor aún, sacar la aspiradora sin cables de tu casa e ingeniártelas para que quepa por los pequeños recovecos del coche. Por suerte, existen aspiradoras de mano perfectas para el coche que puedes encender en cualquier momento y limpiar de forma eficaz y práctica, sin mayores complicaciones.
México ha amanecido este viernes con varias tragedias en diversas entidades del país a raíz de los estragos causados por las intensas lluvias que han azotado casi la totalidad del territorio nacional en las últimas horas. En un informe preliminar de las autoridades y todavía con varios fenómenos meteorológicos en puerta, el número de personas fallecidas ha alcanzado las 23. De ellas, 16 en el Estado de Hidalgo, cinco en Puebla, una en Veracruz y una en Querétaro. Hay, además, ocho personas desaparecidas.
La ropa deportiva femenina va desde los leggins más cómodos, que aportan libertad de movimiento, hasta las zapatillas de running que ofrecen una buena sujeción. Pero dentro de esta lista hay una prenda que requiere una búsqueda más profunda: el sujetador deportivo. Elegir uno adecuado es esencial para entrenar con seguridad y comodidad.
Amueblar un hogar requiere de tiempo y preparación. Saber qué queremos en cada estancia a veces no es tarea fácil, pero hay una serie de muebles que siempre triunfan por su practicidad y elegancia: zapateros, mesitas de noche, mesas auxiliares y cómodas. Estas últimas son muy versátiles porque aportan carácter a la estancia y sirven para almacenar multitud de objetos como ropa, accesorios, bolsos, etc.
Millones de peruanos despertaron este viernes por la mañana, prendieron la radio, y descubrieron que se habían quedado sin presidenta. Dina Boularte cayó pasada la media noche del jueves por una moción de censura promovida por los mismos diputados que le habían permitido gobernar los últimos tres años. La moción declaró su “incapacidad moral” para dirigir el país y una vez más el Congreso —la institución peor valorada entre los peruanos— tumbó a un dirigente. Su marcha no entristece a casi nadie —su popularidad ha caído hasta el 2%, convirtiéndola en la mandataria peor valorada de la historia reciente—, pero sume a Perú en el caos de una nueva crisis política. La incertidumbre es la única certeza de un país ingobernable que ha visto ascender y caer a siete presidentes en los últimos nueve años. Su sucesor, José Jerí, un político joven que llegó a la presidencia del Congreso por una carambola y que fue acusado de violación, promete atajar la grave crisis de seguridad que azota el país. Pero su figura genera más dudas que certezas.
No puede decirse que Adermis Wilson González no conozca el miedo. Tampoco que no sea un tipo temerario. El 31 de marzo de 2003 tocó a la puerta de la cabina de vuelo de un avión Antonov-24 ruso, en el que viajaba desde la Isla de la Juventud, en Cuba, hacia La Habana con su mujer y su hijo. Le mostró dos granadas al piloto y le preguntó: “¿Sabes lo que es esto?”. El piloto replicó: “¿Es una granada?”. Adermis fue directo: “Es una granada de fragmentación. Si el avión baja en La Habana, lo que va a tocar tierra es pura ceniza”. El piloto lo miró fijamente: “¿Qué quieres?”. Adermis fue aún más preciso: “Que esto no pare hasta la Florida”.
La renta ciudadana, una de las banderas progresistas del excanciller socialdemócrata Olaf Scholz en Alemania, tiene los días contados. La medida se ideó bajo el anterior Gobierno como una red de seguridad existencial mínima para las personas sin seguro de desempleo. Pronto se convirtió en símbolo de las supuestas disfunciones del robusto Estado del bienestar alemán y de su viabilidad. El sucesor de Scholz, el democristiano Friedrich Merz, prometió en campaña electoral el pasado invierno acabar con el Bürgergeld (literalmente, el dinero ciudadano). Criticado por incumplir promesas desde que hace cinco meses llegó al poder y por alejarse de su original credo conservador, Merz puede decir que, en este caso, ha cumplido. Al menos, en parte, porque desde la derecha ya surgen críticas por la modestia de la reforma.
“Soy un friki del espacio”. A Julián Fernández (La Línea de la Concepción, Cádiz, 22 años) no le molesta usar un término que en ocasiones se emplea de forma despectiva. Aunque sí que reconoce que le producen cierta vergüenza algunos de los vídeos que, siendo un adolescente, colgaba en internet hablando sobre el tema. Escuchándolo hablar ahora, no ha perdido ni un ápice de esa pasión que le llevó a lanzar su primer satélite a los 16 años. “Lo hice porque tenía un interés enorme por cambiar el mundo y democratizar el acceso al espacio”, cuenta en las oficinas de Fossa, la empresa que fundó para hacer realidad sus sueños de adolescencia, situadas en plena Gran Vía de Madrid.
La mañana del 7 de noviembre de 1917, las tropas británicas comandadas por el general Allenby penetraron sin apenas resistencia en la ciudad de Gaza. La noche anterior, el coronel Refet Bele había dirigido la evacuación de la guarnición otomana, ante la derrota de las líneas defensivas al sur de la ciudad. Se ponía así fin a cuatro siglos de presencia turca en la zona. Ahora, 108 años después, fuerzas turcas volverán a desplegarse en Palestina en virtud del acuerdo de alto el fuego alcanzado entre Israel y Hamás.
El calendario aprieta y Bruselas mete prisa. A cerca de un año para que finalice el mecanismo de recuperación europeo, España solo ha solicitado el 45% de las ayudas que tiene asignadas entre subvenciones y préstamos, un cañonazo inédito de recursos que la UE lanzó en 2021 para acelerar la recuperación pospandemia. Con las hojas del calendario que van cayendo, la Comisión Europea ha instado esta semana al Gobierno a que pise el acelerador, al igual que a otras 14 capitales que van igual o más rezagadas. Pero la situación no es hoy la misma que hace cuatro años. España crece ahora con fuerza, ha mejorado los marcados desequilibrios presupuestarios originados por la crisis y hay un creciente apetito inversor por su deuda pública, lo que quita atractivo a la parte del fondo vinculado a los créditos. De hecho, el Ejecutivo ya ha avanzado que priorizará agotar las transferencias directas en esta recta final del plan.
El Fondo de Coinversión (FOCO), creado por el Ejecutivo en abril de 2024 para impulsar la inversión extranjera en España, empieza a coger velocidad de crucero y se dispone a cerrar este año con más de la mitad de sus recursos comprometidos. “En diciembre de 2024 se aprobaron las primeras operaciones y hasta finales de septiembre hemos aprobado ya el 48% del volumen de recursos a comprometer a través de 13 proyectos”, recalca Ángela Pérez, presidenta de Cofides, en una entrevista con este periódico.
Se otean luces al final del túnel de la vivienda. Sobre todo, de la vivienda protegida en régimen de alquiler, que es el cogollo del drama social, sobre todo juvenil
John Le Carré publicó su novela La chica del tambor (The Little Drummer Girl) en 1983. El libro se distribuyó en el mes de marzo. Apenas medio año antes, el 15 de septiembre de 1982 y durante tres días de horror, se produjo la matanza de Sabra y Chatila, en Beirut. Las víctimas —las cifras oscilan entre los cerca de mil y los más de 3.000 asesinados en apenas tres días— eran mayormente mujeres, niños y ancianos, palestinos sobre todo, y también refugiados chiíes. Los cadáveres mostraban signos de tortura y ensañamiento, de mutilaciones y violaciones. El ataque respondió a una explosión de odio dentro de la lógica feroz de la guerra civil libanesa. Los perpetradores fueron las milicias de las Fuerzas Libanesas, cristianos maronitas ultraderechistas liderados por Bechir Gemayel, recién elegido presidente del Líbano y asesinado el 14 de septiembre. La matanza fue, pues, un acto de venganza. Pero el horror necesitó de la asistencia del ejército israelí, que bloqueó todas las vías de escape y asistió impasible a la carnicería. Había invadido el Líbano en junio de aquel año con el beneplácito de las milicias de Gemayel, que ansiaban acabar con la OLP de Arafat, establecida allí después de su expulsión de Jordania en septiembre de 1970. De aquel septiembre jordano salió la organización Septiembre Negro, famosa por el sangriento secuestro de atletas israelíes en los juegos de Múnich de 1972. En cierto modo la historia se repetía en el Líbano. Fueron expulsados de Jordania después del intento fallido por parte de los fedayines de derrocar al rey Hussein, y ahora, en agosto de 1982, Arafat y su guardia se retiraba a Túnez ante la presión de las milicias maronitas y los tanques israelíes. Los fedayines atentaban y emboscaban, se retiraban cuando las cosas se ponían feas, y los civiles palestinos que quedaban atrás eran masacrados. Sucedió en Jordania en 1970. Sucedió en Líbano en 1982. Dejo la rima en el aire.
Ahora que el hambre de la posguerra está desapareciendo de la memoria viva, los historiadores proyectan sobre ella sus investigaciones. Extinguidas las voces, quedan los archivos, en los que el espanto se diseca en la prosa de los informes administrativos, en los legajos sepultados donde sin embargo es posible auscultar su rastro infame. Los niños que conocieron el tormento del hambre no lo olvidaron nunca, pero en muchos casos prefirieron callar, por ese esfuerzo de amnesia que puede ser un método de supervivencia, y quizás por no transmitir un maleficio a sus hijos. Vivieron el hambre de niños, y en su última vejez a muchos de ellos les fue reservada la otra desgracia colectiva del coronavirus, que terminó de borrarles la memoria ya muy debilitada y les deparó una muerte a solas en las camas de las residencias de ancianos. Algunos quedan, vigorosos y lúcidos, todavía no despojados de una fortaleza que les había permitido sobreponerse a los peores infortunios de la historia española. Pero en muy poco tiempo todos habrán desaparecido, y de sus huellas solo se ocuparán los historiadores, sobre todo los dedicados a esa materia tan frágil que es la vida cotidiana, porque sus documentos son los más precarios, parecidos a las muestras de una cultura antigua que desaparecen por su muy escasa perdurabilidad: los tejidos, los objetos no hechos de piedra o de cerámica o metal; y más todavía lo del todo intangible, la atmósfera peculiar de un tiempo, los sonidos y olores específicos, lo que fue omnipresente y muy poco después dejó de existir. Por eso, la sensación plena de un tiempo pasado solo puede apresarse gracias a un golpe de azar, o a un objeto o un documento que fue a la vez cotidiano y banal: un anuncio de la radio o de la televisión, una entrada de cine, un chiste rancio, una canción del verano de 1970.
La semana no ha sido fácil para los 19 habitantes de San Pedro de Berredo, una aldea del municipio de A Bola (Ourense) que lleva esperando un cuarto de siglo ver cumplida la promesa del alcantarillado. Al fin, estos días llegó una cuadrilla con los tubos y las máquinas. Pero poco después desembarcaron las teles y la prensa, y los vecinos de San Pedro desearon seguir como siempre, con su vida “tranquila”: solo ellos y ese ejército de gatos menudos que van buscando el calor de las cocinas de leña, en esta aldea de castigadas casas de piedra, hórreos, castaños y emparrados de kiwi donde muere la carretera asfaltada.
La historia la cuenta el propio László Krasznahorkai como si se tratara del plano secuencia de una película de cine de autor. Béla Tarr llamó a la puerta de su casa con la propuesta de adaptar Tango satánico. El escritor tenía una resaca homérica, se acababa de despertar, era media mañana, un día oscuro en Budapest, finales de los años 80 en la Hungría comunista. Aún no se conocían. Contestó que no. Le dijo incluso que no volvería a escribir jamás y cerró la puerta. Béla Tarr caminó con su cadencia hipnótica alrededor del edificio, se fijó en una ventana con la luz encendida y golpeó con los nudillos el cristal. Krasznahorkai se estaba lavando la cara en el baño. Abrió y contempló la cara de Béla Tarr bajo la lluvia. “Ve mis películas y entenderás por qué quiero adaptar tu literatura”, le dijo el cineasta.
“¡Váyanse a abortar a otro sitio!”. La frase que pronunció este jueves Isabel Diaz Ayuso, la presidenta de la Comunidad de Madrid, es escuchada de distintas maneras por cientos de miles de mujeres de toda España cuando acuden a ejercer su derecho a la interrupción voluntaria del embarazo (IVE) en centros públicos. La objeción de conciencia de los profesionales sanitarios, la voluntad inexistente de gobiernos autonómicos de todo color, y la ausencia de inversiones nutren en todos los territorios el negocio de las clínicas privadas concertadas. Estos centros han recibido al menos 150 millones de euros de los presupuestos de las comunidades entre 2019 y 2024 para realizar los abortos que no asume la sanidad pública, según datos obtenidos por EL PAÍS en aplicación de la ley de transparencia. Muchos de estos establecimientos sanitarios nacieron a mitad de la década de los 80 bajo el impulso de médicas y médicos que querían precisamente garantizar el acceso a la interrupción voluntaria del embarazo tras su despenalización. Ahora están en el centro de la lucha partidista. Y sus representantes defienden que sin ellos no se podría garantizar el derecho al aborto.