ARTICULO PRIMERO.- Conformar, el Comité de Dirección de...
"Año de la lucha contra la corrupción y la impunidad”
Esta semana marca un punto clave en el caso Koldo, la presunta trama de corrupción que salpica a José Luis Ábalos, su ex asesor Koldo García y al ex secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán. En los próximos días están previstas nuevas declaraciones en el Supremo, mientras Pedro Sánchez comparecerá ante la comisión del Senado. En el centro del escándalo: contratos millonarios firmados en plena pandemia, una posible caja b del PSOE y un informe que detalla gastos injustificados, regalos y transferencias entre dirigentes.
Realizan:Presenta:Diseño de sonido:Nicolás Tsabertidis y Nacho Taboada
Edición:Ana Ribera
Coordinación:Directora Hoy en El País:Silvia Cruz Lapeña
Sintonía:Jorge Magaz
El Consejo de Ministros tiene previsto aprobar este martes un recurso ante el Tribunal Constitucional contra la norma que elimina las subvenciones a la patronal y los sindicatos en Murcia. La medida se adopta a instancias del Ministerio de Trabajo y se articula formalmente como una solicitud del Ministerio de Política Territorial al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para que recurra el texto por invadir competencias estatales, indican fuentes del Ejecutivo. La Ley de participación institucional de las organizaciones sindicales y empresariales más representativas en la Región de Murcia fue modificada el pasado julio con los votos de PP y Vox. La semana pasada, la vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz, anunció la intención de llevarla al tribunal de garantías.
Firmar un contrato de alquiler supone cruzar la línea de meta de una carrera habitualmente llena de obstáculos. Por eso, el cansancio acumulado en el proceso puede acabar provocando que antes de estampar la firma en el papel no se revisen adecuadamente todas las cláusulas que recoge el documento en cuestión. Para evitar sustos futuros, un informe encargado por el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 al Observatorio Desca ha recogido las 20 cláusulas abusivas más habituales que se han detectado en los contratos de arrendamiento ―sobre algunas de ellas se ha pronunciado ya la justicia―, o que considera recurribles en los tribunales. Desde retener la fianza porque las paredes han cambiado de color hasta entrar en el inmueble para revisar su estado en cualquier momento o prohibir colgar una bandera en el balcón.
Todo hacía pensar que la devastación provocada por la dana el 29 de octubre de 2024 desplomaría el mercado de la vivienda en decenas de municipios valencianos donde el agua se llevó casi todo. No fue así. Un año después, y aun cuando queda mucho por reconstruir, las casas se han encarecido a una velocidad que nadie esperaba y el mercado ha dado un vuelco sustancial. De media lo han hecho un 16,8%, según un estudio de Gloval Analytics, la división de datos de la tasadora Gloval, que ha analizado la situación en 102 localidades. En algunas, las menos golpeadas por el temporal, los importes han crecido hasta un 35%, mientras que la oferta ha caído un 22% (en la provincia lo ha hecho un 17%, y en el conjunto de la comunidad, un 5,8%).
Europa, que tras la retirada del apoyo de Estados Unidos a Ucrania, se ha quedado sola con la factura del apoyo económico y militar al país invadido por Rusia, busca fórmulas para mantener a flote a Kiev. La idea de la Comisión Europea de entregar a Ucrania un “préstamo de reparación” a interés cero utilizando los activos soberanos rusos inmovilizados por las sanciones fracasó debido al bloqueo de Bélgica, el país que aloja la gran mayoría de ese dinero. Ahora, tras ese paso en falso, el Ejecutivo comunitario busca fórmulas para un muy necesario salvavidas económico. El equipo de la presidenta Ursula von der Leyen prepara un documento de opciones estratégicas para ver cómo puede cargar ese Tomahawk financiero.
Apenas 20 metros separan a los soldados israelíes de los agricultores palestinos en Abu Falah, un poblado cisjordano cerca de Ramala. Los primeros llevan desde primera hora apostados en la carretera que lleva a un asentamiento judío cercano. Los segundos varean o recogen a mano aceitunas, al inicio de una temporada de recolecta de la que dependen hasta 100.000 familias de Cisjordania, según la ONU. Para los palestinos, que ven el apego a la tierra como parte de su identidad, son días de celebración, pero también uno de los momentos más peligrosos del año. Empoderados por el clima de impunidad política y por la pasividad (en el mejor de los casos) o connivencia de ejército y policía, los colonos israelíes más radicales marcan terreno a diario, bajando por sorpresa desde los asentamientos a agredirlos, acosarlos, incendiar sus cosechas y vehículos, robarles sacos de aceitunas o dañar los olivos. No es una novedad, pero ―como casi todo en Cisjordania en los dos últimos años― la violencia ha alcanzado cuotas inéditas esta temporada de recogida de la aceituna que comenzó el pasado día 9.
El pasado 19 de septiembre, varios cazas rusos MiG-31 violaron el espacio aéreo de Estonia durante 12 largos minutos. Los pilotos italianos de la misión de policía aérea del Báltico, desplegada por la OTAN, llegaron a establecer contacto visual y les hicieron la señal internacional con la mano que significa “sígueme”. Los rusos la ignoraron. “O eres inimaginablemente estúpido al no entender lo que significa, o lo haces deliberadamente”, afirma Hanno Pevkur (Iisaku, 48 años), ministro de Defensa de Estonia, que tiene claro que la respuesta correcta es la segunda.
Cada vez que aparece en televisión para dirigirse al país, el mandatario venezolano, Nicolás Maduro, valora con entusiasmo el crecimiento que, de acuerdo con la narrativa oficial , ha registrado la economía local en los últimos meses. De hecho, el Banco Central de Venezuela -controlado por el chavismo y entregado al discurso gubernamental- reporta una expansión de 7 puntos del Producto Interior Bruto (PIB) en lo que va de año. La Comisión Económica para América Latina (Cepal) y otros organismos regionales aceptan esa cifra, pero el Fondo Monetario Internacional (FMI) la echa por tierra sin ningún tipo de matiz: el crecimiento se sitúa apenas por encima del 1% y la inflación rozará el 270% al cierre de 2025.
La sangre jalona los días en Sinaloa, descripción útil para casi cualquiera de las últimas 60 semanas, año y apéndice en que el Estado, y particularmente su capital, Culiacán, han vivido en guerra. La batalla entre facciones del Cartel del Pacífico arrecia por oleadas, como la de la última semana, que dejó casi medio centenar de asesinatos, situación difícil de interpretar. A veces, balaceras, ataques y persecuciones se dan en la parte alta de Culiacán, a veces, en las zonas sureñas. Otras ocurren en municipios algo más al sur o al norte, caso de Navolato y otras más, raras, en realidad, en Guasave o Los Mochis, ya camino de Sonora. “Es la limpia de lo que queda”, dice un agente de las corporaciones de seguridad desplegadas en la capital, con años de experiencia en la zona.
Carles Puigdemont anunció ayer que da por roto el acuerdo por el que los diputados de Junts per Catalunya facilitaron la investidura de Pedro Sánchez. Las razones de Puigdemont son lo que considera reiterados incumplimientos por parte de los socialistas y por falta de confianza para continuar negociando. El anuncio de ruptura será sometido a la consulta de la militancia de Junts, pero todo apunta a que la decisión es que la formación independentista ejerza como fuerza de oposición en el Congreso de los Diputados, aunque sin llegar a apoyar una moción de censura contra Sánchez.
Las redes sociales han muerto. Ahora, todo es televisión bazofia. Cuando llegó Instagram hace quince años, las que saltamos de MySpace a Facebook, las que pasábamos las noches chateando por Messenger, nos emocionamos porque aquella aplicación de apariencia inocente nos daba más razones para vivir nuestra vida virtual. En aquella era, estar en internet era como sentir un nervio electrizando tu cerebro: no solo tenías toda la información y cultura a tu disposición, también existían múltiples plataformas y foros donde compartir canciones, fotografías y saber qué pasaba con la gente que querías o te caía fatal. No eran tiempos mejores, pero sí muy distintos. Y muchas nos creímos la promesa de las redes como agente democratizador, antijerarquías, como un espacio tecnológico que fuese a mejor.
Las imágenes que la gente cuelga en Instagram funcionan muy rápido, de un vistazo el usuario sabe si le gustan o no. Se trata de una cuestión de segundos. Según Metricool, una blog sobre redes sociales y marketing, un usuario de esta plataforma puede dar hasta 1000 likes al día.
Llega empujando una maleta, un objeto que casi ya es una extensión de Nicolás Atanes (Burgos, 21 años), el joven estudiante y divulgador que se dedica a recorrer las ciudades de toda España con un único objetivo: lograr que la gente pierda el miedo a las matemáticas y que empiece a apreciarlas y valorarlas. Y, de paso, romper con la maldición de los malos resultados crónicos de los alumnos en esta materia. Atanes, diagnosticado de autismo, combina sus estudios del grado de Matemáticas en la Uned con el impulso de iniciativas como rutas turísticas especializadas (donde se anima a calcular el área de una plaza para saber cuánta gente cabía o los litros por minuto que salen de una fuente) o competiciones entre universitarios.
Sentir admiración por sus raíces mediterráneas hizo que la diseñadora Júlia Esqué (38 años, Barcelona) elevara su arte hasta lo que es a día de hoy. Durante más de cinco años pasó por escuelas de lujosos países como Suiza o estudios de increíbles ciudades como Nueva York, pero desde 2019 elige su tierra, Cataluña, para desarrollar su profesión de forma independiente, una basada en el diseño de objetos de iluminación o de mobiliario, entre otros accesorios. En el centro de Barcelona es donde tiene ubicado su taller, compartido con otros artistas manuales como ella. El mimbre, material de cuna en la región, han llevado a Esqué a desarrollar impresionantes propuestas que recuerdan a la cestería, una labor manual de gran tradición en los pueblos catalanes, donde aún se trajina con el vímet, el mimbre catalán cultivado a orillas de los ríos. En el trabajo de trenzado habitual para fabricar cestas y cestillos se inspira Raíces AW25, su colaboración otoño-invierno con la marca de moda española Thinking MU que ya está disponible.
Tomad y bebed todos de él. Del mismo modo que un sacerdote católico convierte el vino en la sangre de Cristo, un banco central crea el dinero a partir de un papel sin valor. Es real porque todos creemos en él, voluntariamente o no. El capital es un producto de la imaginación humana. El dinero es poder y dominación, pero también puede ser liberación e independencia. Es una tecnología social, como el lenguaje, la ley o la religión, con capacidad para organizar la energía humana en torno a objetivos comunes con normas claras y compartidas. Estamos hechos de espacio y tiempo y ambos conceptos están vinculados al capital. Todo lo que vemos pertenece a alguien y cada minuto tiene un precio. Una vez que comenzamos a creer en el dinero, no sabemos vivir sin él.
Dinero. La fuerza que mueve el mundoDavid McWilliams Traducción de Aurora Echevarría Pérez Seix Barral, 2025 432 páginas, 22 eurosEn vísperas del primer aniversario de la dana de Valencia que segó la vida de 229 personas, al PP le ha sorprendido una nueva versión de Carlos Mazón sobre lo que hizo la fatídica tarde del 29 de octubre, que añade todavía más presión política sobre Alberto Núñez Feijóo. El president ha confirmado ahora que ese día acompañó sobre las 18.45 horas a la periodista Maribel Vilaplana, con la que comió ese día desde las 15.00, hasta un aparcamiento cercano al restaurante El Ventorro, donde ella tenía aparcado el coche. Un detalle hasta ahora desconocido que contradice sus explicaciones y que supone “una muesca más en su pérdida de credibilidad”, afirma un dirigente popular al tanto del plan de Génova, que advierte de que, con el nuevo traspié, el partido se está viendo obligado a replantear la estrategia.
Un año después, la provincia de Valencia afronta un duelo colectivo por las 229 vidas que se cobró la dana, en algunos casos, en presencia de los propios familiares. Hay padres tratando de gestionar la imagen del hijo que se soltó de la mano, arrastrado por la fuerza del agua; supervivientes atormentados por no haber podido salvar a sus padres. Y todos los vecinos de los municipios arrasados han de convivir con la sensación de que gran parte de esas muertes pudieron evitarse. Limpiado el barro, vaciados los garajes, desguazados los 140.000 coches destrozados que se acumulaban en cualquier esquina, es preciso hacer balance, también, de la reconstrucción interior y evaluar la salud mental de los afectados por la catástrofe. Prevalecen, junto al dolor por las muertes, los sentimientos de miedo y angustia porque algo así pueda volver a ocurrir; la ansiedad que provoca la pérdida de rutinas, la vida tal y como la conocían; la dificultad para concentrarse, es decir, para distraerse del horror vivido y la sensación de pérdida de identidad después de que la inundación destruyese los álbumes de fotos y vídeos caseros, los recuerdos de los que ya no están. Los expertos consultados para este reportaje advierten de que tras la adrenalina de los primeros meses, cuando el trabajo era ingente —para volver a hacer habitable una vivienda, reabrir un negocio, solicitar ayudas, hacer trámites con los seguros y la Adminsitración...—, suele aparecer un cansancio físico y emocional que puede derivar en trastornos psicológicos. Han pasado 365 días, pero las secuelas de la peor dana del siglo se prolongarán durante mucho más tiempo.
A veces la memoria es, necesariamente, selectiva. Uno no recuerda dónde dejó aparcado el coche, pero sí el dibujo exacto de la herida que le hizo la primera vez al rozar con esa maldita columna del garaje. Dicen los expertos que, después de una situación traumática, el cerebro puede borrar los recuerdos dolorosos, como un mecanismo de protección. Pero eso no explica, sin embargo, por qué cuando uno se va a dormir escucha todavía los cláxones afónicos de los coches debajo del agua, cómo se mantiene entonces en la pituitaria el olor a podrido, que tiemble cuando escucha llover. Hay sonidos, olores e imágenes que sencillamente no se van, igual que ese lodo que tardó en secarse, convertido en polvo sepia finísimo, que cubre como un manto cada acera de los pueblos inundados por la dana que arrasó L’Horta Sud de Valencia hace un año.
En los archivos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) no hay un episodio de precipitaciones igual al que ocurrió el 29 de octubre del año pasado, ninguno en el que cayera tanta agua de golpe. “Fue de una intensidad que nunca se había visto en España”, apunta Rubén del Campo, portavoz de esta agencia.