ARTICULO PRIMERO.- Conformar, el Comité de Dirección de...
"Año de la lucha contra la corrupción y la impunidad”
Las imágenes de animales abrasados que deja tras su paso la ola de incendios que azota España ha reavivado la demanda de veterinarios y animalistas por la puesta en marcha de un protocolo de actuación en casos de emergencia. En la localidad de Tres Cantos, en Madrid, el fuego no solo se cobró la vida de más de un centenar de animales, sino también la de un hombre que arriesgó su vida para salvar los caballos de una hípica. “No es la primera persona que fallece por intentarlo”, se lamenta Matilde Cubillo, presidenta de la Federación de Protectoras de Madrid (FAPAM). “Si estuviera un poco organizado y hubiera más medios, este hombre tal vez no se hubiese arriesgado de esta manera”, asegura. Más de dos años después de que entrara en vigor la Ley de Bienestar animal en 2023, solo Canarias ha desarrollado el protocolo pensado para poner a salvo a los animales domésticos ante desastres naturales.
“No me gustas tanto. Sencillamente, estoy ovulando” se ha convertido en una de fase común en los memes y se ha convertido en el punto de partida de vídeos que tanto con tono cómico como desde la perspectiva ginecológica hablan acerca de cómo el deseo sexual femenino aumenta durante la ovulación. Es entonces cuando los niveles de estrógeno y testosterona, hormonas relacionadas con el deseo, alcanzan su punto más alto del ciclo. Eugenia Mindurry, responsable y portavoz de Cyclo, explica que desde una perspectiva biológica, es el momento fértil del mes, por lo que el cuerpo tiende a aumentar el deseo como forma de facilitar la reproducción. “Pero no todo es reproducción: es también una etapa de mayor conexión con una misma, con el placer y con lo social. Durante la ovulación, el cuerpo está biológicamente más receptivo al contacto, la sensualidad y la atracción. Hay estudios que muestran cómo incluso nuestros sentidos —como el olfato— se agudizan para detectar posibles parejas fértiles o compatibles”, comenta. Pero… ¿qué pasa cuando esa ventana fértil se cierra y bajan los niveles de dopamina, testosterona y estrógenos? “Entonces, puede que aquello que nos resultaba atractivo deje de parecérnoslo. No es asco literal, sino una bajada de la excitación fisiológica que estaba filtrando la percepción. Observarlo sin juzgarse es el primer paso. Nuestro cuerpo no se equivoca: solo se expresa de distintas formas a lo largo del ciclo”, dice.
La muerte de Yolanda este lunes, menos de un mes después de que su pareja la tuviera encerrada 12 días mientras la violaba y grababa las agresiones, ha destapado la “extrema vulnerabilidad” que tenía como víctima de violencia machista. El lunes se precipitó al vacío desde su casa de Pedralba de Llíria, una localidad de 25.100 habitantes en Valencia, desde el quinto piso de un humilde edificio de seis alturas. La Guardia Civil investiga ahora si se trata de un suicidio o de una muerte violenta. La mujer, con graves problemas de adicción, recibía atención por violencia de género desde, al menos, 2020.
“Un mapa no es solo una herramienta técnica, sino un símbolo, y los símbolos importan. Para nosotros, corregir el mapa también significa corregir la narrativa global sobre África”, dice Fara Ndiaye, cofundadora y directora ejecutiva adjunta de Speak Up Africa, una de las organizaciones detrás de Correct The Map. La Unión Africana (UA) acaba de respaldar esta iniciativa, que busca que Gobiernos, organizaciones internacionales y educativas dejen de usar el mapamundi de Mercator en favor de otro que muestre con mayor precisión el tamaño de África, que aparece empequeñecida en el tradicional.
Es difícil explicar que soy una superviviente de la violencia de género. La pregunta siempre es: “¿Y por qué lo soportaste?”. Como si fuese tan sencillo. La violencia no solo son los golpes; también es psicológica, social, profesional, vicaria… Y cuando intentas hablarlo, lo primero que te dicen es: “¿No lo denunciaste?”. Lo más doloroso es el abandono de quienes te rodean. “Si no me doy cuenta, no tengo responsabilidad”, piensan. Y te anestesias para poder seguir. Familia, amigos y conocidos desaparecen. Y, aun así, hay manos que se quedan. Gracias, mamá y papá. A quienes giraron la cabeza, también gracias. Me hicieron más fuerte. No le debo nada a nadie. No contaré mi historia, pero quiero que quienes estéis viviendo lo mismo sepáis que no estáis solas. Somos fuertes. Somos unas supervivientes. Entre todas nos protegemos. Hoy tengo amor propio, gracias a una red pequeña y a profesionales que me acompañan. Y a ti, narcisista psicópata de manual: no ganaste.
No es igualable, en ningún sentido posible, la ejemplaridad de los primeros años de la carrera de Stephen King. Cada nuevo libro que llegaba a librerías era —piénsenlo: Carrie, El misterio de Salem’s Lot, El resplandor, Rabia, Apocalipsis, La larga marcha, La zona muerta, etc.— sencillamente, perfecto. Y lo era de una manera distinta. Porque la razón por la que Stephen King se convirtió en el Rey del Terror no tiene tanto que ver con el género como con su aproximación al mismo. ¿Que en qué distaba su aproximación al terror de la de los demás? En que los personajes reinaban. Los personajes eran la trama. De ahí que cada una de sus historias, por más pretendidamente mainstream que pudiese parecer, no lo resultaba en absoluto de verdad, porque dentro no había una fórmula, sino gente. Personajes a los que primero había amado King, y luego, inevitable e inolvidablemente, iba a amar el lector. King construía vidas.
No tengas miedoStephen King Traducción de Carlos Milla Soler Plaza & Janés, 2025 608 páginas. 23,65 eurosMohamed (nombre ficticio), tiene 13 años y vive en una localidad de la provincia de Yusufía, 320 kilómetros al sur de Rabat, en el Marruecos profundo del interior. Huérfano de padre, se gana la vida vendiendo bolsas y aparcando coches en los mercados para ayudar a su madre, incapacitada y en tratamiento psiquiátrico. La vida no le ha sonreído a Mohamed. Tampoco a los miles de niños de la calle del país magrebí que muchas veces se agarran a los bajos de un camión internacional camino de un ferri con destino a Europa o nadan en medio del temporal hacia los espigones de Ceuta o Melilla.
Cuenta la leyenda que el pianista de jazz Thelonious Monk en una ocasión dijo: “Siempre es de noche; si no, no necesitaríamos la luz”, impresionante imagen, clarividente en sí misma, que rectifica de un plumazo la ingenua idea de que la luz es algo que desde siempre ha estado entre nosotros. Puede que la luz solar sí que nos haya acompañado desde que somos sapiens, pero no así la luz interior, antorcha que a medida que inventa el mundo ha de iluminar la oscuridad que yace en nuestros cerebros.
Hay libros que —bien sea por el tema, por el estilo o los problemas que plantean— nos mantienen atados al mundo denso y real en el que vivimos, y hay libros cuyo principal atractivo es su ligereza, su capacidad para sumergirnos, como sin pretenderlo, en una realidad paralela rigurosamente subjetiva y única. La escritura entonces puede quedar bañada por una luz tibia, nada estridente, que, sin embargo, nos reconforta en nuestras magulladuras. Me lo sugiere el pequeño libro (pequeño en cuanto a sus dimensiones físicas) titulado Cuadernística y escrito por Cristóbal Polo (Cádiz, 1982).
Cuadernística Cristóbal Polo Wunderkammer, 2025 160 páginas. 13,50 eurosSi eres una de esas personas que se inspira a la hora de cocinar, sabrás que en algunas ocasiones agregar los ingredientes a ojo en cada una de las recetas puede que nos valga, pero en otras, tener las medidas exactas forma parte de que el plato sea todo un éxito.
Comenzamos nuestra ruta por el valle de Tobalina en el pequeño pueblo de Herrán, en la provincia de Burgos. Hay que dejar el coche en el aparcamiento a la entrada del mismo, ya que los coches no pueden circular por sus calles. Salimos de Herrán por el antiguo lavadero donde nace una fuente de agua potable, no tratada, ideal para llenar las cantimploras. Aquí se encuentran las señales que indican, entre otras rutas, la del desfiladero del río Purón. En este sencillo sendero para todos los públicos, el camino discurre a ratos por una estrecha senda flanqueada por paredes de roca caliza, que se transforma en ocasiones en un tupido bosque o en amplios pastos. Pero, sobre todo, y a lo que hemos venido, pasa por las pozas que forma el Purón, muchas de ellas de fácil acceso para poder darse un frío chapuzón rodeado de la más exuberante vegetación.
El final de Outlander en la televisión ya está escrito, rodado y será emitido en 2026. Solo quedan 10 episodios para que la historia de amor de una enfermera del siglo XX y un guerrero del XVIII termine con su octava temporada. Pero sus seguidores pueden estar tranquilos porque el reemplazo ha llegado incluso antes de que termine. Outlander: Sangre de mi sangre ya ha emitido sus tres primeros episodios en Movistar Plus+ y demuestra que la fórmula que combina los paisajes escoceses, romanticismo, aventuras, historia y viajes en el tiempo continúa funcionando.
El martes Acromatyx abrió en el el número 18 de la calle Fúcar, en el Barrio de las Letras de Madrid, su primera tienda física. Aunque, en realidad, no era exactamente la primera. El germen de su historia se sitúa en 2014, en otro local. Se llamaba 44Store y era un experimento de Xavi García (Hospitalet de Llobregat, 49 años) y Franx de Cristal (Don Benito, Badajoz, 42 años). García lideraba, al otro lado de la calle Valverde, Salon44, la peluquería y salón de belleza más vanguardista de Madrid (sigue siéndolo). Franx de Cristal, que también había trabajado como peluquero, acababa de llegar de Londres, donde había experimentado con la performance. Fue idea de ambos abrir una tienda para vender marcas que no era fácil encontrar en Madrid: Rick Owens, Marcelo Burlon, Rad Hourani... Las colecciones no estaban ordenadas por géneros sino por colores, aunque casi todo era negro. Ahora la antimoda es mainstream y el unisex no escandaliza a nadie, pero en aquel entonces fue una rareza. “En la tienda teníamos la ropa que nos gustaba”, apunta García. “Esa fue nuestra primera visión. Fue como un máster acelerado. Nos sirvió para entender cómo funciona la industria. También creo que nos adelantamos diez años. En el Madrid de hoy habría sido más fácil”.
Mientras una parte importante de España es devastada por numerosos incendios, provocados o no, y los termómetros se salen, los dos principales partidos políticos buscan los razonamientos más elementales para culpabilizar al otro que, al parecer, ya no es un rival electoral y sí un enemigo al que abatir. Es la democracia considerada como una de las malas artes.
Apenas cinco años después de la mayor crisis sanitaria global del siglo XXI, el mundo vuelve a enfrentarse a una disyuntiva problemática: mientras la memoria de la covid-19 sigue fresca y los organismos internacionales trabajan en reformas para que una emergencia similar no vuelva a pillarnos desprevenidos, algunos países —con Estados Unidos al frente— comienzan a desmarcarse del consenso.
—Quería un buen tomate —pide la clienta, en plena canícula—.
Pellejitos con tomate, cocas de tonyina de sorra, mulladors, titaines, corazones, huevas de leche y de grano aliñadas, espinetas con patatas o garbanzos, bull de tonyina con patatas y caracoles, mojama con almendra, xatós, pebrereta de tonyina de Vilajoyosa, atún encebollao, mechao con tocino, sangacho con arroz… Elaboraciones riquísimas cuyos nombres apenas nos dicen ya nada, eclipsadas por las fórmulas niponas de sashimis, tartares, niguiris, amén de los ceviches peruanos. Sin embargo, el patrimonio gastronómico español en torno al atún fue tan rico como lo son todas estas recetas que nos hablan de un oficio, de un arte de pesca y una cultura alimentaria esencial cuyo eje era el gran túnido que cada primavera atravesaba el Mediterráneo para dar de comer a sus moradores. Algunas de ellas, la mayoría, se han perdido. Otras sobreviven en pequeños bares y restaurantes de la costa, desde el sur de Tarragona hasta la punta más occidental de Andalucía, en pleno Golfo de Cádiz.
El humo mata más que el fuego. Y se propaga mucho más rápido. Según datos oficiales recogidos por la Universidad de Stanford, hasta un 70% de las muertes relacionadas con incendios son por asfixia y no por quemaduras. Estas muertes se producen cuando la víctima está muy cerca del incendio, y el humo es tan denso que no puede respirar, debido a la gran concentración de dióxido de carbono y la ausencia de oxígeno.