ARTICULO PRIMERO.- Conformar, el Comité de Dirección de...
"Año de la lucha contra la corrupción y la impunidad”
La formación siempre ha sido una de las principales garantías para encontrar empleo. En la Unión Europea el 82,3% de los jóvenes de entre 20 y 34 que han terminado sus estudios de educación secundaria superior o universitaria están trabajando. Y en la zona euro esta tasa de empleo de los recién graduados es del 81,9%. Así lo indica un estudio publicado este miércoles por la oficina estadística europea (Eurostat) que, sin embargo, refleja un cambio importante. En 2023, los jóvenes europeos que trabajaban eran el 83,5% en toda la UE y el 83,1% en la unión monetaria, con lo que, excluyendo el año de la pandemia a causa de los confinamientos, es la primera vez que la tasa de empleo de los jóvenes recién graduados baja en los últimos 11 años, algo que sí había sucedido entre 2009 y 2013 como consecuencia de la Gran Recesión.
Sabemos poco de la muerte. No me refiero al proceso biológico, sino al burocrático. Una querría sollozar, dormir o echarse unos copazos al gaznate, hay un duelo para cada persona, pero antes de procesar que acabas de besar por última vez la frente aún tibia de un ser inmensamente querido te encuentras parloteando con agentes de seguros y deletreando el nombre de tus tíos a un hombre trajeado que te enseña modelos de esquelas en Word. Después eliges entre media docena de urnas idénticas mientras te preguntas si la prima Lucía habría preferido figurar como Luchi y el ateísmo rampante te hace cuestionarte eso de “rogar una oración por su alma”. La frase “la familia no recibe” tarda poco en revelarse vacía de contenido, minutos, porque ahora las esquelas no se clavan en la puerta del bar del pueblo, se publican en Internet. Afortunadamente, sin likes, pero llegarán y me sorprenderá menos que ser consciente de que en las salas de los tanatorios hay teléfonos. La gente llama porque no has sido precisa y no has incluido: “la familia no recibe, tampoco llamadas”. Te arrancan de la reflexión los ósculos de conocidos que van justos de comprensión lectora y vienen a acompañarte en el sentimiento, aunque habrías preferido sentirte sola, algo tan socialmente cuestionado. No te entretienen mucho, vienen ávidos de conversaciones intrascendentes porque hemos normalizado que los tanatorios sean centros de reunión social.
Aida Ntata había acabado de parir en el centro de salud de Chimvu, en el distrito de Thyolo, al sur de Malaui, y tuvo que levantarse y andar más de un kilómetro para buscar agua. Necesitaba lavarse y limpiar su ropa, pero el centro sanitario no tenía agua corriente. “No me resultó fácil ir a buscar agua poco después de parir. En aquella época, teníamos que esperar una hora, porque había un solo pozo para todo el pueblo. Tuve que dejar los cubos de agua con mi tutor y correr a atender a mi bebé”, recuerda esta mujer del pueblo Kalimbuka, en la autoridad tradicional de Boyd, un año después del nacimiento de su hijo, en abril de 2024.
Les llistes de nous restaurants a Barcelona de seguida queden desclassificades per noves obertures. Encara que el juliol no sigui el millor moment per inaugurar un local perquè la majoria de potencials clients estan de vacances fora de la ciutat, també hi ha restauradors que prefereixen obrir en temporada baixa per poder començar el rodatge, sempre necessari amb nous equips a la cuina i la sala, sense tanta pressió com si l’arrencada coincideix amb una època en què de seguida el local s’omple de gom a gom. Així que aquí van algunes obertures recents que prometen petar-ho a la tornada de vacances.
El Día del Apagón (parece que el acontecimiento ya se denomina con mayúsculas) había quedado a comer en casa de alguien a quien no conocía con otros tantos desconocidos y algunos amigos. Imagino que, como todos, dudé si seguir con los planes trazados: no sabía si la cita seguiría en pie, no sabía muy bien cómo llegar (ay, el Google Maps) y no sabía muy bien si era mejor o más seguro quedarme en casa que es desde donde trabajo o, por el contrario, andar vagando por la ciudad. Decidí que en caso de morir o de que el planeta estallara, prefería hacerlo acompañada aunque fuera por personas a las que no había visto, en su mayoría, en mi vida. Cuando llegué (tarde, ay, el Google Maps) se planteó el problema de la comida: los manjares preparados no podían calentarse (ay, las placas eléctricas). Comimos lo que se pudo y hablamos lo demás. Fui la primera en abandonar la extraña y divertidísima reunión. Cuando salí a la calle había hordas de personas. Perfectamente ordenadas y sincronizadas, pero hordas. La orilla derecha era la de bajada y la izquierda la de subida. Las calles estaban tomadas por los peatones y los pocos coches que se habían aventurado intentaban abrirse paso como si, en pleno camino comarcal, un rebaño de ovejas les hubiera sorprendido. Era fascinante observar toda aquella multitud silenciosa que, sin la habitual restricción de los semáforos, ocupaba todo el espacio a sus anchas. Pero la sorpresa fue sobre todo numérica: me impresionó la cantidad de gente que había. Nunca había visto así Madrid. Y pensé entonces que una buena parte de toda esa humanidad que ese día pululaba por la superficie lo hacía habitualmente bajo tierra. Como si un hormiguero hubiese reventado y todos hubiésemos salido a la luz. La repentina ausencia de estratificación dejó patente no sólo la cantidad ingente de personas que habitamos —en diferentes niveles— las ciudades sino también todo lo que sucede bajo nuestros pies y de lo que somos apenas conscientes. Lo que no se ve no existe.
El despido, pendiente de una inminente batalla legal, de la gobernadora de la Reserva Federal Lisa Cook ha puesto en cuestión la sacrosanta independencia del banco central estadounidense respecto a una Casa Blanca poco menos que obsesionada por recortar los tipos de interés. El impacto en el mercado ha sido claro, pero de magnitud limitada: la decisión sobre el futuro de Cook está en manos de los tribunales y, además, no altera el equilibrio de cara a los próximos movimientos de la Fed. Aun así, los bonos a corto plazo han bajado, por la perspectiva de una política monetaria más suave, y los de largo plazo subieron, ante la previsión de que una Fed más permeable implica más inflación en el largo plazo.
Química Farmacéutica Vicorva nació de la amistad entre Arturo Ortiz, que trabajaba en un bufete de abogados, y Vicente Córcoles, empleado en una firma de químicas que fabricaba perfumes: empezaron a comercializarlos juntos entre sus conocidos, con bastante aceptación.
“Invertir en I+D es vital para nosotros”, afirma el fundador“Hace ya años que nos dimos cuenta de que para nosotros invertir en I+D era vital”, manifiesta Vicente Córcoles. Desde esta convicción, Vicorva tiene en marcha un departamento con dos personas dedicadas exclusivamente a formular nuevos productos: en la última década ha desarrollado cosmética antipolución, para pieles sensibles o sometidas a tratamiento oncológico.
Ha impulsado una línea pionera de cosmética natural, con el apoyo del CDTI Innovación y fondos europeos Feder, que persigue reducir el uso de agua dulce, sustituyéndola por aguas vegetales recicladas, e incorporar materias primas de origen natural obtenidas mediante procesos de reaprovechamiento. Sus envases y packaging cuentan con certificación cero residuos. El cofundador asegura que pueden competir en calidad; también en rapidez a la hora de atender los pedidos: “Tenemos más de un millón de euros en stock”, anuncia. “Pero estamos un poquitín peor en marketing; no somos capaces de llegar donde llegan las grandes firmas”, admite.
Observa con temor la concatenación de crisis y conflictos internacionales que encarecen los precios de las materias primas y amenazan las cadenas de distribución globales. Los socios quieren ampliar su capacidad productiva, “y aumentar el número de trabajadores antes de jubilarnos”, acota. “Ambos tenemos una ambición enorme por continuar, y nuestros hijos se están curtiendo fuera de la empresa, pero llegado el momento nos encantaría que hicieran el relevo generacional”, confiesa.
Son muchos los viajeros que ya han dejado de conformarse con bocadillos sobre la marcha o con el socorrido menú turístico a precios no siempre justos. Los hay que incluso viajan solo para comer bien, de restaurante en restaurante, deslumbrados por las estrellas Michelin o por las buenas recomendaciones de amigos o críticos gastronómicos.
Más Información en la web lonelyplanet.es.
Salomón Lau y Juan Wong tenían almacenes frente a frente en la calle del Comercio de Jinotepe y ambos vendían más o menos las mismas mercancías: telas, zapatos, aperos de labranza, comestibles a granel, conservas, artículos de tocador y, en las Navidades, uvas y manzanas importadas de California; pero la competencia no los hacía entrar en disputa y cada noche se juntaban a jugar partidas de póker en las que apostaban fuerte. El que perdía se reponía la vez siguiente y cada madrugada se despedían siempre en paz.
En las casas de comidas tradicionales, la familia vivía en el mismo edificio. Pepe Solla (59 años, Poio, Pontevedra) duerme debajo de su restaurante, solo que el suyo luce una estrella Michelin desde 1980.
“Saben escribir, razonar e incluso debatir, pero ¿realmente comprenden lo que dicen? Los grandes modelos de lenguaje, como ChatGPT, ofrecen respuestas coherentes y convincentes que simulan inteligencia, aunque en muchos casos carecen de comprensión genuina. Este fenómeno, que algunos científicos han bautizado como comprensión Potemkin, plantea preguntas inquietantes sobre los límites de la inteligencia artificial y la percepción humana de la racionalidad”.
El segundo capitán de España es un tipo especial. Juancho Hernangómez (Madrid, 29 años) ha labrado su propio camino hasta vestir galones en la selección. No tuvo hueco en el Madrid junto a su hermano Willy, se curtió en el Estudiantes y en el salto a la NBA, su gran sueño, vivió las dos caras del negocio en seis franquicias. Hoy es un ídolo en el Panathinaikos, el equipo con el que ganó la Euroliga hace un curso. Con España ha sido campeón del Mundial de 2019 y del Eurobasket de 2022, un oro que ahora defiende. Antes del debut este jueves ante Georgia (14.00, La2), Juancho mira atrás. Ve cosas buenas y malas. No cambiaría nada.
El corazón le pide a Tornike Shengelia saltar este jueves al mediodía a la pista (14.00, La2) en el estreno de Georgia en el Eurobasket contra España. La cabeza le pide paciencia para afinar su puesta a punto después de sufrir una arritmia cardiaca que le ha obligado a estar dos semanas parado durante la preparación. En ese dilema se mueve el pívot y emblema nacional de la selección georgiana, un mito en su país por su trayectoria deportiva y por el férreo compromiso con el equipo.
Ocurre de un tiempo a esta parte que agosto se ha convertido en el mes más fascinante de la temporada: todo puede ocurrir y nada resulta del todo determinante. Salvando las distancias, es como jugar a la guerra con pintura o tomarse muy en serio los ensayos de boda. Nadie ha ganado jamás una liga en agosto, pero los rumores tienen esa capacidad morbosa de provocar casi las mismas reacciones que un gran título o una derrota histórica. Brotan desde lugares misteriosos, se entrelazan con nuestras obligaciones diarias y al caer la noche, que es la hora de los monstruos, nos descubrimos angustiados tratando de robar algún ansiolítico a cualquier ser querido que los acumule, pues la posibilidad de que Fermín se vaya al Chelsea nos impide conciliar el sueño.
Corporación Empresarial Jesús Alonso (Jealsa), el primer grupo conservero gallego por volumen de ingresos y principal proveedor de conservas de pescado de Mercadona, registró en 2024 un notable incremento de sus cifras de rentabilidad, según las cuentas anuales consolidadas que ha depositado en el Registro Mercantil.
La estrategia de los dueños de las grandes promotoras de España está clara. Si no pueden vender la empresa después de largos años de inversión, el retorno lo buscan a través del reparto de dividendo a niveles mucho mayores que sus beneficios. Aunque sea a costa de descapitalizar a la compañía e incluso de dejar de invertir con recursos propios.
El senador y presidente nacional del PRI, Alito Moreno, ha golpeado fuertemente a Gerardo Fernández Noroña al concluir la sesión en el Senado con el canto del himno nacional en la tarde de este miércoles. Los videos de la sesión muestran que el presidente de la Cámara alta se defiende de los empujones, pero solo recibe más golpes. Alejandro Alito Moreno también ha cargado contra un colaborador de Noroña, el camarógrafo Emiliano González González, al que los servicios médicos le colocaron minutos después un collarín.