ARTICULO PRIMERO.- Conformar, el Comité de Dirección de...
"Año de la lucha contra la corrupción y la impunidad”
Mi madre falleció hace un mes de forma repentina. Fue un auténtico shock. Tuve “la suerte” de estar de vacaciones y poder estar una semana más sin ir al trabajo. Si no, me habrían correspondido cuatro días por vivir en otra provincia, o dos si residiera en la misma. ¿Es tiempo suficiente para pasar el duelo de perder a una madre? ¿Y si fuera el fallecido uno de mis hijos? Si hubiera muerto en mi ciudad un viernes, me habría tocado ir el lunes a trabajar. Por ley. En tiempos donde la salud mental está instalada en la conversación pública, avanzamos con temas como la natalidad… ¿Pero con la muerte qué pasa? La muerte también nos transforma la vida. Todos nos merecemos pasar un duelo digno. La sociedad debe dejar sitio también a la tristeza. Transitar el duelo sin urgencias debería ser un derecho.
El primer Consejo de Ministros del curso político no se limitó a la aprobación de ayudas a los damnificados por los incendios forestales que han devorado cientos de miles de hectáreas las últimas semanas y a los afectados por otros desastres naturales a lo largo de verano. El gasto en Defensa tuvo un papel protagonista. El Gobierno aprobó, sin darles ninguna publicidad para no incomodar más de lo necesario a la mayoría de sus socios, nueve acuerdos marco para la adquisición de material militar por un importe superior a los 800 millones de euros. Dos días después, la OTAN, con la que Pedro Sánchez tuvo bastantes tensiones por su negativa a incrementar el gasto militar al 5% del PIB en 2035, reconoció que España había llegado al 2% que el presidente se había comprometido para final de año.
El último informe anual de la OTAN, publicado este jueves, confirma que el gasto en defensa de España ha alcanzado un hito que hace solo un año ni siquiera formaba parte de la conversación nacional. Según el cálculo de la Alianza, España ya destina este año a defensa el 2% de su PIB, y ha alcanzado así el compromiso sellado en la cumbre de Gales de 2014. Los 31 socios (Islandia no entra en el recuento) cumplen ya ese hito, conocido dos meses después de que la OTAN aprobase en La Haya la mayor subida de gasto militar de su historia: los aliados establecieron un objetivo del 5% del PIB para 2035. Los datos conocidos ayer refuerzan, sin embargo, la idea de que el acuerdo de La Haya fue más una manera de aplacar temporalmente a Donald Trump regalándole un titular que un verdadero compromiso: 24 países están por debajo del 3% y solo dos (Lituania y Polonia, que tienen frontera con Rusia) alrededor del 4%.
“La culpable de que se me entuma la mano”, “no soy cornudo pero me excita mostrar algunas partes de mi esposa”, “¿qué les parece mi mujer?, quiero verla con otro hombre”, “mi actual novia, literal todos mis amigos se la echaron durante toda la época de la prepa (hace siete años)”, “mi mejor ex, ¿qué tal?, cambio por otra ex“, “¿quién presume a su esposa por inbox para una manualidad?”, “así sale mi mujer a la calle”, “a mi mujer le gusta andar así en casa cuando llegan mis amigos”, “qué buena está”, “ufff, mami”, “joder, qué tremendo”, “¿quién quiere ver mi descarga en llamada? O que me muestre a su esposa dormida, soy discreto”.
Paqui López, Mari, Eugenia, María, Paz y Pepi mantienen la formación de sillas y sombrillas en un círculo tan prieto e inquebrantable que parecieran legionarias romanas en plena batalla. Solo abren su colorido escudo playero cuando aparece Paqui para completar el corro. La más joven del grupo, de 47 años, llega justo a tiempo. “El único, el 14, el 52, el licorcito, el 25, la niña bonita...”, repiquetea López veloz, mientras saca los “boliches” de una bolsita. El resto de las amigas tachan los números con moneditas y piedras de colores en sus cartones, enganchados con alfileres de tender en tablas de corte. El canturreo binguero obra el micro milagro en el último lunes de agosto de la playa de La Caleta de Cádiz. Una parejita joven con pinta de guiris contemplan la escena ojipláticos. La italiana Ludovica, fascinada, no se reprime: “¡Bellísimo!”. Y López para un segundo para contestarle resuelta: “Te gusta, ¿a que sí, cariño?”.
La cantante y actriz Olivia Rodrigo fue descrita hace unas semanas como “la jefa soñada” por uno de los guitarristas que le acompañan en su gira. ¿El motivo? La generosidad de la californiana, que paga la terapia de todo su equipo, dentro y fuera de la gira. Un gesto en consonancia con su discurso sobre salud mental, tema sobre el que se ha pronunciado en diversas ocasiones señalando la importancia de acudir a profesionales cuando sea necesario (su propio padre es terapeuta de familia y ella lleva desde los 16 años acudiendo a terapia). A sus 22 años, Rodrigo es uno de los nombres del momento en la industria de la música y parece empeñada en alejarse de esa imagen de diva inaccesible y jefa tiránica que tanto daño ha hecho a la reputación de muchos artistas (hola, Mariah Carey. Hola, Liam Gallagher).
El mapa de la financiación territorial en España promete reconfigurarse tras la condonación por parte del Estado de una porción de la deuda autonómica. El Gobierno prevé elevar al Consejo de Ministros la medida, pactada hace años entre el PSOE y ERC, en el arranque de este septiembre, con la idea de aprobarla en las Cortes antes de fin de año. La quita, además de a Cataluña, beneficiará a todas las comunidades que lo soliciten. Sin embargo, aquellas gobernadas por el PP han cargado contra ella por haberse diseñado, denuncian, a placer de la Generalitat. Todo apunta a que la quita embarrará un terreno ya marcado por tensiones históricas y por una creciente falta de transparencia. Porque al mismo tiempo que se negocian condonaciones y modelos singulares de financiación, los ciudadanos desconocen desde hace casi dos años cuánto invierte realmente el Estado en cada comunidad.
Cuando Francis Ford Coppola anunció que al fin realizaría Megalópolis, su filme soñado durante cuatro décadas, hubo celebraciones y temblores. Júbilo, porque la leyenda capaz de crear El Padrino o Apocalypse Now cumpliría su mayor deseo. Preocupación, por si la película no estaba a la altura de sus sueños. O de sus obras maestras. Entre tantas reacciones, el director Mike Figgis, simplemente, le mandó un correo. Le felicitaba y se ofrecía como “mosca desde la pared”. Es decir, para filmar el rodaje, sin interferir. El maestro no contestó durante un tiempo. Hasta que un día envió un escueto mensaje.
Comer kiwi ayuda a ir al baño. Eso ya lo intuía mucha gente. La novedad es que ahora esa sospecha está respaldada por evidencias científicas, así que la Comisión Europea ha dado luz verde para que se pueda utilizar este argumento en la publicidad de esta fruta. Es la primera vez que se autoriza una declaración de salud para una fruta fresca en Europa, lo que podría abrir la puerta a otros alimentos similares.
A los niños de los noventa aficionados al cine de animales les quedó perfectamente claro que podían ser lo que quisieran. En Air Bud (1997), el golden retriever protagonista se convertía en héroe deportivo después de que unos árbitros concluyeran que ninguna regla impedía a un perro jugar al baloncesto (el cánido, en las secuelas, se mostraría también brillante en fútbol o béisbol). Poco antes, en Babe, el cerdito valiente (1995), un cerdo sorprendía al mundo con su habilidad en un concurso de pastoreo.
Aunque la calma de las Bolsas pueda llevar a engaño, Estados Unidos ha vivido una de las semanas más trascendentales para los mercados financieros desde la crisis bancaria de hace 15 años. La decisión del presidente Donald Trump de cesar a la gobernadora de la Reserva Federal Lisa Cook (quien demandó este jueves al presidente) puede poner fin a los 74 años de independencia del organismo y someter la política monetaria a los deseos de la Casa Blanca. Un cambio total del paradigma que ha regido la primera economía mundial desde hace décadas, con más ecos en mercados emergentes y líderes autoritarios que en economías desarrolladas y democracias liberales.
En el otro lado del Atlántico acaban de proferirse, contra Europa y contra cualquier responsable que aplique la Ley de Servicios Digitales (DSA) —la normativa europea sobre las grandes redes sociales—, nuevas amenazas de sanciones, acompañadas de más barreras aduaneras y unas restricciones tecnológicas sin precedentes.
Casi todos los sábados por la noche, mi esposa y yo participamos en Tel Aviv en una vigilia silenciosa, en la que cada uno sostiene una fotografía de un niño de Gaza asesinado por los recientes ataques de las Fuerzas de Defensa de Israel. Son muchos. Permanecemos allí durante una hora.
A estas alturas del verano, es probable que todo el que tenga vacaciones las haya consumido, al menos parte de ellas. Puede que haya planeado unas vacaciones perfectas para olvidar rápida y eficazmente el estrés del día a día. Si de paso las fotos que nos echemos sirven para arañar unos me gusta en las redes sociales, mejor aún. Otro argumento para buscar unas vacaciones ideales es, como comentó hace unas semanas Guillermo Alonso en el A Vivir de la Cadena SER, superar los “veranos memorables y superlativos” de la infancia. Contó que, para él, “cada verano es una promesa” y no se enfrenta “al estrés continuo de tener que comparar todos mis veranos actuales con aquellos”, ya que durante su niñez no vivió grandes vacaciones.
Voy a intentar convencerte de que los males de nuestro tiempo (la eclosión de grandes problemas, de la desigualdad al acceso a la vivienda, y de falsas soluciones, con el ascenso de los populistas en los gobiernos y las encuestas) tienen un mismo origen: la hoja de Excel. Lo primero sensato que pensarás es que estoy loco. Lo segundo, que es una historia tan cabal como manida: las fuerzas de la globalización neoliberal que anteponen el recorte de costes al desarrollo de las personas (y que el Excel simbolizaría) han llevado a que la gente abrace a la extrema derecha nacionalista. Pero esta visión tan estilizada ofrece un diagnóstico pobre y una prescripción errónea. Para superar la frustración reinante en nuestras sociedades no hay que escapar de un tipo de política, sino de una filosofía de vida. Debemos derrocar la tiranía del Excel.
Durante uno de sus ratos libres de las vacaciones, la profesora de instituto Rosa Puig se topó en X, antes Twitter, con una polémica alrededor de una vieja fotografía. En blanco y negro, retrataba a una familia humilde y alguien la había subido junto al comentario “Con Franco vivíamos mejor”. Muchos usuarios pusieron en duda que la imagen fuera de España y preguntaron a Grok, chatbot de esta red social, que en sus respuestas situaba el retrato en Estados Unidos en tiempos de la Gran Depresión. La docente, sin embargo, buscó la fuente original y comprobó que había sido tomada en España y que pertenecía a un reconocido y bien documentado archivo. Arrancó entonces una conversación con la inteligencia artificial que, a pesar de las evidencias, no daba su brazo a torcer. Hasta que lo hizo. “Me equivoqué”, terminó reconociendo horas más tarde. “Es importante entender que estas máquinas no discriminan la información y se equivocan”, sostiene la docente valenciana, sorprendida con la repercusión que ha tenido su diálogo en X y la rectificación final: acumula más de dos millones de visualizaciones.
Cuando Laura quedó embarazada nunca imaginó cómo cambiaría su situación. “Hay momentos en los que pasan cosas; a veces, todas en el mismo momento... Eso me ocurrió”, cuenta. “No tenía documentación, me acababa de graduar, estaba sin empleo y me quedé embarazada”. A eso se sumaron episodios de violencia de género por parte de su expareja y padre de su hija. “Estaba en un túnel oscuro”, recuerda. Hasta que llegó a un lugar de apoyo que fue su pilar.
El regreso a las aulas está a la vuelta de la esquina y en El Cañaveral, barrio madrileño perteneciente al distrito de Vicálvaro, los vecinos contarán por primera vez con colegio. Tras una década solicitándolo −desde que se instalaron los primeros residentes− en septiembre tendrán dos. Sin embargo, entre las familias se respira decepción y enfado. El centro público, llamado Rudyard Kipling, solo admite 88 alumnos nacidos en 2022 y el concertado, bautizado como Humanitas Bilingual School, oferta este año clases hasta el segundo curso de educación secundaria obligatoria, pero la mayoría de los alumnos tendrán que aprender en barracones. Gran parte de las instalaciones aún están por construir en ambas entidades.