ARTICULO PRIMERO.- Conformar, el Comité de Dirección de...
"Año de la lucha contra la corrupción y la impunidad”
Detalla Pedro Sánchez en su célebre Manual de resistencia (un libro más citado que leído) una conversación con su padre, en enero de 2017, justo antes de dar un paso adelante y presentarse a las primarias para recuperar la secretaría general del PSOE. En esa conversación, el ahora presidente del Gobierno le traslada sus dudas. “¿Y si pierdo?”, dijo. Su padre le respondió: “Hay batallas que hay que darlas, aun a riesgo de perderlas”. Esa conversación demuestra una tendencia del presidente a la duda paralizante que ya hemos visto en otras ocasiones. Un caso particularmente llamativo fueron los cinco días de reflexión que se tomó en abril de 2024, a raíz de los ataques a su esposa. Tras la apariencia calculada de líder audaz, quizás se oculte una persona normal y corriente, con sus dudas y sus miedos, menos segura de sí misma y, por lo tanto, más proclive a ceder a la presión.
Estados Unidos está ganando la partida. O al menos eso parece a juzgar por los índices bursátiles y el número de países que hacen cola para firmar acuerdos con el presidente Donald Trump.
Los cuadernos están de moda. En este otoño de 2025, entrar en TikTok o en Instagram significa arriesgarse a caer por una espiral de bellísimos diarios. Esta vez no se trata de objetos vacíos de estética minimalista: por el contrario, cuanto más usados están, más aspiracionales resultan. El diario ideal es aquel cuyo cuero ha adquirido pátina y su significado rebosante es contenido por un sistema de gomas adornadas por dijes metálicos. La oferta oscila entre los Louise Carmen (una marca francesa de lujo cuyos productos personalizables cuestan unos 300 euros), los Midori (la casa japonesa que inventó este modo de organización) y Temu, aunque las más mañosas han aprendido a fabricarlos ellas mismas. En realidad cualquier libreta es válida, y decenas de millones de publicaciones lo muestran. ¿Para qué sirve un cuaderno? Para todo, claro. Louise Carmen ha identificado 89 ideas agrupadas en las siguientes categorías: bienestar, inspiración, viaje, familia, recuerdos, salud, aprendizaje, organización, introspección, creatividad, planificación, aficiones y trabajo. He visto agendas y diarios convencionales, pero también notas de lectura bíblica, diarios hechos con trocitos de basura encontrados, ejercicios de manifestación mágica para conseguir deseos, diarios de gratitud, libros de ideas o páginas de escritura creativa matutina a lo Julia Cameron. La periodista Mar Manrique explicó en su boletín que dedicaba una hora cada domingo a elaborar un registro de medios para consolidar nuevos conocimientos: “Empecé a escribir lo que veía en internet como forma de taponar el desagüe de mi atención”.
Una de las virtudes más importantes y menos reconocidas de este Gobierno es su incapacidad para legislar. La práctica imposibilidad de realizar reformas de calado, a causa de una fragmentación parlamentaria que impide aprobar las propuestas más ambiciosas, evita desagradables interferencias que podrían afectar a la prosperidad económica. La ausencia de cambios reduce la inseguridad jurídica y, conociendo los chapuceros antecedentes de la producción legislativa española de los últimos tiempos —desde la profusión de farfolla a las consecuencias no deseadas de la regulación—, la mejor ley es la que no sale adelante. ¿Qué es lo más positivo que puede decir un progresista acerca de la financiación singular catalana? “Eso no va a salir”. Lo mismo sucede con algunos aspectos de la reforma de la ley de enjuiciamiento criminal o con la propuesta de prohibir libros que incluía la ley de violencia vicaria. Seguro que muchos piensan que ojalá hubiera ocurrido lo mismo con la ley del solo sí es sí o la ley trans.
Que la Guerra Civil española y sus consecuencias se puedan ver y oír. Que el monumento que Franco ideó para inmortalizar su victoria, esa especie de gran pirámide que fue, hasta el traslado de sus restos en 2019, un monumento a un dictador, se convierta en un museo de la memoria dando voz a los presos políticos que participaron en su construcción. Son algunos de los hitos que plantea el proyecto ganador del concurso internacional de ideas para resignificar el Valle de Cuelgamuros, al que ha tenido acceso este periódico. Se trata de la última fase de un plan iniciado en el primer Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero para que la democracia arrebate definitivamente a la dictadura su último gran símbolo, el mejor ejemplo de lo que supuso el nacional-catolicismo. La ley de memoria histórica de 2007 prohibió los actos de exaltación del franquismo en sus inmediaciones. Era el primer paso. El último, de recorrido incierto, se titula La base y la cruz y ha sido elaborado por Pereda Pérez Arquitectos y Lignum S.L., que se impusieron sobre las otras 33 propuestas presentadas en un concurso para intervenir arquitectónica, artística y hasta emocionalmente en el complejo. La incertidumbre depende del calendario: está previsto que las obras comiencen en 2027, el año en que se celebrarán las elecciones generales si no hay adelanto. El presupuesto total para el plan de resignificación asciende a 30,5 millones de euros.
Azahara Nieto (Madrid, 43 años) ha titulado un libro de una manera explosiva y sugerente: La culpa engorda (Ediciones B), y lo promociona con un mensaje revolucionario para estos tiempos: “Aprende a comer libre de culpas, dietas y miedos a través de un enfoque radical para sanar a una sociedad obsesionada con la delgadez. ¿Y si el problema no eres tú, sino lo que te han hecho creer sobre tu cuerpo?”. Recibe una mañana lluviosa de octubre en el centro de Madrid, delante de un agua.
En enero de 2019, dos agentes de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (UCO) detuvieron a Asdrúbal Casares, entonces jefe la delegación de la Agencia Tributaria de Vigo, con más de 30 años de carrera como experto en fraude fiscal. El inspector, señalado como el principal acusado de una supuesta trama corrupta que amañaba informes tributarios a cambio de dinero, pasó casi tres meses en la prisión coruñesa de Teixeiro. Desde la investigación, que arrancó antes de la detención de Casares y arrastró a su expareja y a dos asesores fiscales como principales cómplices, ha pasado casi una década en instrucción y todavía plantea interrogantes. La Fiscalía ha solicitado seis años de prisión para Casares por delitos de cohecho, revelación de informaciones, negociaciones prohibidas para funcionarios y blanqueo, con la atenuante de dilaciones indebidas. Y mientras la defensa cree que la causa se ha desinflado por unas pesquisas que se han dilatado ante la falta de pruebas de cargo y pide por enésima vez su archivo.
La vinculación entre filosofía, moral y tecnología vive una emergencia en sus dos acepciones: resurgimiento y urgencia. Justo Hidalgo, nacido en Madrid hace 51 años, es director de inteligencia artificial (IA) y vicepresidente de la Asociación Española de la Economía Digital (Adigital), que aúna a medio millar de compañías, incluidas muchas de las grandes tecnológicas. Autor de tres libros, ha lanzado este año Patterns of emergence: how complexity drives artificial intelligence (Amazon, 2025. Por ahora solo en inglés), donde aborda cómo los sistemas complejos desarrollan “habilidades emergentes”, capacidades imprevistas y de consecuencias inesperadas. Para algunos autores, ponen en peligro la humanidad.
Sobre las 30 belugas que viven en el parque acuático de Marineland, en Ontario (Canadá), pesa una amenaza de muerte, que, de momento, han conseguido esquivar. El centro de entretenimiento cerró sus puertas en 2024 debido al bajón de visitantes y los propietarios aseguran que no se pueden hacer cargo de ellas. Mientras tanto, dos orcas permanecen en Antibes (Francia) en un limbo incierto a la espera de que se defina su futuro después del cierre de otro acuario, también de Marineland. Estos casos evidencian que, incluso en países con leyes de bienestar animal avanzadas, dichas normas se quedan cortas a la hora de garantizar el futuro de los cetáceos una vez que los gobiernos prohíben su exhibición o los establecimientos cesan su actividad por causas económicas u otros motivos.
Al contrario de lo que sostenían algunos grandes eruditos como John Rambo, Jason Bourne o Jack Reacher, el pasado no siempre vuelve: a veces simplemente se cuela. Y así fue como regresó Leo Messi al Camp Nou: sin avisar, sin himnos, sin niños luciendo su camiseta, sin directivos portando regalos con los que agasajar a la familia del ídolo... Apenas un golpe de instinto trazado en la noche, como esos gatos viejos que jamás olvidan dónde está el comedero. Le bastaron unas linternas, alguna prenda cara de abrigo y la complicidad de un puñado de operarios que todavía hoy se estarán preguntando si la visita fue real o el nuevo estadio ya es lo suficientemente viejo como para admitir la presencia de fantasmas.
Cuando Audi anunció en 2022 su esperada incursión en la Fórmula 1, el australiano Adam Baker subió al estrado en el norte de Madrid, junto al circuito del Jarama, y se dirigió al mundo como el indiscutible líder de un proyecto que, en sus propias palabras, aspiraba a luchar por el Mundial a partir de 2028. Tres años después, ni Baker ni el director del equipo, Andreas Seidl, ni el presidente del consejo de administración, Olivier Hoffmann, continúan en el organigrama del gigante de la automoción alemana, que el pasado año dio un volantazo a su hoja de ruta para entregarle las llaves de la marca al antiguo mandamás de Ferrari, Mattia Binotto, y al británico Jonathan Wheatley, clave en el meteórico ascenso de Red Bull desde 2010.
Una tarde de 2019 Yaser Hamed, de apellido palestino pero vecino de Leioa (Bizkaia), recibió un mensaje personal en Facebook. Estaba escrito en árabe y con ayuda del traductor de Google consiguió averiguar que se trataba de una convocatoria para ir a Ramala, en Cisjordania. “Lo primero que hice fue buscar si el tipo que me estaba escribiendo era de verdad el seleccionador y después conseguí enterarme de que me estaban convocando para jugar con la selección. Hamed tenía 22 años y jugaba en el Portugalete, en Tercera División.
“¿El lago acaso habla? ¿Respira? ¿Tiene vida? Sí, para nosotras sí”, afirma Soraya Poma, presidenta de la Red de Mujeres en Defensa del Lago Titicaca. Con 40 años, mirada firme y cabello trenzado, Poma lidera la agrupación que reúne a 45 integrantes de distintas localidades de la región de Puno, Perú. A 3.827 metros de altitud, a estas mujeres no solo las une la preocupación por la contaminación, sino también el vínculo con su cultura y sus descendientes. “[El lago] está enfermo. Los peces están desapareciendo. Es una inquietud grande. Por eso estamos luchando. ¿Qué les va a esperar a nuestras futuras generaciones?”, sostiene.
Vértigos, fibrilaciones, euforia... El mercado cripto es pura adrenalina, una montaña rusa de precios al alza y a la baja. Pero en este año dorado para las criptomonedas, brilla un activo cuya esencia es lo contrario: las stablecoins y su (casi) férrea estabilidad. Estos activos, que mantienen su valor ligado a una divisa tradicional, como el dólar o el euro, se han convertido en la puerta de entrada para las entidades financieras al mundo cripto, donde siempre se han movido con pies de plomo. Ven en las stablecoins en euros un nicho por explotar en un mercado dominado por tokens en dólares. Y, con prudencia, los bancos centrales de la eurozona dan el visto bueno a la entrada de la gran banca en este negocio.
'Trading' y mercados tokenizadosLas stablecoins juegan un papel importante en el trading, con procesos de liquidación 24 horas al día, siete días a la semana. Y en los mercados tokenizados, donde permiten que el pago y la entrega del activo se ejecuten de forma automática mediante smart contracts. “La liquidación en tiempo real acelerará la migración hacia la liquidación inmediata en determinadas clases de activos”, explican en KPMG. Los mercados europeos, por el contrario, trabajan con el sistema conocido como T+2, donde las operaciones de compra y venta de acciones se liquidan en 48 horas.
La irrupción de nuevos competidores, las desavenencias entre la cúpula directiva y su principal accionista, la rebaja de previsiones y el recorte de precios pactado con la Administración Trump se han convertido en un lastre que arrastra tanto los resultados como el brillo bursátil de Novo Nordisk. En apenas un año, la farmacéutica danesa ha pasado de reinar en el mercado europeo —con una capitalización cercana a los 463.000 millones de euros— a perder más de la mitad de su valor y caer hasta el duodécimo puesto del ránking. El fabricante de los revolucionarios tratamientos contra la obesidad ha adelgazado su valor en Bolsa hasta poco más 191.970 millones (1,4 billones de coronas) y se aleja del selecto grupo de gigantes que lideran el parqué europeo: ASML, SAP y la maison del lujo LVMH, cuyas capitalizaciones rondan los 300.000 millones de euros. La empresa afronta ahora una profunda crisis de liderazgo y una nueva rebaja de previsiones.
Lo que más sorprende en un cara a cara con Joe Sacco es que tiene ojos tras las gafas. El célebre periodista y dibujante, autor de cómics (denominación que prefiere a novela gráfica) memorables de la historia del género, como Palestina, Gorazde: zona protegida, El mediador: una historia de Sarajevo o La guerra de Gaza, ríe al decírselo. “Los tengo, sí, lo de dibujarme en mis historias sin ojos es una convención. Si te fijas en mis primeros trabajos todos los personajes eran un poco así, algo grotescos, influenciados por el cómic underground y alternativo de los setenta y por Sergio Leone y los primeros planos de sus westerns, en los que veías los poros de la piel y los defectos de los rostros. Con el tiempo me di cuenta de que si quieres tener verosimilitud periodística has de dibujar con más realismo, la gente tal y como es. Así que he tenido que forzar la mano, lo que no es cómodo para mí. Alguien me señaló entonces que hacía a la gente más realista pero no a mí mismo. La verdad es que no me había dado cuenta. Me seguía dibujando como un croquis rápido. Ahora me voy mejorando, pero aún con ese blanco tras las gafas, que tiene algo de autoparódico y también de autoprotección, de no mostrar mis emociones”.
Hay bandas que simbolizan algo casi más poderoso que ellas mismas. Una de ellas es Cracker, la formación estadounidense salida de Ritchmond, en el Estado de Virginia, y liderada por el cantante David Lowery y el guitarrista Johnny Hickman. Como uno de esos emblemas propios de la identidad norteamericana, el grupo representa el arquetipo de banda de rock alternativo al mejor nivel, un combo repleto de sangre yanqui con auténtica actitud de resistencia y lucha. Porque escuchar a Cracker es como conducir por una carretera ancha e infinita con el viento soplando en la dirección correcta y a la búsqueda de una identidad libre de ataduras laborales y quizá alguna estupidez vital.
Lucía Carballal (Madrid, 1984) es una de las autoras y directoras de escena del momento. Su obra Los nuestros, estrenada a principios de año en el Centro Dramático Nacional, llega al Teatre Nacional de Catalunya este 21 de noviembre.
Durante un puñado de años, Alemania estuvo a la vanguardia del arte mundial gracias al expresionismo, el primer movimiento artístico en el que el cine fue considerado un igual de la pintura, la arquitectura y la escultura. También, por primera vez, una corriente cultural reflejaba el pasado, mostraba el presente y profetizaba (con acierto) el futuro de un país. A esa explosión artística y social le dedica la madrileña Fundación Canal la exposición Expresionismo. Un arte de cine, que hasta el 4 enero de 2026 reúne 152 piezas, entre grabados, cuadros y secuencias y fotogramas de 11 obras maestras del cine.
Es el destino de todo escritor alemán: acabar escribiendo sobre el nazismo. Lo puede retrasar, puede pensar que él será distinto, pero hay muchas posibilidades de que al final el tema, el tema que ha definido Alemania y Europa, y la conciencia humana desde 1945, tarde o temprano se le imponga y no tenga más remedio que encararlo.
El directorDaniel Kehlmann Traducción de Isabel García Adánez Random House, 2025 376 páginas, 22,90 euros