ARTICULO PRIMERO.- Conformar, el Comité de Dirección de...
"Año de la lucha contra la corrupción y la impunidad”
Por una noche, Puerto Rico fue el centro del universo. Para el cierre de su histórica residencia musical en su isla natal, Bad Bunny trasladó el mundo entero a un pequeño trozo de tierra en el Caribe con un concierto de más de tres horas transmitido en directo por las plataformas de Amazon y visto en todos los rincones del mundo. Pero acá, para los dichosos que pudieron asistir a Una Más, como la megaestrella global bautizó esta última función en casa después de 30 conciertos a lo largo de tres meses, no se sintió el ruido de afuera. Solo el calor de miles de puertorriqueños que, junto a Benito Antonio Martínez Ocasio, gritaron una vez más: no me quiero ir de aquí.
Para las amantes del eyeliner que sienten que su maquillaje no está completo sin él, la técnica del delineado se ha convertido en un ritual tan impredecible como esencial. Aunque lo tengas dominado, hay días en los que, por más que lo intentes, el resultado no es el que te gustaría.
Durante esta semana, hemos realizado un cubrimiento especial de la Promo de Otoño de AliExpress. Esta celebración, que llega a su fin hoy a medianoche, nos ha dejado verdaderos chollos que aún siguen con una oferta tentadora, así que hemos seleccionado algunos de los más vendidos durante estos días.
Puede resultar paradójico que la lavadora, ese electrodoméstico que deja la ropa limpia y con buen olor, resulte que la gran mayoría de las veces esconde una desagradable suciedad en su interior, más concretamente en la junta de goma. ¿No te ha pasado que, cuando encuentras tus calcetines divertidos que se han quedado atascados en la goma, al moverla, te das cuenta de que esa parte necesita una buena limpieza? Si alguna vez lo has visto lleno de moho, suciedad pegajosa o, simplemente, al sacar la ropa has empezado a percibir un olor raro, aunque esté limpia, sabes de lo que hablo.
Existen elementos comunes con independencia del hotel en el que nos alojemos. Uno de ellos, y cada vez más, es encontrar cortinas tupidas y térmicas o la tan clásica caja fuerte para guardar las pertenencias más valiosas. Sin embargo, hay un accesorio que se repite en muchísimos aseos de sus habitaciones: nos referimos al triple dispensador de jabón que no necesita taladro para colocarse en la pared. Pues bien, si siempre te has quedado con las ganas de adquirirlo, estás de enhorabuena. En EL PAÍS Escaparate hemos fichado un modelo de la máxima calidad a un precio muy asequible en Amazon: por tan solo 25 euros y, ahora, con una rebaja asociada del 10%.
La mejora de la calificación de la deuda española por parte de una de las principales agencias de rating es una buena noticia que contrasta con los aprietos de otros países para contener sus equilibrios presupuestarios, entre ellos nada menos que Estados Unidos y Francia. Es probable que otras agencias ajusten también al alza sus valoraciones en las próximas semanas, pero conviene no perder de vista que estos indicadores mezclan factores transitorios o coyunturales, y tendencias subyacentes, a menudo poco comentadas, que son motivo de preocupación en el caso de España.
IngresosLos datos avalan la percepción de un crecimiento de las desigualdades en Francia. Los dos primeros quintiles de población (representando las rentas bajas) han pasado de percibir el 22,7% de los ingresos totales en 2019, al 21,8% en 2024. Por su parte, los dos quintiles de población con rentas más altas han pasado del 60% al 60,8%. La tendencia es la opuesta en España, con un incremento de un punto del peso de las rentas bajas, hasta el 20,3%, y un descenso del peso de las rentas altas hasta el 61,9%.
No hay precedentes. Nunca antes tantas grandes casas de moda de lujo habían cambiado su dirección creativa al mismo tiempo. En la próxima quincena las pasarelas de Milán y París (las dos más importantes del mundo) desvelarán las propuestas de una docena de directores creativos recién llegados a su cargo, que han recibido la difícil tarea de reformular cómo será lo que se vestirá en los próximos años. El siglo XXI ha impuesto esta convulsión en una industria que en las últimas dos décadas (siguiendo una trayectoria de crecimiento que se inició en los años noventa del pasado siglo) se había convertido en un jugoso activo financiero; porque hasta finales de 2023 no había parado de crecer y dar alegrías a grupos de inversión de todo tipo.
La concessió del 29è premi Trajectòria de La Setmana del Llibre en Català a Andreu Martín i Farrero (Barcelona, 1949) reconeix una veu literària molt prolífica que ha treballat dins un amplíssim ventall de gèneres (policíac, fantàstic, eròtic, humor, juvenil...), darrere la seva voluntat d’adreçar-se a un públic molt divers, i que al mateix temps, en l’imaginari nacional, ocupa la centralitat de la novel·la negra en català. Es pot argumentar que primer agafa el relleu de Manuel de Pedrolo —un altre exemple de versatilitat, conegut sobretot, Mecanoscrit del segon origen a banda, per la seva faceta noir—, i després, i especialment, de l’incombustible agitador Jaume Fuster. L’escriptor ha explicat infinitat de vegades que entén l’ofici en termes de joc, consistent a buscar la complicitat del lector explorant les múltiples maneres de combinar unes regles literàries. Aquestes ganes d’experimentar i divertir-se, i alhora de sacsejar-nos i entretenir-nos, han definit una carrera voraç —tot donant peu a una sobreproducció amb les inevitables arrítmies— que ha cercat per sistema la versemblança i una descripció de la realitat crua i complexa, si bé travessada pel sentit de l’humor i per illes compensatòries com l’amor, el sexe, un bon whisky i el jazz.
Decir anónimo era, en esos años en que creíamos que todo se podía saber, aceptar la ignorancia. ¿Pero cómo, profe, cómo puede ser que no sepamos quién escribió el Lazarillo? Pues así mismo, hijo, ignorándolo; el hombre se cuidó, no dejó rastros y ahora no hay manera.
Ese día, a la hora de comer, Manola Rodríguez vio que unos laureles plantados a la espalda del cementerio de su pueblo, Fervenza, en Ourense, ardían explosivamente y, tras transformarse en una extraña bola de fuego, alcanzaban el tejado de la iglesia, a cuatro metros de su casa. Ella, de 57 años, se puso a gritar, enloqueció de miedo, necesitó la ayuda de un policía local para que le devolviera el juicio y la sacara en brazos de ahí. La misma mañana, a la misma hora, pero a 280 kilómetros de distancia y a los pies de los Picos de Europa, un grupo de ganaderos leoneses, no más de 20, acarreaban como podían 450 vacas asustadas por una carretera comarcal llena de humo y de árboles en llamas cerca de Portilla de la Reina, en una escena que podría haber rodado John Ford. El fuego cercaba el valle y amenazaba con cortar el camino y dejar a todos, hombres y animales, copados y sin escapatoria. Hubo vacas que, aterradas, se salieron de la carretera y acabaron quemándose las pezuñas y muriendo asfixiadas. Hubo hombres que no tuvieron otra opción para salvar la vida que arrojarse al río que bajaba paralelo a la carretera.
Este hombre que pasea por la vieja ciudad industrial de Gelsenkirchen ―cabello y bigote blancos, camisa de cuadros y pantalones vaqueros, aspecto de abuelo afable, ciudadano común, vecino de toda la vida―, este hombre, en tiempos normales, pasaría desapercibido. Pero estos no son tiempos normales y Norbert Emmerich podría dar a la extrema derecha de Alternativa para Alemania (AfD) uno de sus mayores éxitos electorales hasta la fecha. Por la calle le saludan y le paran, o le miran con suspicacia.
Las torres de pisos son parte del paisaje urbano de todas las grandes urbes. También lo eran de Ciudad de Gaza, donde el ejército de Israel las ha tomado como blanco clave de la invasión terrestre iniciada el pasado martes. Sus aviones de combate llevaban ya días derribando decenas de edificios residenciales de hasta 20 plantas.
Una corriente de datos fluye con las mareas, atraviesa océanos y mares, alcanza playas y puertos, impregna a los barcos pesqueros y de transporte, impulsa a los aerogeneradores flotantes e incluso cala a millones de turistas de costa que hace años que dejaron de llegar por sorpresa. Los expertos, que tienen algo de novelistas a la búsqueda de un buen título, llaman a este resumido paisaje la economía azul. Bruselas mira a España y traza su particular oleaje. Mueve 36.472 millones de euros e implica a 937.467 personas. Números de la Comisión Europea, pero también colores. Este país es el destino de su geografía. Más de las tres cuartas partes (8.000 kilómetros) del perímetro de su península es litoral. Y azul se asocia, primero, con el color de la pesca. “Los caladeros de la flota española están en su mejor momento de los últimos 20 años”. La frase de Javier Garat, presidente del Clúster Marítimo Español (CME), amarra el relato. “Se debe a la responsabilidad de las empresas pesqueras, que son las primeras interesadas en conservar y hacer un uso sostenible de los recursos naturales de mares y océanos”. Habla para unas 200.000 personas y una captura de 6.650 millones de euros. Habla desde el conocimiento de la mar y la arena. El turismo costero aporta 23.296 millones a la economía nacional y 653.211 empleos, con el lastre de la estacionalidad. Aunque habrá que aliviar la enorme presión que sufren algunas zonas en los meses de verano.
“El reto es que las personas y los océanos prosperen juntos”Si fuera un país, la economía azul sería la octava mayor de todo el planeta, con un valor de mercado de 6,6 billones de dólares (5,6 billones de euros). Esta es la cifra que firma la consultora McKinsey. “Las posibilidades son enormes. Conservar la biodiversidad y alimentar a las personas sí es posible. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) lo demuestra con su visión de transformación azul: una gestión pesquera basada en la ciencia que restaura ecosistemas y, al mismo tiempo, sostiene los empleos y la producción de alimentos”, relata Manuel Barange, subdirector general de la institución.
El atún es un ejemplo. Hoy, el 87% de las principales poblaciones se explotan de manera sostenible, un giro notable respecto a hace una década, cuando se hablaba de colapso inminente. La recuperación se logró gracias a la cooperación internacional y a las estrictas reglas científicas aplicadas por la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico. “Este y otros casos prueban que resulta posible gestionar de forma eficaz todas las pesquerías, pues el desafío no consiste en proteger el océano de las personas, sino en asegurar que las personas y los océanos prosperen juntos. De esto trata la transformación azul”, zanja Manuel Barange.
Hemos hablado tanto de Silksong que parece que el juego de Team Cherry haya eclipsado el mundo de los videojuegos. Lo cierto es que, en puridad, así fue: muchos estudios pospusieron el lanzamiento de sus juegos para no chocar el 4 de septiembre con Hornet y los demás bichos que habitan Telalejana.
Este verano de 2025, que se va hoy por el desagüe, ha sido muy cruel. Mientras media España estaba bajo el fuego y el ciudadano se desayunaba cada mañana con un nuevo incendio, en el telediario se le servía de sobremesa la visión de los muertos entre los escombros de la demolición programada de Gaza. Los incendios han sido apagados, pero el fuego permanece en la boca incendiaria de algunos políticos que no ven la forma de apagar su odio al adversario. A la Unión Europea le va a acompañar para siempre el deshonor de haber presenciado cadáveres de miles de niños hambrientos bombardeados sin hacer nada que no fueran los lamentos del ritual diplomático. Esta vez no valdrá decir que nada se sabía de este exterminio, como sucedió con el Holocausto. Esta vez la masacre indiscriminada ha supuesto una exhibición del mal bajo la forma más visible y diabólica. Los palestinos de Gaza siguen siendo ritualmente exterminados mientras los políticos se enredan con la semántica de si es o no es un genocidio, pero más allá de este enredo con las palabras con que se pretende enmascarar la mala conciencia, es evidente que esta matanza solo se puede parar mediante una rebelión popular masiva que llene las calles de Europa de millones de gente airada. Ya no vale apartar los ojos de semejante ignominia. Fue el arma que acabó también con la guerra de Vietnam. A quien me pregunta qué es la felicidad le digo que es la de aquel verano que ni siquiera recuerdas. Posiblemente, eras muy joven o tal vez estabas ya entrado en años, pero sabes que fue tu verano porque siempre acudes a él cuando tratas de recordar los días felices del pasado que concentran en tu memoria todos los placeres posibles con la armonía del cuerpo. Aquellos sueños han sido abrasados este verano de 2025 que muchos recordarán como aquel en que se vio de cerca el fuego del infierno unido a las fuerzas del mal en el genocidio de Gaza. Y si un día alguien te pregunta “¿y tú, qué hiciste?” no podrás evitar una respuesta.
La vieja relación entre el contenido y el continente en el arte contemporáneo —lo del plátano pegado con cinta adhesiva de Maurizio Cattelan— es tan magnética que, a veces, produce situaciones extrañas. Desde hace unas semanas, cuando comenzaron los trabajos de mudanza en el Centro Pompidou, los servicios de limpieza viven tensionados por la posibilidad de confundir una obra de arte con algún cachivache olvidado en las galerías. El blanco inmaculado de las salas y las leyendas explicativas, tan poéticas como imprecisas, les otorgan un irresistible poder intelectual. Desing Pop, reza el cartel de la sala donde ya solo queda un extintor rojo después de trasladar el resto de piezas sin que uno sepa ya qué pensar. Y ocurre así en todo el revolucionario edificio, porque desde hace meses, las 140.000 obras que conforman una de las colecciones más importantes de arte moderno del mundo, los picasso, léger, dufy, modigliani, kandinsky o chagall han viajado a un lugar secreto en el norte de París para que el Pompidou, a punto de cumplir 50 años, cierre durante un lustro para renovarse.
En la particular muñeca rusa que es Estados Unidos, Hollywood es un ecosistema peculiar. Si el país parece haberse teñido de conservadurismo, California es su bastión más demócrata y Los Ángeles vuela libre como el viento, Hollywood a menudo nada entre dos aguas. En ocasiones es puntera a la hora de contar historias, como el gran teatro del mundo que es. Pero otras le cuesta avanzar, lastrada por diferentes poderes —a menudo económicos— que la anclan. Por eso resulta tan interesante ver cuál ha sido su reacción ante las recientes muestras de rechazo al genocidio de Israel sobre Gaza: ninguna. Y eso es toda una sorpresa.
Cimas cita en un bar del pueblo donde vive hace tres años. Un municipio de Guadalajara famoso por tener playa de embalse y una central nuclear clausurada, al que se llega por una carretera llena de curvas y huertos solares. Paradojas de aquí y ahora. Al llegar, y toparnos con el bar de la cita cerrado, le vemos pasar conduciendo afanoso un utilitario que hace tiempo no pisa el lavadero y le seguimos hasta otro restaurante. Una vez instalados en una mesa alta en la puerta, empieza a llegar un goteo de trabajadores a ventilarse el menú del día que saluda al personal y se le queda mirando como pensando: te conozco, pero no sé bien de dónde, mientras él devuelve el saludo y ni confirma ni desmiente que es famoso. Antes, nos había obsequiado al fotógrafo y a mí con sendos tarros de miel de la Alcarria. “No me gustan las entrevistas, no me fío un pelo de vosotros y así os compro”, nos suelta. La primera, en la frente.
HOMBRE DE 'POQUITA FE'A Raúl Cimas (Albacete, 48 años), le encantaba dibujar, por lo que estudió Bellas Artes en Cuenca, pero, antes de terminar, se le cruzó la comedia por el camino, valoró opciones y le salió a cuenta probar suerte. Amigo y compinche de Joaquín Reyes, Ernesto Sevilla y Pablo Chiapella, entre otros desternillantes paisanos, Cimas sometió su vena cómica al test de prueba y error en programas como La hora chanante y Muchachada Nui antes de alcanzar su actual estatus de humorista de culto para una inmensa minoría que se desopila con sus monólogos y sus colaboraciones en programas de colegas como el de Andreu Buena Fuente y David Broncano. Autor del cómic Demasiada pasión por lo suyo, Cimas no ha abandonado del todo su primera vocación y, cuando deje de tener compromisos, le gustaría volver a los pinceles y los rotuladores. De momento, presenta la segunda temporada de la serie Poquita fe, junto a Esperanza Pedreño.
Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda del Gobierno, ministra de Trabajo y líder de Sumar, recibe a EL PAÍS una semana después de uno de sus tragos más amargos en el Ejecutivo: la derrota en el Congreso de su proyecto de ley para reducir la jornada laboral a 37,5 horas semanales. Pero muestra su determinación en seguir peleando por esa medida y otras en favor de los trabajadores. Díaz (Fene, A Coruña, 54 años) es consciente de que el Gobierno está en apuros por los escándalos de corrupción, pero quiere que la respuesta sea ir más rápido y dejarse la piel por la agenda social.
La madrugada del 16 de julio, a las 3.53 horas, una joven canaria de 17 años salió a trompicones de una infravivienda okupada en el barrio militar de La Isleta, en Las Palmas de Gran Canaria. Vestía una chilaba gris y, tras huir por una ventana, sortear un foso y un muro, logró alcanzar la acera. Segundos después, salía su amigo Abarrafia Hader, un marroquí de 20 años sin antecedentes policiales que había llegado a Lanzarote en patera un mes y medio antes. Ambos se abrazaron. Acababan de salvarse de un incendio que a ella, una menor fugada de un centro de menores, casi le cuesta la vida. Las llamas le habían abrasado la mitad del cuerpo, sobre todo la espalda, la cadera y las piernas. La piel de un pie le colgaba. “Pensé que [ella] iba a morir allí”, declaró el joven, quien fue directo del hospital a la cárcel.