ARTICULO PRIMERO.- Conformar, el Comité de Dirección de...
"Año de la lucha contra la corrupción y la impunidad”
Jorge Luis Borges remató así su relato Emma Zunz, de 1949: “La historia era increíble, en efecto, pero se impuso a todos porque sustancialmente era cierta. Verdadero era el tono de Emma Zunz, verdadero el pudor, verdadero el odio. Verdadero también era el ultraje que había padecido; sólo eran falsas las circunstancias, la hora y uno o dos nombres propios”. Siento empezar por un espóiler, pero supongo que eso da igual en este caso, porque si quieres entender el espóiler vas a tener que leer el cuento de todos modos. Ese relato es la mejor dramatización que conozco de un principio general de creciente importancia: que la mejor mentira es casi una verdad.
Querría saber cómo se llamaba. Digo saber, no tener dudas. Sospecho que era Sylvie o Julie o Mélanie u otro nombre bien francés, con la i final definitiva. No es importante; incluso podría elegir un nombre entre los probables y dejarme de pruritos puristas, pero mejor le diremos Yvonne, que seguro no era. Yvonne me acordaría.
Fue, y sigue siendo, el chascarrillo del verano. El vídeo de la pareja grabada en un concierto de Coldplay celebrado en Boston (Estados Unidos), con el que se destapó una infidelidad que ha dado la vuelta al mundo, trajo consigo un aluvión de reacciones a mediados de julio. Además de acumular millones de reproducciones, haber generado centenares de memes de alcance global y haber dado pie incluso a columnas de opinión, el vídeo ha tenido consecuencias para los propios implicados: el consejero delegado de la empresa Astronomer, Andy Byron, y la directora de recursos humanos, Kristin Cabot. Ambos han renunciado a sus empleos, y la polémica no parece estar resuelta porque continúan los rumores sobre una posible denuncia al grupo de música por parte de los implicados.
Los niños y adolescentes españoles se mueven cada vez menos, duermen peor, comen con más prisa y pasan muchas más horas frente a una pantalla. Así lo confirma el último estudio longitudinal PASOS 2022‑2025, impulsado por la Fundación Gasol, que ha seguido durante años la evolución de los hábitos de vida de niños y adolescentes en España. Los resultados son tan contundentes como preocupantes: los menores dedican 11 horas más a la semana a pantallas que hace solo unos años, hacen 18 minutos menos de actividad física al día, y casi el 36% manifiesta sentirse triste, preocupado o infeliz de forma frecuente.
“Por favor, Pirineo, regálanos un oso”, murmura a modo de ritual desde lo alto de un cerro del Vall de Aràn (Lleida) y prismáticos en mano el ambientólogo Marià Serrat, de 33 años. Hace pocos minutos que el sol ha empezado a esconderse tras las montañas que se levantan como gigantes rocosos al otro lado del valle. Al anochecer, con la bajada de las temperaturas, se inician las horas propicias para observar la fauna salvaje que durante el día se refugia del calor en los frondosos bosques. A centenares de metros de distancia desde el primer punto de observación, los últimos rayos de sol alumbran ciervos pastando por los prados verdes de las laderas. Un rebeco posa inmóvil desde una cima mientras una pareja de buitres observa la escena desde otro pico rocoso. Pero el premio gordo, el oso pardo (Ursus arctos), parece decidido a no dejarse ver hoy. “A ver si hay suerte. Hemos venido a intentarlo. Es una lotería. En lo que llevamos de primavera y verano en esta zona se han dejado ver tres ejemplares: un macho y una hembra con su cría…”, dice. “Priorizad la observación de los pastos verdes de zonas altas, es probable que se estén moviendo por ahí… buscan brotes tiernos”, añade este rastreador de osos mientras la oscuridad empieza a tomar el valle.
El Pirineo y la convivencia con el osoEl Pirineo mira el cantábrico, pero todavía queda trabajo: apenas se está empezando a acostumbrar a convivir con el animal y queda mucha tarea pendiente de concienciación con los excursionistas, como señalizar los senderos donde puede merodear el animal, opina Serrat. En los caminos de acceso a esta zona montañosa, por ejemplo, no hay rastro de carteles que adviertan de que es zona osera, a pesar de que la especie está más asentada y cada vez es más fácil verla. Serrat también cree que falta trabajo en la convivencia con el sector ganadero, receloso con la expansión del mamífero y que ya ha organizado protestas por ataques a la ganadería. El año pasado, se registraron 17 ataques con un total de 31 animales muertos o heridos en Cataluña, mientras que en 2023 se produjeron 13 ataques, según los últimos datos de la Generalitat. El sindicato mayoritario Unió de Pagesos reclama al Govern que no autorice el aumento de población en Cataluña. El sindicato cree que las cifras de ataques son mayores a las oficiales y también denuncia que los ganaderos pierden zonas de pastura por la presencia del oso. Por su parte, la organización en defensa de la naturaleza Depana, que lleva campañas de concienciación en colaboración con la Fundación Oso Pardo, reivindica al plantígrado como una especie “paraguas”, de cuya conversación se benefician la resta de especies, y apuesta por medidas como la plantación de árboles frutales para mejorar la disponibilidad de alimento del animal.
“El oso del Pirineo tiene que dejar ser un secreto de sumario. Hay que hablar de él porque es un valor activo, afrontar los problemas que pueda acarrear y que cualquiera que pasee por estas montañas sepa que en ellas habitan un animal que, si nada cambia, seguirá aumentando su población y que en general no debería suponer un peligro para los humanos, pero sí hay sustos que se podrían evitar”, opina Serrat.
Necesitaba modificar una cita médica de septiembre. La habían colocado en un horario incompatible con mi jornada, así que llamé al número de atención al paciente de mi hospital de cabecera, un servicio que siempre había funcionado genial. Pero fue cogerme la llamada, escuchar aquella voz y trasladarme a otro momento y a otro lugar.
La ola de calor que está cociendo España desde el pasado día 3 se extenderá al menos hasta el próximo jueves, según precisó este viernes la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Es ya la quinta más duradera que ha vivido la Península en el último medio siglo. La sensación de angustia se acrecienta con cada ampliación de la previsión. La impresión de que este no es el calor de siempre está sustentada por los datos que confirman la superación cada vez más rápida de los récords. Sin salir de España, por ejemplo, 2024 fue el tercer año más cálido de la serie histórica, que comienza en 1961. En ese plazo ha crecido la temperatura media anual en 1,69 grados. Los 11 años más calurosos de dicha serie se han registrado este siglo.
El objetivo era básico: tres habitaciones, dos baños y un salón comedor, además de la cocina. Todo desarrollado en planta baja. “Y, sobre todo, queríamos algo muy austero, porque el presupuesto era ajustado”, relata Jordi, que junto a su pareja, Gloria, querían construir su casa para salir de Barcelona tras la pandemia. Bajo estas premisas, en el estudio de arquitectura Alventosa Morell empezaron a dibujar bocetos en los que, siempre, el ladrillo aparecía como elemento básico. Pronto se convirtió en la clave esencial: su función estructural le hizo protagonista de las paredes, de sus dimensiones dependieron las de las habitaciones y sus cualidades térmicas permitieron obviar cualquier sistema activo de enfriamiento o calefacción. Su color irregular, debido a la cocción natural con biomasa, añadía un toque estético. “Todo eran ventajas”, señalan los arquitectos Xavier Morell y Marc Alventosa, responsables de la Casa GJ, levantada en Matadepera, al norte de la Ciudad Condal, con 26.000 ladrillos.
El turismo sigue ganando peso como motor de la economía española. Las actividades relacionadas con este sector registraron entre abril y junio un nuevo récord de empleo con 3.024.347 de trabajadores. Es la cifra más elevada de la historia y se logró, además, en un segundo trimestre. Es decir, la barrera de los tres millones de ocupados se ha superado este 2025 sin entrar todavía de lleno la temporada alta, según datos difundidos este viernes por Turespaña a partir de la última Encuesta de Población Activa (EPA).
El director general de Ordenación y Evaluación Educativa de la Junta de Andalucía, Manuel Jesús Sánchez, ha trabajado para dos universidades desde que fue nombrado alto cargo hace casi un año, a pesar de que entre sus funciones está la coordinación de su departamento con los campus “en materia de educación superior”. El director general asesoró la pasada primavera a la universidad privada italiana Guglielmo Marconi para impartir un máster y da clases en la Universidad de Córdoba, un campus público. Sánchez había previsto impartir clases también para la universidad privada a la que asesoró, pero debido a su carga de trabajo actual declinó la oferta, según su testimonio.
Nadie duda que el antiguo aeropuerto de Tempelhof, reconvertido en un parque en 2010, es un emblema de Berlín. Pero también suponen 300 hectáreas de terreno libre en el centro de una capital donde, como sucede en la mayoría de ciudades occidentales, los vecinos tienen serios problemas para encontrar casas asequibles. Es por eso que el alcalde berlinés, Kai Wegner, anunció esta semana que quiere acelerar el proceso de urbanización del terreno conocido como Tempelhofer Feld. “Mi objetivo es que quizá ya en 2026 podamos preguntar a los berlineses cómo les gustaría que fuera este lugar”, declaró el político de la Unión Cristianodemócrata (CDU) a un periódico local. “Entonces habrá que ponerse manos a la obra con la planificación”, añadió.
Durante la mayor parte de la historia de la humanidad, los sueños fueron considerados de forma casi mística, como mensajes de dioses, demonios o antepasados. “El último sitio del que se imaginaba que podían surgir los sueños era la carne aparentemente inactiva que alberga el cráneo. Se creía que, durante el sueño, la mente quedaba aletargada y se convertía en un recipiente pasivo”, escribe el neurocirujano y neurobiólogo estadounidense Rahul Jandial en las páginas de ¿Por qué soñamos? (Diana).
Antes del estreno de Karate Kid (1984), el director John G. Avildsen y el guionista Robert Mark Kamen se acercaron a una de las proyecciones de prueba en Teatro Baronet de la Tercera Avenida de Nueva York, se fumaron un porro y se tomaron unos tequilas mientras esperaban las primeras reacciones a una película que había sido definida por su montador, Bud Smith, como “una pequeña película que no le iba a importar a nadie”. Cuando tras el final de la proyección se acercaron a la entrada principal y vieron a unos ejecutivos trajeados intentar hacer la patada de la grulla, supieron que tenían un éxito entre manos.
La palabra gracias abunda, pulula, se cuela en todos los rincones. Gracias tiene muchos significados, pero la enorme mayoría de las veces se la usa para agradecer al interlocutor por lo que ha dicho, hecho, prometido. No muchas palabras se pronuncian con esa frecuencia y, sin embargo, nunca me había preguntado qué decía cuando la decía.
Qasem Budair, un joven palestino de 30 años y licenciado en Derecho, se plantó hace un mes ante un tribunal académico de Bilbao para defender su tesis doctoral: un trabajo sobre las disputas comerciales en Oriente Próximo de más de 400 páginas en el que llevaba más de dos años volcado. Dos horas después, el jurado le dio un sobresaliente cum laude. Budair ya era doctor. Tal vez un abrazo con su director de tesis hubiese sido lo que seguía. Pero la suya no era una defensa como las demás, porque Budair tuvo que hacerla a 3.500 kilómetros de distancia, por videoconferencia, y desde una zona de conflicto, una Cisjordania asediada por las fuerzas israelíes y ataques de colonos.
De lejos, la imagen es muy poderosa y sorprendente: un gran velero varado se mantiene sobre las rocas en un precario pero prodigioso equilibrio escultórico en la bahía de Xàbia guarnecida por el cabo de Sant Antoni. De cerca, la quilla bien falcada en la piedra bañada por el mar desvela el misterio de la estabilidad de este barco de 19 metros de eslora que permanece encallado desde el pasado 24 de julio en la costa de la turística población alicantina.
Cuando llegó al MoMA en 1995 como director, y no faltaron voces que cuestionaron su nombramiento, había estado ya a cargo del Museo de Ontario y su especialización era en arte islámico. Sobre el papel, la idea de que Glenn Lowry (Nueva York, 70 años) dirigiera el legendario museo de Manhattan, cuya radical propuesta de acoger arte moderno había roto los moldes desde su apertura en 1929 y lo había convertido en faro de la vanguardia, no resultaba evidente. Hoy, tres décadas y dos fastuosas ampliaciones después, con 200.000 obras de arte en su colección, una sede satélite, el PS1 en Queens, cerca de 2,7 millones de visitantes al año y habiendo sobrevivido al ataque del 11-S, la pandemia o el crash de las finanzas de 2008, así como a las protestas que en 2021 forzaron la renuncia del presidente del patronato, Leon Black, por sus conexiones con Jason Epstein, lo que resulta difícil es imaginar a otra persona que hubiera logrado cruzar tantas tormentas con éxito.
Blanca Lacasa (Madrid, 52 años), mujer orquesta que transita por el periodismo, la música, el podcasting, la literatura infantil y el ensayo, quería congelar un instante. Ese segundo que se desvanece antes siquiera de empezar; ese vértigo del romance que, sin llegar a ser historia, se convierte en una tromba que arrasa con todo, sin mediación ni moraleja. “Me interesa el enamoramiento porque ocupa muchísimo espacio en nuestras conversaciones, en nuestras cabezas, y no entendemos por qué sucede”, sostiene. Tras el éxito de Las hijas horribles, debuta en la ficción con El accidente (Libros del Asteroide), una novela afilada e irónica sobre el caos emocional tras una seducción imposible.