ARTICULO PRIMERO.- Conformar, el Comité de Dirección de...
"Año de la lucha contra la corrupción y la impunidad”
El desplazamiento del epicentro de la guerra civil de Sudán hacia la vasta región de Kordofán, en el centro-sur del país, está disparando de forma alarmante el nivel de violencia en la zona. En las últimas semanas, los combates entre el ejército, las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) y un poderoso grupo armado local aliado con estas se han intensificado sobre todo en el oeste y el sur, y han frustrado los últimos esfuerzos diplomáticos para fraguar un alto el fuego humanitario. El recrudecimiento de los enfrentamientos se está produciendo además en medio de nuevas atrocidades generalizadas perpetradas contra la población civil.
Obrim Abans més que Encara i hi trobem el croquis de l’arbre genealògic de tres generacions de dues famílies —els Salabreda i els Buron—, però tot i el subtítol —“Storia in stile antico”—, ni se’ns acut la possibilitat d’imaginar que al llarg de les gairebé 800 pàgines que ens esperen, i que en una tipografia menys endimoniadament minúscula es convertiria en una novel·la el doble d’extensa, ens trobarem davant de la narració de les vicissituds, les continuïtats, els ardits, les argúcies i els canvis d’uns personatges que ens suscitaran l’alegria de formular-nos l’elemental i eterna pregunta lligada sempre amb la vitalitat d’una ficció: i ara, què passarà als herois?, en la nova aventura se’n sortiran amb tanta fortuna com a l’anterior o el destí els canviarà de rumb sense remei? La raó d’aquesta desconfiança és que l’autor d’Abans més que Encara es diu Miquel de Palol (Barcelona, 1953), i, com que coneixem les glaceres exaltades i espessament emboirades dels seus cims principals —Bootes (2023), El Testament d’Alcestis (2009), El Troiacord (2001) o El Jardí dels Set Crepuscles (1989), al capdavall el menys dificultós d’escalar, potser—, el cor se’ns encongeix i ens estremim en recordar que hem estat allà, tan perduts, arran dels precipicis oberts a banda i banda del sender estret per on anàvem ascendint amb un esforç feroç fent equilibrismes per no despenyar-nos roquissars avall, i prou sabem que entre els múltiples objectius i interessos de l’autor no hi figura la voluntat de retenir-nos en els seus dominis, com si no li importés expulsar-nos a la mínima ocasió en què s’adonés que no parem l’atenció necessària a l’abast del seu discurs.
Abans més que Encara Miquel de Palol Navona, 2025 793 pàgines. 30 eurosEntre Madrid y Rabat hay buena sintonía. No solo por el respaldo del Gobierno de Pedro Sánchez al plan con el que Marruecos busca afirmar su soberanía sobre el Sáhara Occidental. En clave energética, el comercio de gas y electricidad han creado un espacio de colaboración. La ministra de Transición Energética y Desarrollo Sostenible marroquí, Leila Benali, lo confirma: “Tratamos con amigos y vecinos muy conscientes de la responsabilidad regional que compartimos”.
En según qué contextos, la frontera que separa la integridad del ridículo más espantoso es prácticamente inapreciable. De lo que ocurra este domingo en Abu Dabi dependerá que McLaren puede hacer bandera de lo primero, o reciba mofas por lo segundo. Nadie en su sano juicio hubiera anticipado hace solo tres meses, que el Mundial de Fórmula 1 no se resolvería hasta la última parada del calendario, y mucho menos que la escudería británica tendría opciones de perderlo en favor de Max Verstappen. El piloto de Red Bull busca completar un triple salto mortal con pirueta que le llevaría a encasquetarse su quinta corona de campeón, todas ellas encadenadas desde 2021; en un repóquer que le colocaría en el mismo plano que Juan Manuel Fangio, a la vez que le desmarcaría del trío que forma actualmente con Alain Prost y Sebastian Vettel. El talento del holandés es incuestionable porque tira de él cada fin de semana, pero en una disciplina en la que el factor humano ha quedado por debajo del mecánico, la magia no basta si uno no recibe alguna que otra ayuda. Lo curioso del caso es que, en esta ocasión, la esperanza de Verstappen la ha hecho posible McLaren.
La Comisión Europea anunció ayer la primera sanción bajo el nuevo Reglamento de Servicios Digitales, aprobada en 2022 y que ha ido entrando progresivamente en vigor desde 2023: X, la red social antes llamada Twitter, ha sido multada con 120 millones de euros por tres vulneraciones de la ley.
Lord Kelvin fue un gran físico, pero hizo un ridículo espantoso con sus predicciones del futuro. En 1899 escribió: “La radio no tiene futuro, las máquinas voladoras más pesadas que el aire son imposibles y los rayos X demostrarán ser un fraude”. También sentenció de manera pomposa: “La ciencia dice no a la evolución”. Había calculado que la Tierra tenía 20 millones de años de antigüedad, y claro, con eso no daba tiempo a que operaran los parsimoniosos procesos que había postulado su compatriota Charles Darwin 40 años antes. Lord Kelvin creía saber, pero no sabía. Y estamos hablando de uno de los grandes sabios de su tiempo, no de un adolescente cazurro intoxicado por las tuberías de cuñados a las que llamamos redes sociales.
Salomé Pradas, consejera de Emergencias de la Generalitat Valenciana, no estaba tranquila ni iba a estarlo en toda la jornada del 29 de octubre de 2024. Aunque se lo pidiera por dos veces el jefe de gabinete de su presidente, Carlos Mazón, José Manuel Cuenca. “Tranquila, che”, le conminaba él a las 20.18, siete minutos después de que el centro de coordinación de emergencias (Cecopi) hubiera enviado el mensaje masivo a los teléfonos móviles de toda la provincia de Valencia en el que se pedía a los ciudadanos que ante las “fuertes lluvias” evitaran “cualquier tipo de desplazamiento”, un mensaje tardío —su envío se retrasó, entre otros motivos, porque Pradas no quería que la traducción al valenciano se pareciera mucho al catalán— y defectuoso —no pedía a los ciudadanos que subieran a pisos altos—. En ese momento todavía no se sabía, pero al menos 155 personas habían perdido ya la vida por el desbordamiento del barranco del Poyo y del río Magro. Pero sí se sabía que la situación era excepcionalmente grave.
El pasado 8 de junio, una concejal del PSOE en Torremolinos (Málaga, 70.933 habitantes) dijo basta. Llevaba, cuenta, más de cuatro años soportando el acoso sexual del secretario general de los socialistas en la ciudad malagueña, Antonio Navarro. Lo sufría por teléfono, con reiterados mensajes salidos de tono, pero también en persona a diario en el contexto laboral. Le avisó, intentó frenarlo, pero lejos de mejorar, la situación fue a peor. Frenó la idea de acudir a la justicia para no dañar las siglas de su partido y, este verano, decidió trasladar su situación a la dirección provincial socialista para que tomase medidas. Recibió una respuesta tibia. Cinco meses después, harta, dio el paso. “Fui al juzgado porque la situación era insoportable”, relata por teléfono a EL PAÍS, que ha tenido acceso a sus denuncias y la transcripción de larga cadena de mensajes que recibió a finales de 2021. “No he sido la única, ni siquiera la primera” en sufrir las conductas de Navarro, advierte en los documentos. “Hasta me iba del Pleno para no coincidir con él”, ha reconocido a este diario.
Antonio NavarroNo me esquives La edil El debate sobre las prioridades Antonio NavarroQue te quiero meter ficha Vaya Yo sé cómo quitarte el dolor de cabeza Que puta locura, esto es lo de siempreLa edilDesde luego Antonio NaranjoLo a gusto que estaríamos ahora con una copa de vino y un sofá La edilTú a lo tuyo Antonio NavarroEs que estás muy buena Antonio NavarroOtra cosa Ese escote lo has tenido siempre? La edilY ahora viene la organización de Ayto Se me ha olvidado ponerme una camiseta básica debajo Antonio NavarroAunque te pusieras cuello vuelto ibas a estar igual de buena Yo sé quitarte el cansancio La edilAla derecha del padre lo que cuenta, a la izqda el folcloreAntonio NavarroNo me mires así Qué puedo hacer para reconquistarte? Dime No me haces caso La edilEn mayo de 2023 tenemos toda la ciudad empantanadaAntonio NavarroLlámame Meto mucho la pata Es una de mis mejores especialidades Como habrás podido comprobar Pero no tengo ninguna mala fé Y como diría Juanca No volverá a ocurrir Ah Y no he cambiado Sigo siendo el mismo Dame 2 minutos solo Discúlpame Si no ya me vuelvo loco del todo No puedes hablar? Me acaba de llamar juan Vallejo Sobre todo eres buena persona Dame 1 minuto Nada más Soy gilipollas Estoy muy arrepentido. Créeme Tendrás que tirar la basura, no? Digo yo Por favor No consideras nada de lo que te escribí Quiero arreglar esto de la mejor forma posible De verdad, que no me lo perdonaría. Y todo esto (la política) ya sabes que para mí es circunstancial No quiero ni imaginar que una vez fuera de esto no podamos tener la amistad que hemos tenido La he cagado hoy no hay duda Te quiero en el sentido más puro de la palabraHace unos días que ha terminado la recogida del pimiento. También su proceso posterior de ahumado, que en las tierras de Cáceres próximas a la sierra de Gredos alumbra el pimentón con denominación de origen de la Vera, el conocido como “oro rojo” extremeño. En una de las fincas, tras cruzar el río Tiétar, el capataz Felipe González, de 61 años, apura este jueves la faena en el secadero. “No lo toques, que pica muchísimo”, advierte el hombre entre las bolsas listas para ser despachadas. Es un señor de metro sesenta, con piel y manos curtidas por el trabajo en el campo y tremenda verborrea. González se sabe al dedillo todos los pactos de La Moncloa “los enemigos” de España, que el exministro socialista José Luis Ábalos conserva su escaño tras ser encarcelado provisionalmente, que la esposa del presidente del Gobierno está imputada y que Pedro Sánchez acaba de reunirse con el primer ministro de Marruecos, Aziz Akhannouch, en Madrid.
Los mortales tenemos ya el WhatsApp ardiendo de planes de Navidad, de quién lleva los langostinos y de cuánto gastarnos en el amigo invisible. Surgen teorías muy elaboradas sobre cada opción. Pero hay un chat donde estos días no arde precisamente eso, sino el cabreo por el comportamiento de su partido ante las denuncias de acoso sexual por parte de algunos dirigentes. Es el de las responsables de Igualdad de las federaciones del PSOE, donde lo que ha estallado es la guerra, la decepción y la ira. Demasiado tarde, tal vez.
Así es: ha bastado un disco de Rosalía, una película de Alauda Ruiz de Azúa y alguna cosa más para que algunos proclamen en los periódicos el retorno de Dios. ¿Dios se había ido? ¿Vivíamos en un mundo sin Dios?
Desde bien pequeño a Russell Tovey (Essex, 44 años) le persigue la misma pregunta: ¿quién demonios es Russell Tovey? La cuestión se podría zanjar tirando del típico formalismo: actor británico conocido por series como Years and Years (2019) o American Horror Story: NYC (2021). Pero sería, como diría Rosalía, una narrativa reduccionista. Durante toda su vida, a Tovey le han llovido cientos de etiquetas, todas ciertas y todas limitadas.
Aunque desde 2018 se empeña en ser un clásico de la Navidad en España, Leticia Sabater (Barcelona, 59 años) vive en un verano continuo. Dos días después de lanzar, el pasado 17 de noviembre, La conejita de Papá Noel, su último villancico —o así lo califica ella—, cogió un avión y se fue dos semanas al Caribe, de vacaciones. A su vuelta, a punto de comenzar su gira navideña de conciertos (lo hizo el 5 de diciembre en Zaragoza), visitó EL PAÍS luciendo moreno antillano y con la energía de quien se siente querida. “En el aeropuerto, esperando el avión a Miami, todo el mundo me felicitaba y me decía: ‘Me han pasado esta mañana el vídeo por cuatro sitios distintos”, cuenta sobre su última canción, un “reggaeton y dembow que viene desde Miami y que —apunta— solamente el primer día tuvo 400.000 visitas”.
Vox quiere imponer al PSOE el cordón sanitario que los restantes partidos no han querido aplicar a la formación ultra, al contrario que en otros países de Europa. La dirección que preside Santiago Abascal ha dado instrucciones a sus cargos públicos para que traten a los socialistas como apestados; es decir, no participen en actos institucionales con ellos o, si no tienen más remedio que hacerlo, eviten fotografiarse junto a ellos. Estas directrices han generado tensiones en pueblos y pequeñas localidades donde las relaciones personales entre vecinos están por encima de las políticas, según reconocen fuentes próximas a Vox.
Reconciliación está repleto de reproches. Las memorias de Juan Carlos I, que salieron a la venta en España esta semana, contienen múltiples críticas, no solo a su hijo, sino al Gobierno actual y a dirigentes políticos de distintas épocas, incluyendo presidentes que lo fueron bajo su reinado, lo que choca, incluso después de la abdicación, con las funciones de representación, arbitraje y moderación que la Constitución atribuye a la Corona. “Un rey no debe tener una ideología política”, admite el propio Juan Carlos de Borbón en el libro, donde ha vertido, sin embargo, numerosas opiniones estrictamente políticas e incluso sobre asuntos judiciales que le afectaban a él y a su familia. No es la única contradicción a lo largo de 507 páginas que comienzan recordando, precisamente, una recomendación desoída: “Mi padre siempre me aconsejó que no escribiera mis memorias”. El resultado es un largo ejercicio de autorreivindicación salpicado por algunas anécdotas que pretenden recordar el carácter campechano que alimentó durante años el llamado juancarlismo, como que en Abu Dabi tiene un loro (“que luce los colores de la bandera de España en la cresta”); que compartía con Clint Eastwood el mismo tono de llamada de móvil (la banda sonora de El bueno, el feo y el malo) o que en una ocasión tuvo que tragar “como una aspirina” los “ojos de merluza” que Hassan II le ofreció como un manjar.
En España se registraron más de 4.100 suicidios en 2023, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística. De ellos, 354 tuvieron como víctimas a jóvenes de entre 15 y 29 años; y otros 10 fueron de niños y adolescentes de hasta 14 años. Repasamos en seis claves los datos del suicidio en España y el mundo.
Cada viernes, a las doce con dos minutos exactamente, José repite la misma operación: entra a su móvil, escribe en Google la dirección web que ya tiene marcada como favorita y envía a la Delegación de Gobierno la petición de un permiso para manifestarse en la vía pública con un mes de antelación. Si no lo hace con la misma puntualidad de siempre, correría el riesgo de perder el sitio habitual que él y una quincena de compañeros ocupan cada lunes para protestar en defensa de las pensiones. En ocho años que llevan colocándose en la plaza de Las Cortes, justo frente a la entrada del Congreso de los Diputados, tan solo ha sido una vez la que han perdido el sitio y pocas las que han dejado de ir por causas mayores como la lluvia o la pandemia.
¿Dónde vibra el nervio de una ciudad? Este corresponsal ha dado mil vueltas por Berlín. A pie, en bici, en metro, en tranvía. El otro día dio por fin con el lugar.
Se respira chic francés en el despacho de Christian Louboutin (París, 62 años) en la capital gala. Desde la ubicación, junto al Louvre, hasta la manera aparentemente descuidada en la que el zapatero ha mezclado piezas nuevas y antiguas. Esculturas, carteles de películas, zapatos, libros de arte, moda, jardinería… Recibe con cálida sonrisa a la mañana siguiente de celebrar su Loubi Show, una fantasía cabaretera en un estadio a las afueras de la ciudad. “Ha sido una colaboración, como el año pasado, con David LaChapelle y Blanca Li. Pensamos un espectáculo que colocara los zapatos en un lugar inesperado, así que se nos ocurrió un partido de fútbol americano de un pueblo pequeño”. El resultado fue un evento tan inesperado como electrizante. Como su conversación. Aunque en septiembre anunciaba que Jaden Smith será el director creativo de su línea masculina, el movimiento no anticipa ninguna retirada. Todo lo contrario, la decisión obedece a que Louboutin prefiere centrarse en su favorito: el calzado femenino.