ARTICULO PRIMERO.- Conformar, el Comité de Dirección de...
"Año de la lucha contra la corrupción y la impunidad”
Murió tantas veces y de tantas maneras, que cuando llegó la definitiva no se le tomó muy en serio y Luis Barboo cayó en el olvido durante casi 25 años. Precipitado desde lo alto de un faro o desde la cornisa de un edificio, tiroteado, asaeteado, quemado, explosionado, apuñalado, infartado, sádicamente torturado, desgarrado por el hombre lobo. “Era muy intrépido”, reconoce su hijo mayor, Alfonso, y nunca dijo no a una muerte espectacular en el cine. El actor y especialista Luis Bar Boo, Barboo como nombre artístico más habitual (Vigo 1927-2001), pudo fenecer en el 80% de su filmografía y lo hizo a manos de estrellas tan fulgurantes y memorables como Kirk Douglas (La luz del fin del mundo, de Kevin Billington, 1971), Lee Van Cleef (El halcón y la presa, de Sergio Sollima, 1967) o Clint Eastwood (Por un puñado de dólares, de Sergio Leone, 1964).
Los días en Palacio Nacional empiezan antes de que salga el sol. Al filo de las seis de la mañana, Claudia Sheinbaum se cuadra ante su guardia presidencial. Saluda con el protocolario gesto militar y sigue caminando por los solemnes pasillos de techos altos que separan su estancia personal de la sala donde tiene la primera reunión de la mañana con la cúpula del Ejército y su gabinete de Seguridad. Luego, se trasladará a otro de los salones del edificio colonial para su rueda de prensa matutina y durante el resto del día puede llegar a juntar más de 10 reuniones. Hasta ahí, todo encaja como una continuación de los ritmos maratonianos implantados por Andrés Manuel López Obrador. Pero el estilo de gobernar ha cambiado tanto hacia dentro como hacia fuera. La política mexicana ha entrado en una nueva etapa con la llegada al poder de la primera mujer en su historia. Un estilo más contenido y prudente, pero igualmente infatigable y no exento de ejemplos de firmeza durante este primer año.
Alberto Núñez Feijóo y los barones autonómicos del PP llevan desde la tarde de este viernes encerrados en un palacete de Murcia trabajando en diversos asuntos para coordinar la estrategia común de los populares ante el nuevo curso político. La última en acudir a la cita, prevista desde hace semanas, fue la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que tomó el AVE de la 10 de la mañana y llego las 12.45 a la estación murciana. Tras haberse sumado tarde porque en la jornada anterior “tenía la ronda de portavoces parlamentarios de la Asamblea”, según su gabinete, la dirigente madrileña se plantó directa para intervenir con un discurso muy preparado en el debate que más le interesaba: el apartado sobre inmigración.
El señor Carlos Garamendi, presidente de la CEOE, es un hombre muy ocupado que añora la cultura del esfuerzo. “¿Tú te crees que Carlitos trabaja 37 horas y media a la semana? No”. Se refería al tenista Alcaraz, por si la confianza del nombre de pila en diminutivo induce a pensar que se refería a un esclavo bonachón y agradecido por los azotes.
Hagamos historia comparada, entre un documento marxista de hace casi un siglo y la actual primera potencia del capitalismo. El primero es la película Sopa de ganso, de los hermanos Marx, de 1933. Tenemos a un tipo estrafalario y sin escrúpulos que solo piensa en el dinero y las mujeres, se convierte en un dictador de un país llamado Freedonia —juego de palabras sobre la tierra de la libertad— y solo hace cosas sin sentido (hay un diálogo sobre aranceles), que acaban por llevarle a la guerra. Dos frases del filme son muy actuales como reflexión política. Una: “¿A quién va a creer, a mí o a sus propios ojos?”. Dos: “Señores, puede que parezca un idiota y hable como un idiota, pero no se dejen engañar, es realmente un idiota”. En el número musical final, toda la corte de aduladores y descerebrados de Freedonia se lanza a cantar que todos los hijos de Dios tienen armas y que ir a la guerra será maravilloso.
La economía estadounidense es como un gigantesco carguero de 30 billones de dólares al que es difícil hundir. Ocho meses después de su llegada a la Casa Blanca, Donald Trump no lo ha conseguido con su testoterónica política, pero la ha desviado de su camino. Lo acaba de decir la OCDE en sus previsiones semestrales: si con Biden la economía crecía un 2,8% ahora lo hace a un 1,8%, y se prevé que en 2026 solo crezca un 1,6%; la inflación era entonces del 2,5%, en estos momentos es del 2,7% y el año que viene llegará al 3%.
La sorprendente decisión de que sea un jurado popular el que juzgue a la esposa del presidente del Gobierno por la también sorprendente acusación de malversación de caudales públicos (en concreto, haber pedido a su asesora en La Moncloa alguna gestión particular) ha desviado la atención esta semana de algo mucho más grave: por segunda vez en menos de dos años, la Audiencia Nacional ha puesto en libertad a dos de los principales capos de la mayor red de tráfico de drogas de Europa, la peligrosísima banda holandesa Mocro Maffia, alegando un “lamentable error” en ambos casos.
Aunque parezca mentira, la segunda Administración de Trump empezó hace casi nueve meses. A un ritmo frenético, y de forma sistemática, ha ido atacando todo lo que hace que este país funcione: los inmigrantes, las libertades civiles, las universidades, la libertad de prensa, los medios, los reguladores independientes, la ayuda al Desarrollo o la financiación de servicios básicos como Medicaid, por citar algunos objetivos recientes.
El movimiento longevity hub está de moda, pero de nuevo solo tiene el nombre. Las aguas termales para aliviar ciertas dolencias se conocen desde hace siglos y ya en 1931 existía la clínica La Prairie en Montreux (Suiza), que se hizo famosa por la terapia del doctor Paul Niehans que inyectaba células de neonatos de cordero (práctica hoy impensable) para detener el envejecimiento celular. Años más tarde, en 1953, en el lago Constanza (Alemania) se creó la primera clínica de ayuno terapéutico, la Buchinger Wilhelmi, con filial en Marbella desde 1973. La teoría del ayuno, medicalizado y avalado científicamente, promueve la restricción calórica durante 10 o 21 días. Durante ese periodo solo se ingieren caldos, infusiones y zumos. De esta manera, el cuerpo vive de sus reservas grasas para depurar el organismo y obtener energía. Está demostrado que no solo ayuda a perder peso, sino que también previene enfermedades y retrasa el envejecimiento.
Especial Belleza | 'El País Semanal'Este reportaje forma parte del Especial Belleza de 'El País Semanal' del 28 de septiembre.En Europa hay un serio problema residencial y parece que ya nadie se atreve a cuestionarlo. La Comisión de Vivienda del Parlamento Europeo dio un paso inédito este jueves al presentar un informe que intenta poner algo de luz sobre la crisis habitacional que asola a los países comunitarios. El documento, a cargo del eurodiputado popular Borja Giménez, fía los arreglos al libre mercado y ya ha recibido duras críticas del ala socialdemócrata y de la izquierda, lo que refleja que, aunque la mayoría de grupos compartan el diagnóstico, las opiniones sobre su origen y cómo abordarlo siguen divididas. Todas esas diferencias se plasmarán en enmiendas que, en función de la correlación de fuerzas, balancearán el borrador inicial. La idea es que el texto final esté listo a finales de año y llegue a la Comisión Europea, ya sea en forma de simples recomendaciones o de directrices y planes de inversión.
Jamal Abu Amer se tambalea bajo el peso de dos contenedores de agua atados a su bicicleta, pedaleando lentamente por los concurridos caminos de Deir al Balah, en el sur de Gaza. El niño de 11 años ha esperado dos horas en la cola de la mayor estación desalinizadora de Gaza. Ahora, que ha conseguido abastecerse, debe recorrer el kilómetro que le separa de la tienda de su familia, de ocho personas, sin derramar ni una gota, porque cada litro cuenta.
Sarah Ferguson pertenece a esa categoría privilegiada de personas a las que casi todo se les perdona. Bien por su simpatía o por la creencia de que sus torpezas nunca son intencionadas. Siempre van a tener una segunda, tercera o cuarta oportunidad. Eso parecía con la duquesa de York, Fergie, la ex del infame príncipe Andrés de Inglaterra. Hasta ahora. La revelación de su humillante email al multimillonario estadounidense Jeffrey Epstein, enviado en 2011, a pesar de que entonces ya estaba condenado por delitos sexuales, ha vuelto a poner en la picota al personaje con más instinto de supervivencia del complejo mundo de la familia real británica, y esta vez parece complicado que se reponga de la caída.
El desfile del 30° aniversario de Dsquared2 comenzó con una carta. Estaba en los asientos de los asistentes, llevaba la firma de Dean y Dan Caten, los fundadores de la marca, y estaba dirigida a la modelo y fotógrafa que los descubrió en Canadá cuando eran solo dos hermanos adolescentes que no encajaban en ningún sitio. “Fue la persona que nos inició en la moda y la primera que nos aceptó. Eramos diferentes y ella nos entendió. Fue como una madre para nosotros, nos llevaba a todas partes, nos sacaba a cenar, nos presentó a gente”, recuerdan los hermanos. “Nos convirtió en lo que somos hoy y nos ayudó a dejar de avergonzarnos. Nos invitó a entrar en un mundo en el que encontramos nuestro sitio, nos sentimos cómodos, Porque nuestra infancia no había sido así. Por eso quisimos que el desfile fuese una invitación abierta. Invitamos a todo el mundo. ¡Incluso a la policía!”.
La Liga Nacional de Fútbol Profesional (LaLiga) ha dado un paso sin precedentes en su guerra contra la piratería. En las últimas semanas, numerosos particulares han recibido burofaxes exigiendo el pago de alrededor de 450 euros para evitar una futura demanda judicial por consumo de retransmisiones ilegales de fútbol. La medida, presentada como un paso necesario en defensa de los derechos audiovisuales de los clubes, ha generado un intenso debate jurídico y social al dirigirse, por primera vez, contra usuarios finales.
Un pastel muy golosoLos ingresos audiovisuales se han consolidado como el eje central de la economía del fútbol español. En España, LaLiga comercializa los derechos televisivos de manera conjunta desde la aprobación del Real Decreto-Ley 5/2015, mediante el que asumió su producción y comercialización. En la actualidad está vigente un contrato por cinco temporadas (hasta 2027) con Movistar y DAZN que pagan 4.950 millones de euros por ellos. En la temporada 2023/2024 se distribuyeron un total de 1.498 millones de euros entre los clubes de Primera División, que recibieron 1.351 millones, y los de Segunda, a los que se les abonó 147 millones.
En la reciente (y lacrimógena) película tailandesa Cómo hacerse millonario antes de que muera la abuela (2024) lo ancestral convive con lo urbano a través de la historia de un nieto que lo deja todo para cuidar a su abuela enferma pensando en su herencia, mientras se van revelando cultura, carácter y costumbres de Tailandia, tales como una actitud positiva ante la vida, un profundo respeto por las tradiciones y la jerarquía y un sentido de la hospitalidad tan coreográfico que, irremediablemente, atrapa a cualquiera. Es una buena toma de contacto con un país en el que el 95% de la población es budista (el budismo se considera una filosofía y una religión) y en el que se cuentan más de 41.000 templos para venerar al profeta. Un país que recibe más de 35 millones de viajeros al año (es el décimo más turístico del mundo) y que encandila más allá de la vibrante energía de Bangkok (capital burbujeante con sus infinitas tentaciones gastronómicas para todos los bolsillos), de las playas paradisíacas que circulan por Instagram, del buen gusto de pujantes firmas de diseño y arquitectura como Boon Design (su hotel Raya Heritage de las afueras de Chiang Mai roza la perfección), de la arquitectura de influencia sinoportuguesa (no hay un casco viejo mejor conservado que el de Lampang) e incluso de los hoteles dignos de la famosa serie The White Lotus. También hay una Tailandia profunda y tradicional que nos permite entender la esencia de un país y de su thainess, término que define la estética y la espiritualidad de la identidad, una suma de gestos que van de la reverencia con la que se ofrece una flor de loto a la sonrisa que no quiere convencer de nada sino armonizar el momento.
Los galeristas, críticos y marchantes a los que les pedimos unas líneas para este reportaje declinaron amablemente la petición: “Se escapa de mi campo”, dijeron. Eso da una idea de por dónde van los tiros. MSCHF no es un colectivo artístico. Tampoco una factoría warholiana. Ni una marca, aunque funcionan como una start up. No hacen arte performativo. Ni Fluxus. Y desde luego no tradicional. “La mejor definición a la que hemos llegado hasta ahora es ‘MSCHF hace proyectos”, dice Kevin Wiesner, cofundador y director creativo junto a Lukas Bentel de esta llamémosla agrupación nacida en Brooklyn en 2019.
Para una persona amante de la botánica, las hojas de las plantas de su jardín particular suelen tener continuidad en las hojas de los libros de su biblioteca. Hay pocas publicaciones más bellas que las dedicadas a las plantas, en las que las ilustraciones y las fotografías sumergen a quien las lee en un edén de formas y colores. La literatura jardinera es una génesis de belleza en sí misma, y tiene tantas categorías internas como flores tiene un jardín, cada una con su propia personalidad.
Nvidia, el gigante estadounidense de los chips para inteligencia artificial (IA), se ha convertido este año en la mayor empresa del mundo por capitalización bursátil gracias a la euforia de los mercados para esta nueva tecnología y su revolución para los próximos años. El grupo es la referencia para la industria, aunque también hay quien habla de una nueva burbuja.
“No confíes solo en la pensión pública. Ahorra un poquito cada mes. Diez euros, 20 euros, 50 euros y durante mucho tiempo. Fíjate un objetivo. Nunca es demasiado pronto para empezar”. La frase la podría firmar cualquier comercial de planes de pensiones de un banco español. Pero no. Quien pronunció estas palabras fue el nuevo canciller alemán, Friedrich Merz. Y no se ha quedado solo en el discurso.
Jacobo Blanquer es un veterano de la gestión de activos y lleva las riendas de la gestora de Tressis desde 2011. Afronta ahora una nueva etapa, después de que el grupo andorrano MoraBanc haya formalizado la compra de la sociedad de valores Tressis, aunque las cosas no han cambiado para la gestora, según explica Blanquer. Con un patrimonio que ha alcanzado los 1.150 millones de euros, Tressis Gestión seguirá siendo la gestora de activos del nuevo grupo y la fábrica de productos para una clientela eminentemente de banca privada.