ARTICULO PRIMERO.- Conformar, el Comité de Dirección de...
"Año de la lucha contra la corrupción y la impunidad”
Si eres de los que ama recorrer con la bici la ciudad o la montaña, entonces sabrás la importancia de contar con todo lo necesario para que la experiencia sea más cómoda y segura. Cuando la temporada invernal se acerca, por ejemplo, no pueden faltar unas mallas térmicas y un buen maillot, ya que favorecen la libertad de movimiento y ayudan a que las condiciones adversas del tiempo se lleven mucho mejor.
En ocasiones, hacer deporte depende únicamente de dar con el accesorio adecuado y a bajo coste. Una de las actividades que se puede llevar a cabo tanto fuera como dentro de casa y que no requiere de una forma física avanzada es el ping-pong. Para muchos, puede suponer todo un desconocido solo visto en las Olimpiadas y en los patios de colegios e institutos. Pero nada más lejos de la realidad. Es un pasatiempo apto para todos los públicos y que engancha al instante. Sin embargo, para jugarlo en el caso de no haber una mesa reglamentaria cerca de casa, lo mejor es hacerse con una red de ping-pong retráctil para pasar ratos muy divertidos sin limitaciones. La que destacamos es la más deseada en Amazon a la venta por solo 10 euros.
Juego de palas de ‘ping-pong’, pelotas y fundaSi necesitas invertir en un set completo para jugar al tenis de mesa, no lo pienses más. Este pack, que se encuentra rebajado, es una magnífica opción de compra. Incluye red extensible, estuche, tres pelotas y un par de raquetas acabadas en madera de álamo.El perfume tiene la capacidad de decir mucho de una persona, sin necesidad de pronunciar una sola palabra. Es un reflejo de nuestra esencia, por eso es una herramienta poderosa en la construcción de nuestra imagen. A la hora de elegir uno, es clave que el aroma nos represente.
Los orígenes de la chaqueta bomber se remontan a la Primera Guerra Mundial, cuando fue diseñada para que los pilotos estadounidenses pudieran mantenerse abrigados durante los vuelos a gran altitud. En aquella época, el cuero era el material predominante, elegido por su resistencia y capacidad aislante. Más de un siglo después, esta prenda icónica ha sabido reinventarse sin perder su esencia y sigue marcando tendencia, combinando funcionalidad y estilo en el armario masculino contemporáneo.
La intensa campaña electoral argentina entra en su recta final con Javier Milei en el centro de la escena. Las elecciones de medio término que se celebrarán el próximo domingo para renovar parte de las cámaras legislativas se han convertido en un plebiscito sobre la gestión del presidente ultraderechista. Milei llega a la meta con la lengua afuera, tras haber solicitado dos rescates financieros para sostener el valor del peso —y así mantener a raya la inflación— y golpeado por escándalos y recortes en áreas sensibles que han mermado el apoyo popular con el que inició su gestión en 2023.
La candidata de la derecha tradicional chilena, Evelyn Matthei, economista de 71 años, busca contra el reloj un milagro: en solo cuatro semanas -lo que resta para las elecciones del 16 de noviembre próximo- alcanzar al candidato de la derecha extrema, el ultra José Antonio Kast, abogado de 59 años. De acuerdo a los sondeos de opinión, será Kast el que pasará a la segunda vuelta del 14 de diciembre con la comunista Jeannette Jara (51), exministra del Trabajo de Gabriel Boric, la carta del oficialismo. Matthei, arropada por la coalición Chile Vamos y los partidos centristas Amarillos y Demócratas, agota sus últimos cartuchos en marcar diferencias con los candidatos que llevan la delantera y con el propio Gobierno. Intenta, con dificultad, mostrarse como la alternativa lejana a los extremos en una elección presidencial polarizada. Pero el tiempo se le acaba.
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La noticia empresarial del año llega sobre las ocho de la tarde del jueves pasado en un escueto mensaje de Gonzalo Barettino, secretario general del Banco Sabadell, al grupo de WhatsApp de los directivos: “Ha salido un 25%”. Todos los miembros de ese chat están pendientes del teléfono móvil porque un rato antes han surgido rumores de que tal vez el desenlace de la opa hostil lanzada por el BBVA se va a conocer ese mismo día. Después de 17 meses de batalla cruenta, esas no más de tres palabras junto al porcentaje indica que han ganado, que la operación para absorberles ha fracasado. Se acabó, la opa no sale adelante. “Y por un rato nadie respondía nada, no nos atrevíamos, como si no nos lo creyésemos”, dice uno de ellos.
Son las diez de la mañana y los ciervos pastan entre los árboles que se encuentran dentro del perímetro de la central nuclear de Almaraz (Cáceres). De fondo, las llamadas por altavoz a distintos trabajadores indican que estas instalaciones están en un momento de ebullición. La planta acomete en estos días el conocido como proceso de recarga, en el que uno de sus dos reactores está detenido para retirar el combustible usado y ponerlo en piscinas con agua y boro. Un tercio no volverá a utilizarse —ya que ha alcanzado el máximo de su vida útil—, pasará a ser un residuo nuclear y será sustituido por combustible nuevo. Este movimiento que dura poco más de 30 días y que se hace cada 18 meses, conlleva una contratación extra de personal de unas 1.000 personas, lo que eleva la plantilla actual de la central a unos 2.000 trabajadores.
Fernando Sánchez (43 años) trabaja como técnico radiológico en la central nuclear de Almaraz y es alcalde de un pueblo cercano, Belvís de Monroy, una aldea de apenas unos 800 habitantes, en la que gobierna por el partido regionalista Levanta Extremadura. El cese de la actividad en la planta, cuyos dos reactores están previstos que cierren en 2027 y 2028, le ha llevado a crear Sí a Almaraz, Sí al futuro, una plataforma en la que participan trabajadores de la central, varios ayuntamientos de la zona, asociaciones empresariales y sindicatos, entre otros, para presionar a políticos y empresas a que se sienten a hablar para asegurar la continuidad de una instalación que genera unos 4.000 puestos de trabajo entre directos e indirectos. Él, al igual que los otros miles, teme que el fin de la nuclear le obligue a tener que irse a otro lado en busca de un empleo. Este alcalde y activista por la continuidad de la planta nuclear ha hablado por teléfono con EL PAÍS.
El voto femenino en España ha mostrado un comportamiento zigzagueante en los últimos años, aunque con una tendencia a favorecer al PSOE sobre el PP desde las últimas elecciones generales. Esa ventaja se alteró tras el estallido del caso Cerdán el 12 de junio, cuando la UCO difundió un informe que implicaba al entonces secretario de Organización socialista y a figuras próximas como José Luis Ábalos y Koldo García en presuntas mordidas y adjudicaciones irregulares. Según el barómetro de julio de 40dB. para EL PAÍS y la Cadena SER, en un mes el PSOE perdió cuatro puntos de intención de voto entre las mujeres, frente a poco más de uno entre los hombres.
La larga, y a menudo siniestra, historia de intervenciones de Estados Unidos en Latinoamérica parece estar a punto de escribir un nuevo capítulo. Tras un siglo XX de activa injerencia, a veces patente, como la invasión de Panamá en 1989 —otras, pretendidamente encubierta, como el patrocinio del golpe de Estado en Chile contra Salvador Allende, en 1973—, la Administración de Donald Trump ha autorizado operaciones encubiertas de la CIA en Venezuela. Si a eso se suman los cinco ataques contra supuestas narcolanchas y un pequeño submarino en el Caribe, y la extraña retirada del jefe del Comando Sur, a cargo de las operaciones militares en la región, dos años antes de lo previsto, la presión sobre Nicolás Maduro se vuelve aún más directa.
Una ola de descontento juvenil recorre el mundo. El movimiento que ha desencadenado el estallido social más amplio en Marruecos desde hace dos décadas es el último eslabón de una cadena que ha derribado gobiernos en países tan dispares como Nepal, Perú o Madagascar en el último mes. En ellos, los menores de 30 años son mayoritarios. Bajo el denominador común de una protesta digital que enarbola emblemas del manga japonés, miles de jóvenes nacidos entre mediados de la década de los noventa y 2010 ―la llamada generación Z, vista como apolítica, aunque estresada por su futuro― se han echado a la calle en tres continentes.
El pasado lunes ―con los milicianos de Hamás controlando las calles de media Gaza, la mayoría de cadáveres de rehenes israelíes por devolver y un Gobierno tecnocrático, fuerza multinacional y órgano extranjero supervisor todavía en el papel―, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció en su red social: “La segunda fase ha comenzado ahora mismo”. Nadie sabe muy bien a qué se refería: es justo la parte de su plan para Gaza que concentra todos los asuntos de largo aliento y espinosos (desarme de Hamás, nueva administración de la Franja, fin del repliegue israelí…). Y, si algo ha demostrado esta primera semana de alto el fuego, es que su negociación y puesta en práctica será peliaguda.
Si en Gaza ha sido posible silenciar las armas, también lo es en Ucrania. Nada se le resiste a Donald Trump, repiten Volodímir Zelenski y su equipo en su estrategia de cortejo al presidente estadounidense. “Trump ha forjado una paz en Oriente Próximo que muchos daban por imposible. La misma fuerza se necesita para detener el horror que inflige Rusia en Ucrania”, dijo el 14 de octubre Andrii Yermak, jefe de la oficina del presidente ucranio. “Enhorabuena por conseguir el alto el fuego en Oriente Próximo”, felicitó Zelenski este viernes a Trump en la Casa Blanca, “usted lo hizo y creo que es un impulso para acabar la guerra”. “Vladímir Putin no está listo para ello, pero con su ayuda, presidente Trump, lo podemos conseguir”, continuó el líder ucranio.
Fuerzas poderosas y desatadas agitan un mundo inmerso en un oscuro proceso de transformación en múltiples planos. En el geopolítico, asistimos a una amplia reconfiguración de estrategias y movimientos, a menudo violentos. En el político, observamos el auge de formaciones nacionalpopulistas con instintos autoritarios. En el tecnológico, el advenimiento de la Inteligencia Artificial (IA) generativa encierra grandes promesas, pero también temibles amenazas de desequilibrio de mercados laborales y procesos cognitivos. En el comercial, la tensión es máxima con aranceles, restricciones, fracturas. En el medioambiental, los estragos del cambio climático golpean con dureza inaudita. En el cultural, una ola retrógrada se abate sobre tantas orillas en distintos lares. La combinación de estas fuerzas genera una peligrosa turbulencia.
Matteo Renzi (Florencia, 50 años) fue el primer ministro más joven de Italia, entre 2014 y 2016, con el Partido Democrático (PD), formación que luego dejó para encabezar en 2019 un proyecto más de centro, Italia Viva. Pequeña, pero suficiente para Renzi para sacar petróleo y ser influyente: fue decisivo en 2019 para rehacer sobre la marcha el primer Gobierno de Giuseppe Conte, echando a la Liga de Matteo Salvini, y también para hacer caer el segundo en 2021 y sustituirlo por otro de Mario Draghi. Con fama de genio táctico y de saber leer en el confuso mapa de la política italiana, Renzi juega ahora sus cartas para ser la pata de centro de una gran coalición de izquierda que pueda vencer a Giorgia Meloni en las elecciones previstas para 2027.
Algunas decisiones en la vida solo admiten consecuencias extremas: se puede quedar como un genio o como un idiota. Wang Chuanfu (Wuwei, China, 59 años), el CEO de BYD, quiso demostrar la seguridad y limpieza de las baterías que desarrollaba su empresa durante una reunión con Berkshire Hathaway, la firma de Warren Buffett, bebiéndose un vaso del líquido electrolítico de una de ellas. Todos quedaron atónitos. Años después, convertido en el hombre más rico de China, el veredicto es evidente: es un genio.
Un hombre familiarEn OurChinaStory, un portal de noticias chino, se menciona que, incluso después de hacerse rico, Wang decidió permanecer cercano a su familia: vivió con su hermano y cuñada en Shenzhen para “retribuir su apoyo”.
Marella Rossi (Hauts-de-Seine, 52 años) camina con prisa sobre los magníficos suelos de madera de Aveline, la galería de antigüedades de París que tiene los mejores muebles del siglo XVIII francés. De vez en cuando se vuelve para comprobar que la sigo o para hacerle una gracia a Gigie, su perrita, o para responder las tres o cuatro preguntas que le lanzan al mismo tiempo desde todas las esquinas del palacete. No es el mejor día para verla, esta noche inaugura la 23ª edición de Chambres à part para Art Basel, cuya curadora es la artista Laurence Dreyfus, es mediodía y aún le queda mucho por hacer. En las dos plantas de Aveline se instalan luces y se mueven de sitio objetos muy valiosos… “Si está la jefa se supone que tiene solución para todo y a veces no es así”, me dice en voz baja. Marella tiene una palabra amable para todos, reparte bonjours y mercis, pero no se desvía de su objetivo: llegar al único lugar donde podemos hablar un rato, su despacho. Más bien el de su padre, Jean-Marie Rossi, el decano de los anticuarios de París, fallecido en 2021 y que en España es conocido por su matrimonio con Carmen Martínez-Bordiú.
“¿Has visto que sigue la balacera de los españoles?”. Fue el comentario de dos peruanos, entre divertidos y sorprendidos, durante la solemne sesión inaugural del X Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE), en Arequipa (Perú), el acto que finalizó con el discurso del rey, Felipe VI, el pasado miércoles. La frase sintetiza la comidilla de esta cita trienal sobre el estado y retos del español, el agrio y público enfrentamiento personal entre los responsables de las dos principales instituciones que velan por la salud de una lengua que tiene 500 millones de hablantes nativos en el mundo: el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, y el director de la Real Academia Española (RAE), Santiago Muñoz Machado. “Todo esto viene de un mal entendimiento personal que ha ido engordando como una bola de nieve”, dice una fuente de la RAE.