ARTICULO PRIMERO.- Conformar, el Comité de Dirección de...
"Año de la lucha contra la corrupción y la impunidad”
En las islas Columbretes, un pequeño archipiélago mediterráneo bajo protección por su gran valor ecológico a 30 millas marinas de Castellón, estos días no hay ningún guarda de vigilancia pendiente del radar. Según el investigador Diego Kersting, del Instituto de Acuicultura Torre de la Sal (IATS-CSIC), esto que no había ocurrido nunca antes desde la creación de este espacio protegido en 1990, ni los fines de semana, ni ningún festivo, ni siquiera durante la crisis financiera o la pandemia, se debe a un recorte de fondos del 40% en la vigilancia y el mantenimiento de las 12 reservas marinas de interés pesquero gestionadas por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA).
Son un peligro creciente. En un momento en que cada vez más personas compran o adoptan un perro, las guarderías caninas se han convertido en un negocio cada vez más lucrativo. Pero junto con el dinero llega la ilegalidad. De un tiempo a esta parte, también son cada vez más numerosas las guarderías clandestinas de perros que funcionan desde viviendas particulares. Lo hacen sin licencia ni supervisión, y se promocionan en redes sociales con tarifas muy por debajo del mercado. En los últimos tres años, la Policía Municipal ha intervenido al menos 15 de estos negocios clandestinos en Madrid. En el mes de septiembre, en el madrileño barrio de Hortaleza, en Manoteras, la Unidad de Medio Ambiente de la Policía Nacional inspeccionó un piso de 70 metros cuadrados donde se localizaron siete perros en condiciones deplorables. A los responsables se les ha impuesto una sanción inicial de 5.000 euros, que podría alcanzar los 50.000 en caso de reincidencia. “La proliferación de guarderías informales es real y cuantificable: estimamos cerca de 5.000 cuidadores no registrados y denuncias que se disparan en periodos vacacionales. La saturación de los servicios reglados y la confianza ciega en aplicaciones han creado un mercado sumergido que pone en riesgo el bienestar de los animales cada vez más”, asegura un portavoz de la Comisaría de Medio Ambiente de la Policía Municipal.
La historia del Maresme, la pequeña comarca alargada que cubre la costa al norte de Barcelona antes de que se convierta en la Costa Brava, siempre ha basculado entre dos almas: tranquilidad y actividad, ocio y negocio. Ya era así para los romanos, que instalaron ahí sus villas para gozar de la calma, pero que también supieron explotar el territorio con sus viñas. Del Maresme salieron con ímpetu los repobladores de Mallorca —entre ellos, la familia de Ramon Llull— y al Maresme fueron a descansar los que habían ido a hacer las Américas. Ya en tiempos modernos, esta dualidad se veía en el hecho de que los pueblos de montaña de esta comarca fueron los primeros destinos de veraneo para la burguesía barcelonesa, y a la vez este territorio, con sus fábricas textiles, tenía una fuerte actividad industrial, lo que motivó la construcción de la primera línea de tren de España, Barcelona-Mataró, en 1848.
Lituania, con una extensión ocho veces inferior a la de España (menor que Castilla-La Mancha) y una población de 2,8 millones de habitantes, equivalente al 80% de los residentes en Madrid, apostó hace menos de dos décadas, al igual que Estonia, por la industria digital como motor de desarrollo. Sin embargo, en la senda se ha interpuesto la invasión de Ucrania por parte de Rusia, una guerra que interfiere en la vida cotidiana y laboral, presente en todas las conversaciones y en los planes de futuro.
En 1907, en el corazón de una selva sofocante, comenzó una de las hazañas de ingeniería más ambiciosas del siglo XX: la construcción del Canal de Panamá. Pero lo que se suele contar en los libros de historia —los tratados diplomáticos, las cifras astronómicas, los nombres de ingenieros— deja fuera a quienes pusieron sus cuerpos (se calcula que hubo 25.000 muertos), sus hogares y su salud en juego. En Entre dos aguas (AdN), la escritora panameño-estadounidense Cristina Henríquez (Newark, Delaware, 48 años) decide rescatar su historia.
Es cierto que la nueva serie de Apple TV, Mr. Scorsese, no ofrece revelaciones transcendentales: ya existen abundantes documentales y libros que exploran las vivencias de Martin como niño asmático, el aprendizaje del cine, su tenacidad artística, los años drogotas, su recuperación, la obsesión por la preservación del legado cinematográfico, su entronización como creador supremo al que hasta se le disculpan los pinchazos comerciales. Pero, de rebote, los cinco capítulos de Mr. Scorsese ilustran sobre su arte para potenciar secuencias con la superposición de clásicos del rock y el blues.
Dimitro asistió desde el repleto patio de butacas del Teatro Nacional Lesya Ukrainka de Kiev al estreno de la adaptación al ucranio de La vida es sueño, de Pedro Calderón de la Barca, el 30 de septiembre de 2023. Sobre las tablas, su pareja, Valeriia Saakian, en el papel de Estrella. La joven, hoy de 24 años, formaba parte de un elenco que llevaba meses preparando la obra bajo la dirección del español Ignacio García. La invasión rusa desatada en 2022 no frenó la producción cultural en Ucrania y Saakian, junto a sus compañeros estudiantes de Arte Dramático, daba el salto en medio del conflicto para convertirse en actriz profesional.
HBO hizo su marca con hombres duros y grandes dramas. Pero desde sus inicios siempre ha tenido también comedias muy divertidas. No todo iba a ser Tony Soprano o los mundos fantásticos de Poniente, sino que el canal de Warner ha sido pionero desde los noventa en dar voz a cómicos alternativos, y muchas veces de nicho, que pudieran tener libertad para crear sus series, por muy raras que fueran sus propuestas.
Desde lejos parece que todo el vecindario se ha puesto de acuerdo para hacer la colada a la par pero en realidad es una protesta con sábanas reivindicativas. “Bodegas, peligro”, “Bodegas, derribo”, “Bodegas, okupas”, “Ruina con vistas” o “Ayuntamiento inútiles”, señalan las pancartas de algodón y pintura en el número 1 del paseo de Salamanca de León, junto al puente de los leones sobre el río Bernesga y con vistas a la ribera y a un solar ruinoso que lleva 25 años atormentándolos. Ratas, suciedad, incendios, okupas, recitan, desde que Bodegas Armando bajó la ahora mohosa persiana metálica hace 25 años. Se cumplen las bodas de plata entre ladrillos desconchados, tejados hundidos y cascotes inestables los días de tormenta. Los habitantes reclaman que el Ayuntamiento (PSOE) actúe contra los herederos, desinteresados en desprenderse de ello, mientras el inmueble se deteriora año tras año.
Imagino las compañías de teatro ambulantes como en El viaje a ninguna parte. María Luisa Ponte, cargando aquellas maletas de cartón sin ruedas, le decía a José Sacristán “este teatro nuestro, el de los caminos, está dando las últimas “boqueadas”. Pienso en el documental sobre la última compañía ambulante que Ion Arretxe dejó sin rodar. Me pongo a discurrir sobre todas estas cosas que siempre van asociadas al adjetivo “tragicómico”, y en la poca poesía que debía de haber cuando tocaba repartir papeles y a nadie le daban el deseado (como en el colegio, como en las empresas, como en la vida).
El economista francés Philippe Aghion (París, 1956) jura que no pensaba recibir ningún premio. Con la mano en el pecho y riendo, insiste en que no lo dice por humildad. Realmente, no considera que su investigación encaje con el perfil de los reconocimientos en ciencias económicas que el Banco de Suecia ha otorgado en los últimos años. “El trabajo historiográfico fue clave para darle forma a nuestro modelo”, señala el académico de Collège de France; que comparte galardón con el historiador económico estadounidense Joel Mokyr y con su compañero de investigación, el economista canadiense Peter Howitt.
A Daniel Guzmán (52 años, Madrid) hay que sacarlo a la calle. Solo allí se explican su vida y su cine, que a menudo son casi lo mismo. Para esta entrevista quedamos en el centro de Madrid delante del edificio donde ha grabado su última película, La deuda. En la historia, su personaje se zambulle en una angustiante huida hacia delante para evitar ser desahuciado por un fondo que quiere rehabilitar el bloque. En la vida real, se trata del Edificio Montano, una reliquia del siglo XIX que también está en obras. Mientras posa para la cámara, un corro de hombres encamisados se reúne en la puerta. Uno de ellos se acerca sonriente, charla un rato y se aleja. “Van a hacer un coliving. Me lo ha dicho con la boca pequeña y yo le he respondido: ‘Pues entonces te va a encantar la peli, macho”, resume entre risas.
El subtexto es lo que no se dice en un texto. Todo aquello que emerge de las palabras sin necesidad de usarlas. Es todo lo que hay por debajo de un guion y que pone los cimientos de un personaje a partir de los que las actrices y actores trabajan. El subtexto fue lo más difícil para Blanca Soroa (A Coruña, 17 años) cuando se enfrentó a su primera película, su primer personaje, absoluta protagonista. En Los domingos, reciente Concha de Oro en el Festival de San Sebastián, ella es Ainara, una joven de su misma edad hoy que de repente un día anuncia a su familia que quiere ser monja de clausura. Las reacciones que despierta en su padre, su tía, su abuela, sus hermanas y sus amigos son el centro de la última película de Alauda Ruiz de Azúa (Cinco lobitos, Querer). Entre la sobrina que quiere ingresar en el convento y la tía que no cree en Dios (interpretada por Patricia López Arnaiz, de Los destellos, 20.000 especies de abejas) entran muchos matices, muchas ideas, muchas posibles respuestas que la directora no quiere guiar en el espectador. Si algo hace el filme, como ya se vio durante el festival donostiarra, es plantear la pregunta: ¿y tú qué harías?
EstilismoPaula Delgado
Maquillaje y peluqueríaMiguel Ángel Tragacete (The Crew Art) para Dior Beauty y Kevin Murphy Spain
ProducciónCristina Serrano
Asistente de fotografíaJuan Martínez
Asistente de estilismoMikel Andrés
Asistente de producciónMarina Marco
La ruptura de Nicole Kidman y Keith Urban ya se ha convertido en una de las noticias más comentadas del otoño en Hollywood. Tras 20 años de relación y dos hijas en común —Sunday Rose, de 17 años, y Faith Margaret, de 14—, la ganadora del Oscar presentó a principios de este mes la solicitud formal de divorcio del cantante, confirmando así los rumores de distanciamiento que acompañaban a la pareja desde el verano. Ahora, mientras ambos comparten fragmentos de su proceso de duelo —Nicole se ha calificado como “rota” y Urban describe su vida en las giras como “miserable”—, la prensa centra su atención en los abogados y en cómo se repartirá una fortuna conjunta estimada en más de 325 millones de dólares. Y la clave, a tenor de las primeras informaciones publicadas, está en el acuerdo prematrimonial que la pareja habría firmado antes de pasar por el altar en 2006. Un documento que incluía desde estipulaciones económicas por cada año de matrimonio hasta la famosa “cláusula de la cocaína”, que obligaba al cantante a mantenerse libre de cualquier adicción.
Hind Joudah se detiene con gesto sorprendido ante una bandera palestina desgarrada que ondea en la puerta de una cafetería en el centro de Madrid. El dueño le explica que alguien la ha rasgado esa noche, pero que así queda incluso más auténtica y no la piensa quitar. Esta poeta palestina de 42 años, que pudo salir de la Franja de Gaza meses después del inicio de los bombardeos israelíes y vive en Egipto, afirma que la solidaridad que transmiten esos detalles la reconforta desde hace meses. Desde octubre de 2023, siente que la poesía es como lanzar al mar un mensaje en una botella. “Un mensaje enviado desde una tierra aislada y en llamas, que llega hasta personas que están lejos, como ha ocurrido aquí en España, pero también en Italia o en Francia”, explica, en una entrevista con este periódico.
Bob Ferguson, exactivista, se dispone a ver La batalla de Argel, de Gillo Pontecorvo, cuando un escuadrón militar irrumpe en su refugio. Esa escena de Una batalla tras otra de Paul Thomas Anderson invita a preguntarse sobre la evolución de las formas del cine político, si es que, realmente, esta producción de 175 millones de dólares con Leonardo DiCaprio al frente es lo que parece: la cabeza de pelotón de un inesperado resurgimiento del cine comprometido en Hollywood sobre el telón de fondo de la imparable construcción de la distopía trumpiana.
Para sacar la bicicleta del trastero, lo mejor es elegir un día de principios de otoño, ya sin el ardiente calor del verano, y pedalear por un antiguo trazado ferroviario del norte de España, una vía verde llana y sombreada por robles y hayas que anuncian con algunas hojas doradas la nueva estación. Como compañeros de escapada, aquí nos acompañarán osos pardos peludos, forzudos harrijasotzailes —levantadores de piedras vascos— y ferrones equipados a la vieja usanza, con túnica de lino y sombrero de fieltro para protegerse de las chispas de la fragua. Y en los avituallamientos, nada de geles y barritas energéticas: caparrones, sidra, chistorra, entrecot de potro navarro y pulpo del Flysch. En Asturias, País Vasco, Navarra y La Rioja, estas son las seis vías verdes más apetecibles para esta época del año.
La fruta no es uno de los alimentos que con más facilidad se coman los niños. Hay cientos de fotos en las redes sociales que la presentan de una manera original y divertida para hacerla más atractiva visualmente. Pero, aun preparándola así, no garantiza que los menores la vayan a comer. Lo que cuenta es ofrecer la fruta una y otra vez y no desesperar en el intento porque, como puntualiza la doctora Rosaura Leis, coordinadora del Comité de Nutrición y Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría, “hay alimentos que hay que probarlos nueve o diez veces para ser aceptados”.
La agonía ha terminado. Han sido 17 meses de ataques y contraataques con toda clase de armas, y un resultado incontestable. La opa hostil lanzada por el BBVA en mayo de 2024 al Sabadell ha fracasado, con un vencedor que, paradójicamente, se resiente en Bolsa, y con un vencido que se dispara ante el final de las incertidumbres. El viernes, el banco que preside Carlos Torres cerró con una subida del 6% y el que pilota Josep Oliu se hundió un 6,8%.