ARTICULO PRIMERO.- Conformar, el Comité de Dirección de...
"Año de la lucha contra la corrupción y la impunidad”
Hay trabajos para los que se requiere pasar un test psicotécnico y, en cambio, para el ejercicio de algo tan serio como ser representante de los ciudadanos en el Congreso no se pide más requisito que el de ser incluido en las listas de un partido cualquiera. Yo voy bajando el listón en mis expectativas con respecto a la clase política. Si en mi ingenuo idealismo creía que debíamos escoger a quienes mejor pudieran desempeñar las tareas de gobierno, ahora me conformaría con que no tuvieran perfiles con rasgos psicopáticos.
En un pasado, más o menos reciente, los mensajes políticos no llegaban a todos los que tienen que votar. O solo llegaban en momentos muy concretos, cuando los candidatos se acercaban a los rincones más agrestes, remotos y olvidados durante las campañas electorales. Ahora no. Ahora cada uno tiene su móvil, incluso en los parajes más apartados del barullo en el que se cuecen los propósitos de los partidos. Es verdad que la radio y la televisión dieron grandes pasos para acercar las tensiones y los avatares del mundo a quienes habitan en la periferia del sistema, pero ahora con los móviles cada persona es el centro alrededor del que pivota todo lo demás. En cada móvil está la realidad entera a gusto de su propietario.
¿Alguien se acuerda de la pandemia? ¿Alguien recuerda las videollamadas, el frío contacto telemático que nos vimos obligados a tener con nuestros amigos y familiares? ¿Ese “quiero abrazarte, pero hay una pantalla en medio”? Pues aún hoy, ya sin restricciones, aunque con el coronavirus dando guerra en algunos cuerpos, hay personas que siguen comunicándose con sus seres queridos exclusivamente a través del teléfono o de las plataformas sociales. Según las conclusiones del barómetro sobre soledad no deseada del pasado año, uno de cada cinco ciudadanos en España se siente solo. Y la interacción digital que impulsamos en la pandemia no sustituye el contacto humano directo: el estudio refleja que la soledad se duplica entre quienes se comunican por redes sociales frente a quienes lo hacen en persona.
La presa de Siles (Jaén), que se inauguró en octubre de 2015, permanece sin tuberías ni canalizaciones una década después ante la indignación de los agricultores de la comarca de la Sierra de Segura, que contemplan impotentes cómo sus olivos se secan año tras año mientras los 30 hectómetros cúbicos de este embalse se pierden aguas abajo de dos ríos afluentes del Guadalquivir. Y en medio de esa insólita situación, provocada por la disputa política entre el Gobierno de la nación (que financió la construcción de la presa) y la Junta de Andalucía para ver quién paga las tuberías, la principal cuenca hidrográfica andaluza acumula un déficit hídrico de más de 1.100 hectómetros cúbicos.
“Galicia es un puzle de 20 millones de piezas. Tiene 53 comarcas, 313 ayuntamientos, 3.771 parroquias y 30.000 aldeas y lugares, uno por cada kilómetro cuadrado del territorio”. Hay “más de 19 millones de fincas, cada una con su nombre, que pertenecen a 1,7 millones de propietarios”. Esa atomización, la propiedad más dispersa de Europa, “daba para sobrevivir más que para vivir y nunca para soñar. Por ahí empieza a entenderse la emigración”.
Pilar Giménez, auxiliar sociosanitaria, tiene 54 años y vive en la calle desde primavera, cuando el banco embargó el piso de San Sebastián de los Reyes (Madrid) por el que se hipotecó hace más de una década para vivir con su hija, ahora veinteañera. “Trabajé de limpiadora, de pinche de cocina, hasta de vigilante de seguridad. Un día dejó de sonar el teléfono y no me llamaron más. Tiré de ahorros, pude ayudar a mi niña a graduarse en Biología, pero se me acabó la prestación del paro y llegó un momento en el que me quedé sin nada”, lamenta. Como ella, hay alrededor de 4.400 personas sin hogar registradas en Madrid porque en algún momento acudieron a un recurso de alojamiento, como puede ser un albergue o un centro de acogida, según los datos más recientes del Instituto Nacional de Estadística, pero desde Cáritas, con motivo de la semana en la que se conmemora el Día de las Personas sin Hogar, advierten de que son muchas más.
La capital catalana vive un fin de semana de creatividad en todas sus formas: mientras el Festival Kosmopolis llena el CCCB de voces literarias internacionales, el 48h Open House abre las puertas de decenas de edificios emblemáticos para descubrir la arquitectura de la ciudad desde dentro. Entre recorrido y recital, la ruta puede continuar a través del paladar, con una escapada por los sabores latinos que los migrantes han traído a Cataluña: de las cachapas venezolanas al acarajé bahiano, o los tacos. Una invitación a un fin de semana para leer, mirar y saborear Barcelona.
En su ensayo El poder de lo cuqui, Simon May apuntaba a cómo detrás de lo “cute” —término que aglutina a la tendencia estética de lo tierno, mono y adorable— se esconden muchos de los miedos e inquietudes de este tiempo. Según esa teoría, bajo lo cuqui y su apariencia de felicidad redonda color rosa, subyace todo lo que no va bien.
DecoradoDirección: Alberto Vázquez.
Género: drama. España, 2025.
Duración: 96 minutos.
Estreno: 24 de octubre.
En Todo lo que asciende tiene que converger, uno de los abundantes cuentos de Flannery O’Connor que muestran a personajes peligrosamente enraizados en el desconcierto, la alienación y el abatimiento, la escritora estadounidense resume así el hastío mental de uno de ellos: “Nunca hablaba de la casa sin desprecio, y nunca pensaba en ella sin deseo”. En My Father’s House, tema perteneciente al álbum Nebraska, sobre cuya creación bascula la película Springsteen: Deliver Me From Nowhere, el cantante de Nueva Jersey clama: “La casa de mi padre resplandece con fuerza y brillo / se yergue como un faro que me llama en la noche (…). Brillando a través de esta oscura carretera / donde nuestros pecados yacen sin expiar”.
SPRINGSTEEN: DELIVER ME FROM NOWHEREDirección: Scott Cooper.
Intérpretes: Jeremy Allen White, Jeremy Strong, Odessa Young, Stephen Graham.
Género: drama. EE UU, 2025.
Duración: 120 minutos.
Estreno: 24 de octubre.
Desde una concepción quizá un tanto simplificadora, frente al habitual calificativo de misógino ejercido hacia August Strindberg y su teatro, Henrik Ibsen, el otro gran dramaturgo escandinavo de finales del siglo XIX, ha sido concebido a menudo como precursor del feminismo literario, sobre todo gracias a Casa de muñecas. Sin embargo, ante Hedda Gabler, otro de los grandes títulos del genio noruego, resulta bastante más complejo encontrar su poder emancipador, ya sea como férrea defensa de la mujer, o como descripción palpable de las poderosas razones que llevan a su mezquino personaje principal a hacer lo que hace a lo largo de la obra.
HeddaDirección: Nia DaCosta.
Intérpretes: Tessa Thompson, Nina Hoss, Imogen Poots, Tom Bateman.
Género: drama. EE UU, 2025.
Plataforma: Prime Video.
Duración: 107 minutos.
Estreno: 29 de octubre.
Por suerte, y aunque parezca mentira, todavía hay en televisión historias inspiradas en hechos reales que no giran alrededor de asesinos en serie ni escrabrosos true crimes. Porque aún hay relatos vitales tan interesantes y únicos, pero de rutina mucho más costumbrista, que merecen ser contados. El de la activista trans y escritora Paris Lees es uno de ellos, uno que se siente como un tortazo a los discursos considerados transexcluyentes que lidera con vehemencia la escritora J.K. Rowling desde hace unos años.
En tiempo récord, Isabella Hammad (Londres, 1991) se ha afianzado como una de las escritoras más destacadas de su generación, en diálogo constante con su herencia palestina, siempre atenta a las fracturas de su tierra de origen. Tras debutar con El parisino, inspirada en la historia de su bisabuelo, la escritora publica Entra el fantasma (Anagrama). La protagoniza Sonia, una actriz anglopalestina que viaja de Londres a Haifa, donde es reclutada por una compañía que trata de montar Hamlet en los territorios ocupados. Acabará interpretando a Gertrudis mientras los ensayos se estrellan contra controles militares, cortes de financiación y los espectros personales y políticos derivados de la ocupación. La novela llega apenas cuatro meses después del ensayo Reconocer al extraño, nacido de una conferencia en Columbia pronunciada nueve días antes del 7 de octubre de 2023: una mirada teórica a los “puntos de inflexión narrativos” que ordenan —y, a menudo, falsean— los relatos históricos, con Palestina siempre en el visor.
Entra el fantasmaIsabella Hammad Traducción de Antonio-Prometeo Moya Anagrama, 2025 400 páginas. 21,90 eurosReconocer al extrañoIsabella Hammad Traducción de Antonio-Prometeo Moya Anagrama, 2025 88 páginas, 11,90 eurosDurante cuatro años lo visitó en la cárcel de alta seguridad. La escritora chilena Nona Fernández (Santiago, 54 años) y el recluso Mauricio Hernández Norambuena (Valparaíso, 67 años) se reunían los viernes, en horas de conversaciones donde ella anotaba recuerdos, reflexiones y penas. El comandante Ramiro, su nombre de combatiente, fue uno de los miembros del Frente Patriótico Manuel Rodríguez que participaron en el atentado contra el dictador Augusto Pinochet en 1986. La autora decidió contar su historia para entender qué lleva a un hombre a vivir la vida que él vivió: “Tomar las armas para defender a una ciudadanía en dictadura no me parece que sea algo enjuiciable, todo lo contrario”, defiende ella.
Nochevieja. Reyes Magos. El cumpleaños. Fechas muy señaladas, por únicas. Casi como ir al cine en 2024, cuando cada español compró apenas 1,5 entradas de media, según el Anuario estadístico recién publicado por la SGAE. Supone la asistencia más baja que se haya registrado jamás, salvo en la crisis de la covid. Y coincide, a la vez, con un crecimiento inédito: el 15% de la población ve filmes en casa diariamente y el 60,7% al menos una vez por semana, en porcentajes aportados por la Encuesta de Hábitos y Prácticas del Ministerio de Cultura. Nunca el público ha consumido más cine. Nunca, sin embargo, ha acudido tan poco a disfrutarlo en una sala. Una maldición que bien resume Frankenstein, de Guillermo del Toro, el estreno más esperado de este viernes: Netflix ni siquiera ha accedido a detallar a EL PAÍS los cines donde se proyecta, antes de pasar a su catálogo digital en dos semanas. Y eso que ofrece un espectáculo fílmico hecho aposta para una pantalla colosal.
En la distancia larga o en la corta, Eduardo Mendoza es el extraterrestre que no merecen las letras españolas desde hace lo menos 50 años, cuando sin esperar nada de nada publicó en Seix Barral y en 1975 La verdad sobre el caso Savolta de la mano de su amigo Pere Gimferrer: es una novela llena de cabriolas, melodramas, asesinatos, corrupciones, recortes de prensa, recortes de sumarios, periodistas y desastres sentimentales (más o menos como ahora). Bueno, no exactamente, porque este hombre debió nacer con la media sonrisa puesta encima, encabalgada sobre el mostacho que debió lucir ya de niño, como ahora también, pero más oscuro y con una suerte de placidez de lord británico y contemplativo sin ínfulas y sin miedo a casi nada. Cuando fue a recoger a una oficina bancaria de Nueva York el dinero que le correspondía por las ventas de esa primera novela, tuvo que volverse a casa para agenciarse un par de carretillas de operario donde cupiesen las sacas gigantes de billetes que le correspondían y que no cabían en los bolsillos de su americana, seguramente de tweed.
La descripción de lo que cada cual lleva en su maleta para enfrentar las vacaciones en una urbanización neohippy de acomodados burgueses, que juegan a vivir con lo mínimo en plena naturaleza, ofrece una buena síntesis de cuatro personajes en Los nuevos (Destino), la novela con la que Pedro Mairal (Buenos Aires, 55 años) ha regresado a la mesa de novedades después del fenómeno que supuso La uruguaya (Libros del Asteroide, 2017). Por eso resulta algo irónico ver al escritor, guionista y músico, ganador del premio Clarín con su primer libro Una noche con Sabrina Love, arrastrar, una tarde de principios de octubre, su equipaje por el parque del Retiro de Madrid casi listo para regresar a Montevideo, tras las múltiples presentaciones que ha tenido por España. Mairal ha dejado atrás la crisis del escritor cuarentón de La uruguaya, y en Los nuevos da voz a tres adolescentes amigos. Hay sexo, drogas y problemas familiares, también humor, música y peligros.
El mercado cripto se ha quedado en el limbo. A poco menos de dos semanas de su histórica caída, cuando las tensiones comerciales entre EE UU y China hicieron que se evaporaran hasta 19.000 millones de dólares (unos 16.300 millones de euros) en un solo día, los activos digitales cotizan sin rumbo. Un contexto plagado de incertidumbres (economía, geopolítica, banca regional en EE UU) parece haber embestido de lleno a los activos de más riesgo como las criptos, a pesar de que las Bolsas mantienen el tono en zona de máximos. El mercado de activos digitales tradicionalmente más propenso a las apuestas fuertes y arriesgadas, va por su cuenta y parece adentrarse en el otoño cripto.
Cuando Estados Unidos recortó la financiación de su ayuda sanitaria global tras el cierre de USAID, su agencia de cooperación a principios de año, y el mayor donante del mundo, millones de registros de defunciones y datos clínicos desaparecieron casi de la noche a la mañana en varios países africanos, borrando del mapa estadístico a miles de personas. Llamé a ministros que me dijeron: ‘No tenemos acceso a nuestros propios datos”, denunció en Berlín la semana pasada el doctor Jean Kaseya, director del Centro Africano de Control y Prevención de Enfermedades (Africa CDC), durante el World Health Summit (Cumbre Mundial de la Salud). Muchos hospitales perdieron el acceso a sus propios historiales y los sistemas de vigilancia de epidemias o infecciones quedaron paralizados porque las suscripciones a la nube dejaron de pagarse o porque el personal encargado de registrar y analizar los datos perdió su trabajo, lo que evidenció la vulnerabilidad de depender de recursos externos.
La etapa de Sonia Bermúdez (40 años; Madrid) como quinta seleccionadora de la historia de España echa a andar este viernes en La Rosaleda en un partido de máximo nivel. La Roja, el primer equipo del ranking FIFA, se mide con Suecia (el tercero) en Málaga (20.00; Teledeporte) en la ida de las semifinales de la Nations League, un torneo que el grupo levantó en febrero de 2024 en su primera edición y que ahora busca reconquistar en un formato nuevo a doble partido. El debut de la entrenadora, una de las jugadoras míticas del fútbol español, será por todo lo alto después de que su antecesora, Montse Tomé, clasificara al equipo para la fase final de la Liga de las Naciones al superar a Inglaterra en la ronda de grupos y no fuera renovada en verano por la federación tras perder la Eurocopa en los penaltis ante las propias lionesses. Bermúdez tiene a tiro de piedra alzar un trofeo en solo cuatro encuentros si tumba a las suecas en la eliminatoria que se decidirá el próximo martes en Gotemburgo y hace lo mismo un mes después ante el vencedor del Alemania - Francia.