ARTICULO PRIMERO.- Conformar, el Comité de Dirección de...
"Año de la lucha contra la corrupción y la impunidad”
En los últimos cinco años, la humanidad ha sido testigo de una pandemia; el ascenso de movimientos políticos autoritarios y de extrema derecha; la irrupción de la Inteligencia Artificial en las casas y los trabajos de las personas; la carrera geopolítica por el acceso a recursos estratégicos, y unos 60 conflictos armados que se libran de forma simultánea en el planeta. ¿Qué lugar ocupa Iberoamérica en este mundo convulso? ¿Cómo responder a los desafíos que se desarrollan ante nuestros ojos? Esas son algunas de las preguntas que aborda la primera edición del Congreso Futuro Iberoamericano, una iniciativa de la Secretaría General Iberoamericana y la Fundación Encuentros del Futuro, que congregará el próximo 30 y 31 de octubre a casi 50 ponentes internacionales en la Casa de América de Madrid para abrir el debate sobre los temas que marcan la realidad actual.
Coincidencias del calendario de la Liga, el 26 de octubre del año pasado también se disputó el clásico del Bernabéu, el del 0-4 del Barcelona y los ocho fueras de juego de Kylian Mbappé, cifra récord en su carrera. Eran los tiempos en los que L’Équipe hacía llamamientos de rescate para su compatriota: “Hay que salvar al jugador Mbappé”, tituló el periódico francés. Esta semana, antes de la Juventus, a Xabi Alonso le preguntaron por el torrente goleador del delantero (15 en 12 partidos) y el vasco dejó un apunte que fue más allá del césped: “Está en un momento vital y personal muy bueno después de la adaptación del año pasado”, comentó.
El joven Lamine Yamal ha irrumpido con estruendo en el viejo clásico sin pedir permiso ni responder a la condición de mayor de edad una vez cumplidos los 18 años y vestir la camiseta con el 10. Interpretar al jugador desde la convencionalidad es una quimera porque su mensaje escapa incluso al juicio de los que todavía no se explican cómo el duelo Barça-Madrid o Madrid-Barça, siempre tan particular, ha sido reducido por efectos de comercialización a una versión española del duelo argentino River-Boca o Boca-River. Al futbolista azulgrana no le interesa la historia, y mucho menos la semiótica, especialmente ocupado en la Kings League, el torneo que enfrentaba a su equipo con el de Ibai Llanos, antes de viajar al Bernabéu. A diferencia de los jugadores que antes se escondían para certificar que estaban concentrados en el mayor de los partidos, Lamine se ha exhibido de noche en el torneo que maneja Gerard Piqué.
Aunque hay quien asegura en la Ciudad Deportiva del Barcelona que esta temporada Hansi Flick ha comenzado a fruncir el ceño frente a los constantes vaivenes del club, ahora, por ejemplo, el dilatado regreso al Camp Nou, siempre el problema de las inscripciones, el entrenador alemán pasa de los líos en los despachos. Eso es, al menos, lo que subrayan desde la dirección deportiva azulgrana, eterno paraguas del preparador. “No está cabreado con el club, ni tampoco molesto con el tema de los árbitros”, defienden en Sant Joan Despí, después de que Flick fuera sancionado tras sus reiteradas protestas en el último duelo frente al Girona y cediera su protagonismo en la sala de prensa a su mano derecha, Marcus Sorg.
Hace diez años, dos de los grandes mitos del motociclismo mundial protagonizaron un incidente que transformó para siempre la especialidad, un encontronazo bautizado internacionalmente como el Sepang Clash, el choque de Sepang. Todavía hay quienes defienden hoy que no hubo patada de Valentino Rossi a Marc Márquez, y tanto la afición como miembros del paddock de MotoGP mantienen tesis opuestas sobre lo que ocurrió aquel día en el GP de Malasia, más allá de lo que cuentan las imágenes. Posturas irreconciliables hasta entonces, inéditas en la disciplina, más propias de un Madrid–Barça como el que se disputa este domingo en el Santiago Bernabéu.
Un terremoto sacude al baloncesto europeo. El temblor es político: la exclusión de los equipos rusos desde la invasión de Ucrania y el éxodo primero y el regreso a partir del 1 de diciembre de los clubes israelíes a su casa en medio de la masacre en Gaza. Y deportivo: el desembarco de la NBA en 2027 de la mano de la FIBA. Los diversos actores toman posiciones ante un futuro muy incierto, especialmente por las consecuencias para la gran competición de clubes, la Euroliga. Algunos conjuntos abandonan la vieja Copa de Europa por la Champions, puerta de entrada de la NBA europea. Los colosos griegos y turcos parecen ser fieles al poder actual. Otros, como el Madrid, miran con buenos ojos a la nueva criatura. Y, en medio del caos, emerge un protagonista inesperado. Es el Dubai Basketball.
Más que un influencer, se considera la voz de sus compañeros de profesión: los camareros. Jesús Soriano (Alzira, Valencia, 38 años) pasó 18 años trabajando con la bandeja en la mano antes de dedicarse por completo a Soy Camarero, la cuenta que creó hace ocho años y desde la que da voz a más de un millón de seguidores. En Instagram reúne 455.000, en X suma 165.000, en Facebook alcanza los 312.000, y en TikTok, donde acaba de estrenarse, supera ya los 80.000. Es autor, además, del libro Soy camarero. El cliente no siempre tiene la razón (Grijalbo), sobre el día a día de un camarero y sus anécdotas con los clientes. De vez en cuando deja las pantallas y se quita el mono de un trabajo, que empezó por necesidad a los 16 años, y ayuda en la barra de El Raconet, el bar de una amiga en Algemesí (Valencia).
Maribel Vilaplana quería quedarse fuera de foco y ha conseguido justo lo contrario: la jueza de la dana la ha citado, y su declaración del 3 de noviembre concentrará todos los focos y marcará el aniversario de la riada. Los que vemos muchas series policiales tenemos muy naturalizado aquello de que todo lo que digas puede ser usado en tu contra.
La Mutualidad de la Abogacía —que ahora se presenta bajo el nombre Mutualidad— vive uno de los momentos más cruciales de su historia. La aseguradora profesional afronta la inminente aprobación de una ley que permitirá a determinados mutualistas trasladar sus ahorros al sistema público, a través de una “pasarela” al régimen especial de trabajadores autónomos. La entidad se prepara para adaptarse al nuevo marco legislativo con un plan estratégico que busca mantener su solvencia y seguir creciendo, incluso si la norma acaba poniendo fin a su papel como alternativa privada a la Seguridad Social, función que desempeña desde 1948.
Me avergüenzo un poco de decirlo, pero el robo del Louvre me reconcilió con la especie humana. Comprendo la aprensión en Francia, la conmoción para la dirección del museo y hasta la desolación de los descendientes de Napoleón, pero me alegró el día, no pude evitarlo. Era una noticia simpática, como de otra época. No solo porque hoy sean todas antipáticas, es que estos golfos apandadores han hecho algo que nadie creía ya que se pudiera hacer. Piensas que es imposible, estamos supervigilados y con todas las cámaras que hay te pillan enseguida. Vivimos derrotados de antemano. Sobre todo, remitía a una épica en la que ya no cree nadie, la de David contra Goliat, la liebre y la tortuga, el sastrecillo valiente, la maña y la fuerza. Era una noticia totalmente fuera de lugar entre bombardeos de guarderías y presidentes que descargan toneladas de estiércol sobre la gente. Pero reflexionando sobre por qué me reconfortaba tanto me parece que es porque a la inteligencia artificial no se le habría ocurrido. Me imaginé a la banda del atraco en el primer día de la reunión, que seguro que fue muy divertida. Aquello se presentaba muy difícil y apostaría que alguien dijo: vamos a preguntarle a ChatGPT, porque es lo que ya hace todo el mundo para cualquier cosa, hasta para la lista de la compra, aunque casi nadie lo confiese. Entonces escribirían: “Hazme un plan para robar algo en el Louvre, lo más fácil”. Y probablemente les respondería que no se puede y que el museo tiene unas medidas de seguridad sofisticadísimas de última generación. Ahora ya no, porque verá la noticia y sugerirá usar un montacargas, pero jamás se le habría ocurrido antes. Que se les cayera una corona en la huida es un detalle encantador. Con la inteligencia artificial desde luego no hubiera pasado. Viva la Pantera Rosa.
Mientras escribo esto se acaba de firmar el plan de paz sobre Gaza en Egipto. Un rayo de esperanza, pero con qué precio. Y, sobre todo, ¿durará? Mi apellido paterno, Montero, indica un oficio, así que es probable que sea de converso. En cuanto al apellido materno, Gayo, viene de los vaqueiros de alzada asturianos, un pueblo seminómada que ha sufrido una dura discriminación durante siglos. Aún hoy se puede ver, en alguna iglesia de la zona, la centenaria raya pintada en el suelo, junto a la puerta, con la leyenda de “hasta aquí los vaqueiros”, porque no los dejaban entrar en sagrado. Despreciados y pobres, eran de origen celta, el último reducto de la Edad del Bronce que hubo en Europa, como dijo el antropólogo Julio Caro Baroja en un precioso libro sobre ellos. Pues bien, dentro de mis mitos fundacionales, de esa fabulación con la que solemos adornar nuestra identidad, desde muy niña he pensado con ardiente orgullo que desciendo de dos pueblos perseguidos, judíos y vaqueiros. Amo la herencia nórdica de brumas y montañas, y admiro profundamente la historia judía, su genialidad, su resistencia, el increíble porcentaje de Premios Nobel que acumulan.
Unas 3.300 millones de personas, alrededor del 40% de la población mundial, viven en países que gastan más en pagar sus deudas que en educación o salud. Viven en la trampa de la deuda. Según las últimas estimaciones hechas públicas recientemente por el Fondo Monetario Internacional (FMI), la deuda pública global superará a todo lo que produce el planeta entero en un año (100% del PIB) antes de que acabe la década. Trabajar solo para pagar. Es el mayor nivel desde la segunda posguerra mundial.
“Aunque la escribí en 2001, esta novela es muy la resaca de la década, un campo en llamas”. La década es la de los noventa. El lugar arrasado, Argentina. La novela: Cómo desaparecer completamente. Y la escritora, nada menos que Mariana Enriquez (Buenos Aires, 51 años). Esta novela, que ahora reedita Anagrama, es la segunda que escribió después de una, según ella, malísima. La Mariana Enriquez de Cómo desaparecer completamente ya sabía que quería escribir terror, pero antes necesitaba bajar a los infiernos del realismo social, el tipo más cotidiano de espanto que permanece como escenario de sus relatos hoy en día. Lo que quizá no sospechaba aquella veinteañera sin dinero que estaba pasando por un bache es que ese camino de búsqueda culminaría un día en Nuestra parte de noche (Anagrama, 2019), una monumental obra que abarca la historia reciente de Argentina, la de España, el trauma de la herencia, un sentido de la aventura cercano a los clásicos de Stephen King, sociedades secretas, la voracidad de las élites, colonialismo, el ambiente del Londres de los sesenta, en resumen todo lo que compone el universo íntimo de Enriquez y que inesperadamente conectó con miles de lectores en todo el mundo. En el Hay Festival Segovia, donde nos encontramos, Mariana Enriquez comienza una gira casi de estrella del pop después de un larguísimo viaje desde Australia, a donde acaba de mudarse con su marido.
Álex Gómez Marín (Barcelona, 44 años) cree en la utilidad de la terapia de constelaciones familiares para superar traumas, en que es posible hablar con parientes muertos a través de un médium o en que hay indicios de que la reencarnación es una realidad. También es doctor en física y ha tenido una carrera científica exitosa, con más de 100 artículos publicados en revistas que van desde la física teórica a la neurobiología, pasando por la cognición y la consciencia humana. Eso le llevó a ser científico titular del CSIC y a dirigir su propio laboratorio, el de Comportamiento de Organismos en el Instituto de Neurociencias de Alicante. Ahora, su laboratorio está vacío y él es el único miembro del equipo; no recibe apenas financiación, y ninguna por las vías habituales.
La casa de York está viviendo sus horas más bajas. Tanto el príncipe Andrés como Sarah Ferguson siguen siendo protagonistas por todas las polémicas en las que llevan implicados desde hace décadas. Pero toda la información que se ha ido conociendo en las últimas semanas ha terminado por reducir a cenizas cualquier atisbo de redención del exmatrimonio. La amistad que ambos mantuvieron durante años con el millonario pedófilo convicto Jeffrey Epstein, de la que ahora se está empezando a saber todo lujo de detalles, ha puesto contra las cuerdas a la monarquía, obligando al rey Carlos III a tomar medidas drásticas y forzar a su hermano a renunciar a todos los títulos y honores concedidos. La gota que colmó el vaso fue la publicación de las memorias póstumas de Virginia Giuffre —la mujer que fue forzada a tener sexo con el exduque de York y que se suicidó el 25 de abril de 2025— y la filtración de los correos que se intercambiaban Epstein, Andrés de Inglaterra y Sarah Ferguson. Dos de las protagonistas involuntarias son sus hijas, las princesas Beatriz y Eugenia, que han visto como su reputación corría peligro y su futuro quedaba en el aire por las amistades y actitudes de sus progenitores.
La lealtad siempre ha sido considerada una virtud, aunque algunos textos filosóficos añadían que era “muy problemática”. En teoría, es la perseverancia en el respeto a un compromiso adquirido con una persona. Por eso se relaciona con la amistad, aunque también se exige respecto al país, a la empresa, a la familia o a las organizaciones elegidas por el individuo. En periodos de mucha confusión política y social debería ser importante saber a qué se es leal. Preguntarse con qué está uno comprometido. Por ejemplo, en el caso de los periodistas, ¿con la verdad?, ¿con los principios profesionales que impulsaron la creación de los grandes medios de comunicación del siglo XX?
Giorgia Meloni llegó al Gobierno de Italia hace ahora tres años —tomó posesión el 22 de octubre de 2022— con un equívoco sobre ella, y al cabo de este tiempo se ha generado otro. El primero fue cierta percepción alarmada, fuera de Italia, de que prácticamente el fascismo volvía al poder. El equívoco actual es en parte una consecuencia de aquello e invita a reflexionar sobre la ligereza para poner etiquetas: tras ver que no era para tanto, ahora su imagen exterior es de gestora eficaz. En realidad, Meloni ni era fascista tal cual, aunque viene de las juventudes del partido posfascista, el Movimiento Social Italiano (MSI), ni en tres años ha hecho nada reseñable.
Maïmouna, una mujer de Léona, un pueblo de la región senegalesa de Louga (norte del país), empezó a blanquearse la piel de forma habitual en la veintena, poco antes de casarse con el primer hombre con el que compartió su vida. “Me despigmenté para mi boda, pero era para gustarme a mí misma”, dice, aunque reconoce a continuación que en realidad fue porque a su marido le gustaba. De hecho, fue él quien le dio el dinero para comprar los productos.
Jordi Amat m’espera a la superilla fent un mig somriure socialdemòcrata, el de la bona gent. Tot és tan suau que semblem personatges d’un render: sol de tardor a través dels arbres, adolescents passant l’hora del pati enmig d’un carrer vetat als cotxes, vermuteries retolades en català. Amat viu en un pis del carrer Consell de Cent des del 2003 i em demana, a mi que també he viscut sempre en aquest codi postal, si mai m’hauria pensat que podríem fer “vida de barri” a l’Eixample. La victòria de la pacificació urbana sembla tan rotunda que he de fer un esforç per recordar que el llibre que Amat està a punt de publicar, premi Bones Lletres d’Assaig Humanístic, es titula Les batalles de Barcelona. Imaginaris d’una ciutat en disputa. Llavors aixeco el cap i, sota una estesa de banderes palestines, reconec la façana de la casa Orsola.
Les batalles de Barcelona. Imaginaris culturals d'una ciutat en disputa (1975-2025)Jordi Amat Edicions 62 296 pàgines. 19,90 eurosPer a qui som de la Ribera, la pluja mai no cau sola: arrossega records. Quan els núvols s’acosten, no alcem la vista per curiositat, sinó per instint, com si en la seua ombra hi hagueren escrites les nostres pors. És un gest heretat: ve de la pantanada de 1982, però ara també del 29 d’octubre de 2024, quan la barrancada va transformar rius en torrents i carrers en rieres. Aquella aigua es va emportar vides, 229, i també memòries fetes de paper.