ARTICULO PRIMERO.- Conformar, el Comité de Dirección de...
"Año de la lucha contra la corrupción y la impunidad”
En la novela de Douglas Adams Guía del autoestopista galáctico, una supercomputadora llamada Pensamiento Profundo recibe esta pregunta: ¿cuál es el sentido de la vida, del universo y de todo lo demás? Después de estar pensando la respuesta durante 7,5 millones de años, llega a una conclusión: la respuesta es 42. Curiosamente, una pregunta fundamental sobre nuestra existencia —¿cuántos cromosomas tenemos?— tiene una solución parecida. La respuesta es 46. Y lo supimos gracias al trabajo de un ingeniero agrónomo indonesio que tuvo una estrecha relación con la ciudad de Zaragoza.
Es habitual que en las sitcoms los grupos de amigos se vean todos los días. Así sucede en Cómo conocí a vuestra madre, Friends o The Big Bang Theory, series en las que cada episodio suele girar en torno a una situación que les ocurre en su bar, cafetería o piso de confianza. En el lado contrario, en la realidad, existen personas que tienen por mejores amigos a gente a la que pueden ver dos o tres veces al año, aunque las pocas veces que eso sucede el día transcurre como si nunca se hubieran separado y el tiempo no hubiera pasado desde la última vez que estuvieron cara a cara. En redes, algunos las han denominado “amistades de bajo mantenimiento”.
Pocas veces una crisis humanitaria de la magnitud y la complejidad de la que asola Sudán está tan fuera del foco de interés de la comunidad internacional. Desde que estalló la actual guerra civil, en abril de 2023, los combates, el hambre y la violencia han desplazado a más de 12 millones de personas de sus hogares y otros tres millones han huido a países vecinos. Según Unicef, más de 15 millones de niños necesitan ayuda y hasta 24 millones de sudaneses sufren inseguridad alimentaria, no saben si mañana podrán comer. Es la peor crisis humanitaria del planeta y nada en el horizonte permite confiar en el fin de esta tragedia.
El Partido Socialista, según la Agencia Efe, quiere suspender el pleno del Congreso previsto para el 11 de septiembre para respetar la celebración de la Diada de Cataluña. La idea es buena pero insuficiente. Una medida más beneficiosa para la integración y el sentimiento general de pertenencia sería extender el festivo a toda España. Ni siquiera hay que alterar mucho el nombre: ya se llama Fiesta Nacional de Cataluña y según el artículo 8.1 del Estatut es un símbolo nacional. Conmemorar en todo el Estado la capitulación de Barcelona ante las tropas del duque de Berwick durante la guerra de Sucesión permitiría impulsar el conocimiento de la historia de nuestro país y una gran contienda europea, de los fueros y las instituciones, e introduciría un nuevo asunto del que podríamos discutir en redes y heladerías en todas las lenguas del Estado. Vendría a sumarse a las disputas del 12 de octubre entre quienes dicen que no celebran un genocidio y quienes señalan no hay nada como la Hispanidad, a las polémicas sobre Eurovisión, y al cisma sobre la tortilla de patata con cebolla y sin cebolla que anima las conversaciones de tantas familias. Como ha explicado el filósofo Ernesto Castro, la secularización de la sociedad propicia la aparición de rituales sustitutorios: los mejores son los que recurren periódicamente.
Mi coartada para empezar a ver El verano en que me enamoré fueron los paisajes. Débil, lo sé. Tras unas idílicas vacaciones en familia en Cape Cod (Massachusetts), —donde está inspirada la ficticia Cousin’s Beach, aunque se rodó en Carolina del Norte— volví a Madrid, sola, a trabajar a 40 grados. Qué podía tener de malo regresar un ratito al elegante escenario de casas de madera pintada, perfectos setos de hortensias, amplias playas atlánticas… Y gente tan guapa con la cara lavada, tan rica, tan flaca. Volar por las noches a la tierra prometida del Ozempic, a la América blanca que no es trash, vota demócrata y juega al lacrosse. Donde todo es tan elegantemente casual y aparentemente fácil que fijo que en cada sótano hay un psicópata.
SpaceX ha logrado darse un respiro, después de tres pruebas consecutivas en las que su nave estrella explotó en pleno vuelo y de perder un vehículo más, durante los ensayos previos a su lanzamiento. Este miércoles, el décimo vuelo de prueba del megacohete Starship lo ha devuelto, aproximadamente, a la casilla en la que estaba en junio de 2024, cuando por primera vez logró que tanto el propulsor Super Heavy como la nave superior Ship completaran su vuelo suborbital y regresaran a la Tierra sin explotar: amerizaron suavemente sobre los océanos Atlántico e Índico, respectivamente, tras haber despegado de la base espacial de la compañía espacial de Elon Musk en la costa de Texas (EE UU). En el lanzamiento, las dos partes de Starship forman juntas un imponente conjunto de 121 metros de altura, que equivale a un edificio de 30 pisos.
El Ayuntamiento lleva cinco meses sin cerrar un hotel cápsula ilegal en el madrileño barrio de Arganzuela. El supuesto hostal ha sido denunciado por el partido político Más Madrid. La concejala de esta formación, Mar Barberán, presentó el tres de abril de este año una denuncia urbanística contra el local situado en la planta baja de la calle Arquitectura 18, esquina con Carvajales 17. El local ofrece habitaciones por 270 euros al mes desde hace más de un año, según sus residentes en su gran mayoría migrantes.
Dormir sobre un frigoríficoEsta misma semana, la Policía Municipal localizó en el distrito de Usera, en la calle Manuel Muñoz, un bar con licencia de hostelería que, en realidad, operaba como after y como un improvisado hostal. Durante la inspección, realizada el 15 de agosto, los agentes hallaron papelinas de droga esparcidas por el suelo y una especie de cama improvisada: un edredón colocado sobre un arcón frigorífico donde, según testimonios, dormían habitualmente dos personas.
Distintos vecinos habían denunciado ruidos, peleas y consumo de sustancias en la vía pública. Además, se comprobó que la actividad del local no se correspondía con su licencia y que el personal trabajaba sin contrato. Los propietarios han sido propuestos para sanción por supuestas infracciones laborales y por incumplir la Ley de Espectáculos y Actividades Recreativas.
Su aspecto era aterrador. Una cabeza de medio metro de largo, un hocico voluminoso, dientes puntiagudos y afilados como cuchillos, un cuerpo de tres metros de longitud y 250 kilogramos de peso. El Kostensuchus atroz vivió hace 70 millones de años en América del Sur. Ahora, el cráneo, las mandíbulas y múltiples huesos del cuerpo de uno de estos depredadores —parientes evolutivos de los cocodrilos modernos, pero no antepasados— han sido encontrados fosilizados e intactos en el Chorrillo, una formación geológica originada a finales del Cretácico en lo que hoy es la Patagonia, al sur de Argentina. La nueva especie se presenta al mundo este miércoles en un estudio publicado en la revista PLOS One.
España no formó parte de la reacción de los grandes países de la UE, más el Reino Unido y la OTAN, para evitar que Donald Trump impusiera una paz humillante al presidente de Ucrania en la Casa Blanca. Ni siquiera participó en la videoconferencia previa de preparación. El contraste es mayúsculo con la situación hace apenas dos años, cuando el Gobierno español parecía formar parte del núcleo duro de la toma de decisiones colectivas del continente. Más allá de una imagen, la pérdida de protagonismo internacional de España es real y se ha producido de forma gradual por una confluencia de factores.
En la base de muchos de los relatos de conquista y colonización en la Edad Moderna subyace la noción del “pueblo elegido” con un supuesto derecho divino a someter —o incluso eliminar— a razas y pueblos considerados por su naturaleza inferiores. La presencia de estos pueblos se percibe como un obstáculo, primero, para la expansión territorial y, más adelante, para la consolidación de naciones étnicamente “puras”. No fue hasta mediados del siglo XX cuando empezó a utilizarse la palabra supremacista, apareciendo por primera vez en 1946 en las páginas del Chicago Defender, uno de los periódicos afroamericanos más influyentes de la época. Europa acababa de salir de la experiencia traumática de la ocupación nazi, justificada por el Tercer Reich en nombre del “espacio vital” de la nación alemana, y profundamente tocada por el exterminio de la población judía y otras minorías consideradas “subhumanas”. Asociada inicialmente al supremacismo blanco, la palabra supremacismo se utiliza hoy para describir un movimiento o “ideología que defiende la preeminencia de un sector social sobre el resto, generalmente por razones de raza, sexo, origen o nacionalidad”, según la definición de la RAE, que incorporó el término a su Diccionario en 2021.
Pongamos que Vox saliese en defensa del nacionalismo catalán. Algo parecido ocurrió hace unos días. Una heladería argentina de Barcelona fue vandalizada después de que un consejero de distrito de ERC acusase a un dependiente de haber discriminado a una clienta por hablar en catalán. La polémica acabó estallando en las redes sociales: un joven latinoamericano, visiblemente harto, pidió que se les deje de molestar con el idioma, porque en breve ellos serán mayoría frente a los autóctonos. Sus palabras fueron replicadas por el diputado de Vox Carlos Hernández Quero, quien lo acusó de hacer “apología de la sustitución demográfica”. El mensaje de Quero, aplaudido por ciertos tuiteros independentistas, desapareció misteriosamente al cabo de un rato, y el muchacho latino también se disculpó.
Adoro septiembre y adoro enero porque con ellos llegan los nuevos propósitos. Me gusta incluso el fallo que viene después porque forma parte del proceso: si la ciencia se ha construido sobre millones de hipótesis erróneas, por qué no vas tú a abandonar enseguida las clases de cerámica. En mi caso, el espíritu experimentador tiende a alargarse más allá de la época de las buenas intenciones. Depende de cuándo me preguntes, puedo estar aprendiendo lectura rápida, intentando mejorar la calidad de mi sueño o lanzando algún proyecto en internet. Este año la cosa se me fue un poco de las manos y acabé como voluntaria en un ensayo clínico organizado por una universidad solo porque siempre he querido saber cómo funcionaban. Afortunadamente, fue una experiencia muy interesante que no implicó probar fármacos radiactivos: durante dos meses dediqué un par de horas semanales a reunirme con un grupo de desconocidos y probar juntos la docena de técnicas con más evidencia acumulada por su influencia en el bienestar (a excepción de la meditación, asignada a otro grupo). Evaluamos su efectividad a través de un diario donde apuntábamos las situaciones estresantes, con sus causas y sus efectos, y el simple hecho de ser consciente de ellas fue para mí la gran revelación del experimento.
Walada202 buceaba hace unos años en Youtube cuando se topó con una canción de Extremoduro. A sus cincuenta y pocos, seguía pensando que la banda extremeña “era otro grupo más de locos con melena”. Aquellas melodías, al final, le gustaron tanto que fue a contarle la sorpresa a su hija pequeña. “Me dijo que oyera más temas. Y aquí estoy, entré en el mundo de Robe [cantante del conjunto], y pido perdón por mis prejuicios. Ahora me queda recuperar el tiempo perdido y disfrutar de tanto talento”, compartió esta usuaria hace dos años en los comentarios de uno de los videos donde el conjunto interpreta Si te vas...
Con la muerte de Manuel de la Calva desaparece uno de los grandes de la música de este país. El soplo de aire de fresco que, junto a su compañero Ramón Arcusa, trajeron las canciones del Dúo Dinámico a la juventud española de los sesenta y los setenta no ha vuelto repetirse con la fuerza que ellos lograron. Temas como Perdóname, Amor de verano, Quince años o Resistiré se convirtieron en auténticos himnos difíciles de olvidar. Este último tema fue el himno del confinamiento, y no había tarde en que a las ocho en punto no saliéramos todos a cantarlo en el balcón. No tengo palabras para agradecerle los ratos de felicidad que su existencia le ha proporcionado a la mía.
Desde el pasado enero, Wikie, de 24 años, y su hijo Keijo, de 12, viven en un limbo en el parque acuático de Marineland, en la costa azul francesa, cerca de la ciudad de Cannes. El centro se clausuró en enero, así que las dos orcas ya no realizan espectáculos para entretener a los miles de visitantes que se acercaban a contemplar sus piruetas, pero no han sido reubicadas, al igual que una docena de delfines. Si las condiciones en las que viven ya han sido objeto de crítica por parte de varias ONG, la última polémica llega tras la publicación de un vídeo en el que se aprecia cómo uno de los entrenadores encargados de sus cuidados estimula sexualmente a Keijo.
Paco Durandeau es un ingeniero francés que reside en un apartamento de Hendaya (Francia) ubicado a un paso de la playa y desde el que tiene unas vistas envidiables a la bahía de Txingudi y el monte Jaizkibel. Todos los días pasan por encima de su vivienda varios aviones a reacción que maniobran para despegar y aterrizar en el aeropuerto de San Sebastián, en Hondarribia. Este modesto aeródromo, inaugurado hace 70 años, se encuentra a vista de pájaro desde su terraza. Desde su privilegiada torre de control suele grabar los movimientos de las aeronaves con el propósito de difundir las molestias que generan en la población francesa fronteriza (18.700 habitantes, muchísimos más durante el verano). Durandeau ha decidido lanzar una campaña de recogida de firmas contra el aeropuerto guipuzcoano que ya ha sumado, hasta este miércoles, 870 adhesiones en poco más de un mes y medio: “Stop a los vuelos del aeropuerto de San Sebastián dañinos e inútiles sobre Hendaya”, pide en su iniciativa a través de change.org.
“Between Benidorm and Granada”, es la definición cuando el interlocutor tiene pasaporte europeo y la piel como una gamba. “Yes, Alhambra, flamenco, fiesta”, contestan, aunque esta tierra sea más de paparajotes y la fachada barroca de la Catedral. Cuando pregunta un catalán, la conversación suele ir por “Mis abuelos eran de ahí. ¿Te suena Lorca?”, comentan con el interés de quien habla de un pueblo extinto mencionado en el Antiguo Testamento. Madrid roza lo irrespetuoso, “¿Eres de Murcia? Pero si Murcia no existe”.