ARTICULO PRIMERO.- Conformar, el Comité de Dirección de...
"Año de la lucha contra la corrupción y la impunidad”
Yann LeCun es solo el último de los fundadores de la nueva era de la Inteligencia Artificial en abandonar las grandes tecnológicas para poder seguir haciendo ciencia.
Ya es posible recorrer redes sociales como Facebook o X de punta a punta sin encontrarse con una sola verdad. La inteligencia artificial ha tomado posesión de los dominios y, utilizada de la peor forma posible, ha convertido los epicentros de la conexión global en un campo de minas de falsedad que resulta cada vez más difícil no pisar. Catherine tropezó con una de estas minas a principios de 2024 y aún se recupera de los estropicios. Como relata el diario Le Monde esta parisina de 44 años, que usa un nombre ficticio, se casó por lo civil y a distancia con un militar ucranio con el que intercambió mensajes de vídeo durante meses. Desde el frente de guerra, el soldado pidió a Catherine ayuda para sufragar gastos como un chaleco antibalas o una operación quirúrgica. Más de 17.000 euros salieron de su cuenta bancaria antes de que supiera que el hombre que le hablaba amorosamente en aquellos vídeos había sido generado con inteligencia artificial a partir de una foto de un ciudadano bielorruso. El dinero y los sentimientos de Catherine no volaban al corazón de Europa sino a Nigeria, país que alberga una de las multinacionales de las denominadas “estafas del amor”, cuyos métodos, cada vez más sofisticados, y ámbitos de actuación no dejan de multiplicarse.
El recorte de los fondos públicos destinados a la investigación en Estados Unidos y las amenazas de la Administración del presidente Donald Trump a las universidades de élite abren una oportunidad única para la atracción de talento a Europa, máxime si se tiene en cuenta que una proporción significativa de los investigadores que trabajan en Estados Unidos no han nacido en ese país, sino que han asentado allí por la excelencia de sus universidades y centros de investigación.
Microsoft participa en Open AI, que destina 38.000 millones a Amazon Web Services (AWS) para garantizarse acceso a su infraestructura y a equipamiento de Nvidia, que también invierte 100.000 millones en Open AI. Gran parte del flujo de dinero de las grandes tecnológicas es circular: fabricantes de equipos y vendedores de servicios participan de forma recíproca en las empresas para generar un ecosistema económico cerrado donde se reparten inversiones y beneficios. La estrategia es muy antigua, pero el volumen de inversión es inédito y a este estrés financiero le han seguido anuncios de miles de despidos y recelos ante una posible burbuja o la creación de un oligopolio en torno a la inteligencia artificial (IA).
Antonia Marín Sánchez no daba crédito a lo que veían sus ojos aquella noche del pasado 9 de octubre. Conducía su coche detrás de una ambulancia medicalizada en la que viajaba su marido, que acababa de sufrir un infarto en su casa de Huéscar (Granada) y varias paradas más en las últimas horas. En el hospital de Baza le habían dicho que el cateterismo que su marido necesitaba requería traslado a Granada, al Hospital Virgen de las Nieves, y que harían un cambio de ambulancia en Guadix. Pero al llegar a Guadix no pasó lo que ella suponía. “Imaginaba que entraríamos al hospital, haríamos el cambio y seguiríamos”. Pero no. La parada fue en un área de servicio. Y allí, entre el lavadero de coches y la gasolinera, se alinearon las dos ambulancias e hicieron el cambio.
Buscaron algunas fotos, compraron muebles de segunda mano e hicieron la obra con la ayuda de amigos. Eran veinteañeros y apenas tenían dinero ni experiencia, pero sí muchas ganas e ilusión. Fernando Marín, Marta Ferrer y Alejandro Camacho habían disfrutado durante varios años el espíritu de las teterías de Granada de los años noventa y querían trasladarlo a su ciudad, Málaga. Eligieron la calle San Agustín, en un centro histórico entonces repleto de solares, edificios abandonados y sin noticias del turismo. El negocio funcionó desde el primer día y después consiguió superar todas las crisis económicas y la pandemia del covid-19. Ahora que todo va mejor que nunca en la ciudad andaluza, bajarán la persiana de manera definitiva: se ha vendido el edificio donde se encuentra su local, su contrato de alquiler se acaba y para renovarlo les han pedido hasta cuatro veces más que el alquiler actual.
Con cánticos de “Especular es pecado capital” y “Arzobispado con los buitres ha pactado”, cerca de 100 vecinos cuyas viviendas son administradas por una fundación dependiente del Arzobispado de Madrid, se concentraron este domingo frente a la sede eclesiástica para reclamar que no se produzca su venta. El Juzgado de Instrucción número 28 debe decidir si mantiene las medidas cautelares sobre el traspaso de 13 edificios situados en el centro de la capital a la sociedad Tapiamar, operación que se paralizó en 2019 por presuntas irregularidades y que, en el caso de ejecutarse, expulsaría de sus casas a unas 200 familias.
Los trenes volverán a circular entre las estaciones del metro de Madrid del Barrio del Puerto y Hospital del Henares el próximo sábado, después de algo más de tres años de cierre por los trabajos de reparación de la infraestructura y nueve cierres en 18 años de la línea 7B de Metro de Madrid. El Ejecutivo autonómico asegura que “cinco informes independientes acreditan las condiciones óptimas del trazado”, después de la estabilización de 20.600 metros cuadrados de terreno y la rehabilitación de 5.575 metros de túneles.
Por la mañana, a la tienda Alcalá Cómics casi todos los que entran son alcalaínos mayores para comprar la prensa. Llegan con las monedas en la mano, las dejan que suenen sobre el mostrador de cristal y Lidia les pasa uno de los periódicos del día o la revista de famosos de la semana. Esos clientes apenas entran al pasillo lleno de cómics y figuras de personajes de plástico, que se mantienen casi vacíos hasta la tarde, cuando todo es diferente: el local se llena de personas que rebuscan entre los estantes del fondo de la tienda un juego de mesa estratégico y de las que quieren un número de Hirayasumi, de One Piece o de Superman. Porque sí, en el mundo del cómic todavía los clásicos se mantienen tan vivos como hace décadas atrás, cuando no existían las redes sociales y las historietas se compraban por unos pocos céntimos en cualquier papelería de barrio.
En septiembre de 2021, en plena pandemia y después de medio siglo cerrada, reabría las puertas la escuela rural de Palau de Santa Eulàlia, un pequeño municipio de 130 habitantes en el Alt Empordà (Girona). Cinco años después, el centro cerrará porque el alcalde, Xavier Baldrich, asegura que no la puede mantener y quiere recuperar el edificio para trasladar allí el Ayuntamiento. La decisión ha dividido al pueblo, la rechazan profesores y familias del centro, mientras que el Departamento de Educación la acepta.
El fútbol perdió a una promesa y el baloncesto ganó a una estrella. María Conde se decantó por la canasta cuando el futuro le abrió las dos puertas. De niña jugaba a todo con su hermano Diego, casi dos años menor. Fútbol, baloncesto, natación, yudo, hípica… Ambos daban patadas al balón en el madrileño equipo del Carabanchel cuando dos clubes quisieron fichar a María y ella, una niña, tuvo que tomar la primera gran decisión de su vida: fútbol en el Atlético de Madrid o baloncesto en el Estudiantes. Ganó el balón naranja y el éxito la ha acompañado. Hoy es una de las mejores baloncestistas españolas y ha vuelto a jugar con la selección después de superar ocho meses de baja por una lesión del tendón de Aquiles. Diego siguió en el fútbol, bajo los palos, se formó en el Atlético y es portero del Villarreal tras pasar por el Getafe y el Leganés. María y Diego son un curioso caso de dos hermanos en la élite de dos disciplinas diferentes, y a la vez el mejor apoyo el uno para el otro por cómo comprenden lo que se siente allí arriba. En lo bueno y sobre todo en lo malo.
Sara Björk dejó de jugar al fútbol en su carrera por dos razones: una rotura del ligamento cruzado anterior de rodilla y un embarazo. Después de la primera, volvió a jugar; con la segunda, terminó denunciando a su club, el Olympique de Lyon.
Para Cuenca hay un antes y un después de la llegada del mecenas y artista filipino Fernando Zóbel y del grupo de creadores con los que en 1966 creó el Museo de Arte Abstracto Español en una de las preciosas Casas Colgadas que miran al desfiladero del río Huécar. En aquella España de la dictadura todavía había pocos museos y ninguno dedicado al arte contemporáneo. El creador hizo el milagro con su generosidad y con la ayuda de su gran amigo Gustavo Torner, que falleció recientemente a los 100 años. Y otros grandes creadores como Gerardo Rueda, Manolo Millares, Antonio Saura, Eusebio Sempere, José Guerrero, José María Yturralde y Jordi Teixidor, entre otros.
A veces los thrillers más sórdidos aparecen en el patio de una casa. A veces las historias más relevantes y políticas pueden surgir de una riña vecinal. La directora Geeta Gandbhir, de hecho, llegó al crimen del documental La vecina perfecta cuando su cuñada le pidió un favor: ayudar a hacer justicia por Ajika Owens, una amiga de Florida asesinada por su vecina. Ni siquiera pensaba en convertir la historia en película, pero poco a poco descubrió que este relato atesoraba un debate sobre leyes poco actualizadas que le serviría para hablar de racismo, acceso a las armas, desprotección jurídica e incluso el concepto del miedo. Todo desde la perspectiva de dos vecinas.
Dicen que siempre tendemos a pensar que la hierba del vecino está más verde que la nuestra. Una simpleza pero nos ayuda a intentar entender la fascinación de los músicos por la gente del cine (¡y viceversa!). En Estados Unidos, se publica Insomnia, libro del difunto Robbie Robertson sobre aquel periodo de los años 70 cuando convivía con Martin Scorsese en su casa de Mulholland Drive. Por las noches, funcionaba como un cine club, con películas escogidas por Martin; también era un after, con abundantes estimulantes y música pinchada por Robertson.
“Este volumen inspirará a una nueva generación de anfitriones”. Así anunciaba Martha Stewart en su web hace solo unos días que su primer libro, Entertaining, había sido reeditado por primera vez desde 1982, cuando se publicó originalmente. “¡Por fin!“, debieron exclamar muchos, a juzgar por el espectacular éxito que el libro, descatalogado desde 2021, ha experimentado en los últimos tiempos en eBay y otras plataformas dedicadas a la segunda mano, donde se pueden encontrar ejemplares que superan los mil dólares. La empresaria, que amasó una fortuna enseñando a millones de mujeres a ser las amas de casa ideales, no podía dejar pasar la oportunidad de sacar tajada comercial del que fue su primer gran éxito en librerías, una suerte de biblia para recibir invitados cuidando hasta el último detalle.
Como seguidora de La isla de las tentaciones creo que tengo derecho a pedir otro enfoque: pido que se nos muestren los brutos que nos son negados. Según la escaleta, el tiempo que pasan en el resort de República Dominicana lo emplean en: beber, bailar, toquetearse en el jacuzzi, y pasar la resaca. A veces también lloran o gritan, hacen dominadas, toman el sol. Pero eso representa pocas horas del día. Tiene que haber largos momentos en los que hablen de sus vidas respectivas, de sus trabajos reales, de sus familias. En alguna ocasión a los editores se les ha escapado algún corte en el que los participantes hablan de la vida en común con esas parejas a las que aman con locura, pero a las que más pronto que tarde van a ser infieles.
Quinientas hojas acaban de ser depositadas en una caja roja de terciopelo. Hojas envejecidas, de tonos amarillentos, con enmendaduras y olor a guardado. Hojas de una época en la que se escribía a martillazos y las ideas todavía manchaban la yema de los dedos. Hojas que se mecanografiaron a fines de los 70, que conmocionaron al universo de las letras y que todavía tienen algo que decir en estos días.
Son líquidos nítidos, casi diáfanos, que sorprenden por su aspecto cristalino y un aroma que se multiplica al primer contacto con la nariz. Así se presentan los cócteles clarificados, una técnica que hace apenas unos años era exclusiva de barras experimentales y que hoy se ha convertido en sello de modernidad, con nuevas generaciones de bartenders que lo consideran parte indispensable de su trabajo.