ARTICULO PRIMERO.- Conformar, el Comité de Dirección de...
"Año de la lucha contra la corrupción y la impunidad”
“Es ‘solo’ historia”. Esta es la descripción del usuario @matrix20.30 en TikTok. Sus publicaciones se extienden entre agosto de 2022 y noviembre de 2024 y en esos dos años subió a su perfil cerca de 500 vídeos con los que suma 63.300 seguidores y más de millón y medio de me gusta. La mayoría de los vídeos son extractos del No-Do que, para quien no lo sepa o no lo vivió, era uno de los órganos de propaganda del régimen franquista. Los cines tenían la norma de emitir estos clips en forma de noticiario antes de cada película, y fue obligatorio hasta poco antes de la muerte de Franco, de la que este jueves se han cumplido 50 años.
Se diría que hay algo en la acumulación ingente de dinero que conlleva cierto grado de psicopatía. No hay que ser asesino en serie para entrar en tal categoría, según los psicólogos es cualquiera incapaz de ponerse en el lugar del que sufre, de conmoverse por el dolor de los demás. No sé si los ricos muy ricos nacieron así o si este sistema en el que se venera la capacidad monstruosa de inflar las propias cuentas fomenta este rasgo tan dañino. Escribo esto después de haber visto el documental Arabia Saudí: el reino al descubierto. En él se denuncian los múltiples abusos y vulneración de derechos que sufren quienes viven bajo el régimen de Mohamed Bin Salmán, ese príncipe supuestamente moderno agasajado y admirado por Donald Trump y a cuya vera se sientan tantos adinerados miopes ante la realidad sobre la que flotan sus millones. Vemos las terribles condiciones de esclavitud en las que viven los trabajadores inmigrantes en el país, entre ellos muchas empleadas del hogar, la violencia con la que se reprime cualquier manifestación u oposición y el encarcelamiento de mujeres en lo que es un auténtico Estado policial. Ojalá Rafa Nadal, que en su día dijo que en la petrodictadura no veía más que cosas buenas, le eche un vistazo al documental y se dé cuenta de lo terrible que es el país con el que trata.
La llegada de turistas internacionales sigue imparable en Canarias: 11,6 millones hasta septiembre, un 4,6% más que hace un año y un 70% más que en 2010. Todavía más ha crecido el PIB que genera esta actividad, un 87% en los últimos 15 años. El motor trabaja a toda máquina, pero, ¿para quién? La tasa de paro sigue en el 13,3% (la tercera más alta de España), los salarios son los segundos más bajos (1.872 euros de coste salarial en el primer trimestre, según el Instituto Nacional de Estadística) y el riesgo de pobreza o exclusión social afecta a más del 30% de la población, por encima de la media española. Según el último informe Sostenibilidad del Turismo en Canarias, publicado recientemente por el Gobierno autónomo del archipiélago, apenas el 46% de los habitantes creen que el turismo mejora su calidad de vida, una percepción que se ha dejado ver en las manifestaciones ciudadanas que reclaman un cambio del modelo turístico.
La huella romana se aprecia entre caminos salpicados de abundantes excrementos de vaca, solo hay que fijarse bien. Las moles de granito descansan eternamente, a expensas de la erosión natural, tras siglos usadas para cometidos de tanto relumbrón como conformar con sillares el acueducto romano de Segovia. Los asentamientos imperiales en la zona recurrieron a las piedras de este yacimiento de granito, llamado la cantera de El Berrocal, un entorno de unas 250 hectáreas en las proximidades de Ortigosa del Monte, a 12 kilómetros la emblemática construcción segoviana, declarada Patrimonio de la Humanidad en 1985.
En las últimas cuatro semanas, se han estrenado en salas comerciales tres películas basadas en novelas o cuentos de Stephen King. En el último mes, han llegado a las plataformas digitales dos series también inspiradas en textos del escritor estadounidense. Y a inicios de 2026 aparecerá otra más, y no una cualquiera: la serie Carrie, con el director Mike Flanagan detrás. Un vistazo a la base digital de cine IMDb asusta: desde 1976, cuando se estrenó la primigenia Carrie, de Brian de Palma, se han lanzado más de 400 producciones audiovisuales con el nombre de Stephen King detrás. No hay otro escritor vivo tan versionado en la pantalla (y es el segundo de la historia tras William Shakespeare, con 1.876 productos basados en sus obras). ¿Qué tiene Stephen King —autor de más de sesenta novelas y doscientos cuentos— que le hace tan atractivo? ¿Qué opinan cineastas y expertos de esta marea de adaptaciones?
Curiosa, comprometida con su tiempo, optimista pese a todo y con más de 30 libros a sus espaldas, la escritora marfileña Veronique Tadjo (París, 70 años), ganadora este año del prestigioso premio literario Ahmadou Kourouma por su novela Je remercie la nuit (Doy gracias a la noche, Mémoire d’Encrier, 2024), se mueve con soltura entre mundos diversos sin perder la sonrisa. Del inglés al francés, de Inglaterra a Costa de Marfil, de Francia a Estados Unidos, de la novela a la poesía, de la palabra a la ilustración. Dos de sus grandes preocupaciones, ligadas entre sí, atraviesan como cuchillos sus últimas obras, la crisis medioambiental y los anhelos de la generación más joven. “Es una juventud mucho más práctica, se basa en los hechos, les hemos contado tantas historias que están hartos de los políticos que les hacen promesas en las elecciones y luego los ignoran”, explica en una entrevista con este diario a finales de octubre en Puerto de la Cruz, Tenerife, donde participó en el Festival Internacional de Literatura de Viajes y Aventuras Periplo.
En plena cruzada trumpista contra embarcaciones presuntamente cargadas de droga que surcan el Pacífico y el Caribe para alcanzar las costas estadounidenses, EL PAÍS viaja en este documental al origen de los narcosubmarinos, en la selva colombiana. Las cámaras se adentran con el ejército colombiano entre la espesa vegetación y los sinuosos meandros de los ríos, donde el narcotráfico comenzó a construir hace más de una década y de manera artesanal los semisumergibles. Un documental en el que el espectador descubrirá cómo son estos artilugios por dentro, cómo se construyen y cómo logran la autonomía para atravesar océanos en viajes de ida y vuelta. Una historia contada por sus protagonistas. La armada y la policía colombianas, los agentes españoles de la lucha contra el narcotráfico y un narcotraficante que conoce a la perfección estos aparatos para transportar droga y sus rutas hacia España. Los narcosubmarinos son el medio silente, casi indetectable, que está inundando Europa de cocaína
Dirección y guion:Patricia Ortega
Producción ejecutiva:Nicolás Ortiz
Producción:María Herrera
Imagen:Jaime Massieu, Luis Almodovar, María Page
Montaje:Pedro Mokrzycki
Eduardo Ortiz
Productor delegado EL PAÍS:Carlos de Vega
Agradecimientos:Policía Nacional, Comisario principal Antonio Martínez Duarte, Inspector Jefe Blas García Mújica, Comisario Principal Javier Peña Echeverría, Inspector Jefe Antonio Puertas, Oficina de Comunicación de la Policía Nacional, Armada de Colombia, Capitán de navío Ibo Plazas Moreno, Teniente de corbeta Nataly Tobón Lucero, Policía Nacional de Colombia
Luciano Pavarotti nació en Módena en 1935, pero su primera hazaña como cantante tuvo lugar lejos de Italia. Concretamente en Llangollen, un pintoresco pueblecito del oeste de Gales que aún mantiene activa una línea de tren de vapor. Hasta allí viajó en julio de 1955 para participar en el Concurso de Coros Masculinos del Eisteddfod. Tenía entonces 19 años y su nombre figuraba entre los miembros de la Società Corale Gioachino Rossini de Módena, una agrupación amateur integrada por trabajadores de una fábrica de coches, oficinistas, estudiantes y un panadero, Fernando, su padre y, como él, tenor aficionado. “Papá, es imposible cantar mejor de lo que lo hemos hecho”, le dijo después de interpretar el In nomine Jesu de Jacobus Handl que les valió la medalla de oro. Hacía tanto calor bajo la carpa donde se celebró la final que, cuando se dio a conocer el fallo del jurado, el director de la formación se desmayó sobre el escenario.
Considerado uno de los más populares historiadores militares británicos que han recogido la antorcha de la generación anterior, la de Antony Beevor o Max Hastings, James Holland (Salisbury, 55 años) te mira con los mismos ojos azules con que oteaba el campo de batalla Brad Pitt desde lo alto de la torreta de su tanque Sherman Fury en Corazones de acero (una película que por cierto el historiador detesta). Ayuda a la comparación el que Holland luzca una chaqueta militar de la Segunda Guerra Mundial, conflicto al que ha dedicado libros sensacionales y sobre el que ahora publica Hermanos de armas (Ático de los libros, 2025), la historia de un regimiento blindado británico, los Sherwood Rangers, a lo largo de la contienda, un poco a la manera de lo que hizo Stephen Ambrose con la compañía Easy en Hermanos de sangre.
Mientras avanzo en las páginas finales de Ese montón de espejos rotos (2025), las memorias de Gonzalo Celorio recién publicadas por Tusquets, su editorial de más de tres décadas, siento cómo me invaden la angustia y el dolor provocados por razones que nos entrega su autor y que no revelaré al lector, pero que en mi caso tienen un componente que hace esas sensaciones más incisivas de lo que de por sí son: y es que a Gonzalo Celorio, flamante y merecido premio Cervantes de 2025, me une una relación de amistad de más de 30 años y por eso sus angustias existenciales y dolores físicos revelados puedo llegar a sentirlos como propios.
Ese montón de espejos rotos Gonzalo Celorio Tusquets, 2025 540 páginas. 23,90 eurosUna mujer de mediana edad a quien no le da la vida entre obligaciones laborales y todas las obligaciones domésticas. Así mal que bien va tirando la protagonista de la novela gráfica Hoy, de la argentina Agustina Guerrero. Ella, como la autora, lleva más de 20 años afincada en Barcelona. Anda perdida entre la gente hasta que un día, camino del trabajo, dice basta. Su fatiga es una experiencia contemporánea típicamente urbana. Llamémosle una variante de género del estrés. Se trata de una vivencia que se adapta y declina en función de la circunstancia. En un lugar concreto de la ciudad, la protagonista de Hoy se siente atrapada porque la conexión entre su angustia íntima y la arquitectura intensifican dicha sensación. Sucede en uno de los iconos de la nueva Barcelona cultural, en la calle que atraviesa el Auditorio.
HoyAgustina Guerrero Lumen, 2025 256 páginas, 23,90 eurosBarcelona y sus escritorasMª Ángeles Cabré SD Ediciones, 2025 576 páginas, 32 eurosUna chica en la ciudadMercè Ibarz Anagrama, 2025 192 páginas, 18,90 eurosDespués de al menos una treintena de adaptaciones cinematográficas de Drácula, la inmortal novela de Bram Stoker, y apenas 11 meses después de Nosferatu, la aportación al universo vampírico de Robert Eggers —apoyada en la más artística de todas ellas, la homónima de F. W. Murnau—, aún hay cineastas con cosas que imaginar, visualizar y decir acerca de una de las grandes figuras de la cultura popular.
DráculaDirección: Luc Besson.
Intérpretes: Caleb Landry Jones, Zoë Bleu Sidel, Christoph Waltz, Matilda De Angelis.
Género: terror. EE UU, 2025.
Duración: 129 minutos.
Estreno: 21 de noviembre.
Al grano: el Oso de Oro del festival de Berlín 2025 concedido a Sueños en Oslo, película del noruego Dag Johan Haugerud, es probablemente el premio más inconcebible de los grandes certámenes del cine reciente. Primero, por su calidad: es mala a rabiar. Y segundo, y casi más sorprendente, por su estilo, en las antípodas de lo que los más prestigiosos festivales suelen seleccionar y galardonar, y de lo que la mayoría de la crítica especializada suele ensalzar en este tipo de eventos: un trabajo sin la menor capacidad visual ni de lenguaje cinematográfico, que ilustra una historia relamida, explícita hasta lo exasperante y no solo hablada sin un instante de descanso, sino sobre todo contada a través de una inexplicable y persistente voz en off que literalmente desgrana todo lo que piensan a cada momento los personajes. Una (mala) novela (mal) filmada, podríamos decir, si no se diera el hecho de que ni siquiera parte de un libro, pues se trata de material original para cine.
Sueños en OsloDirección: Dag Johan Haugerud.
Intérpretes: Ella Øverbye, Selome Emnetu, Ane Dahl Torp, Anne Marit Jacobsen.
Género: drama. Noruega, 2024.
Duración: 110 minutos.
Estreno: 21 de noviembre.
El cuerpo y la carne son el laboratorio del cine de la francesa Julia Ducournau. En su ópera prima, Crudo, se trataba de una niña caníbal criada por vegetarianos que descubre su apetito de vísceras humanas con su despertar sexual. En su segundo largometraje, el ganador de la Palma de Oro Titane, la carne y el metal se fundían, en una comunión arrebatada, bajo el cuerpo mutante de una asesina en serie. Y en la tercera, que se estrena ahora bajo la losa de aquel éxito, Ducournau reimagina la epidemia del sida también a través de otro personaje femenino y de cuerpos en mutación, fantasmas de piedra y polvo alrededor de un desolado recuerdo.
AlphaDirección: Julia Ducournau.
Intérpretes: Mélissa Boros, Tahar Rahim, Golshifteh Farahani
Género: drama. Francia, 2025.
Duración: 128 minutos.
Estreno: 21 de noviembre.
El mismo día que se anunció la muerte del alpinista navarro Iñaki Ochoa de Olza en el Annapurna, el 23 de mayo de 2008, Emily Harrington competía en el Master internacional de escalada Dimarock, en Bizkaia. La escaladora estadounidense, una estrella de la dificultad a sus 22 años, subcampeona del mundo en 2005, vio cómo algunas de las entrevistas que debía conceder aquel día se cancelaron: todas las atenciones se centraron en la desaparición de Ochoa de Olza. Pocos meses después, Harrington empezó poco a poco a separarse de la competición, superó una relación complicada con su peso corporal y se transformó en una escaladora de grandes paredes, en una alpinista incluso. Nadie lo hubiera podido imaginar en 2008. La chica que con apenas diez años de edad pedía cuerdas y arneses en Navidades, la misma que se proclamó cinco veces campeona nacional de escalada, se giró hacia las montañas: “Ya había hecho todo lo que era capaz de hacer en el mundo de la competición”, dijo.
La crianza no consiste en ser padres perfectos, sino en ejercer la responsabilidad como padre o madre de la mejor manera que uno sabe y puede. Y esto requiere de una información que sea veraz y útil, y, en muchas ocasiones, también de un acompañamiento eficaz de otras familias, de crear tu tribu. Así lo explica Elisa Molina (Madrid, 37 años), profesora y experta en disciplina positiva y crianza consciente. Ambos enfoques se centran en el respeto mutuo y en guiar a los menores para que se desarrollen de forma saludable, en lugar de recurrir a castigos y miedo. “Se están dando pequeños avances hacia estas perspectivas de educar, dejando atrás los castigos y amenazas. Pero hay que ser conscientes de que es un ejercicio de aprendizaje continuo en el que se necesita constancia y mucha paciencia”, afirma.
Hay un hombre en la pantalla. Está solo y no habla, ni siquiera consigo mismo. Solo resopla, quizá farfulla, y suda, mientras se mueve como puede entre salas de rehabilitación y gimnasios. De repente aparece un primer plano de su pierna, en la que hay una cicatriz enorme. Le untan bien de Betadine, como si fuera la mantequilla en el pan. Empiezan las pruebas y las resonancias y las inyecciones de anestesia para que el sistema aguante, no solo él mismo. Capitalismo en dosis de jeringuilla.
Durante las últimas dos décadas, el mundo ha sido testigo de avances extraordinarios en la salud mundial: se han salvado decenas de millones de vidas, la mortalidad ha caído drásticamente y la esperanza de vida ha aumentado de forma espectacular incluso en los países más pobres.
El Grupo de Trabajo sobre la Detención Arbitraria de las Naciones Unidas (GTDA) concluyó que 49 participantes de las protestas populares e inéditas que tuvieron lugar en Cuba el 11 de julio de 2021 —que convirtió automáticamente a los ciudadanos en presos políticos—, sufrieron detenciones arbitrarias, desaparición forzada, injustos juicios y condenas, tortura, aislamiento, y discriminación por motivos políticos y religiosos. Cuatro años después de la manifestación, que terminara con la encarcelación de más de 1500 personas, los cubanos y los organismos internacionales siguen exigiendo justicia. “Ha sido un largo camino, pero cualquier condena justa es positiva, por mucho que represente una ínfima parte de la realidad que viven los cubanos”, aseguró a EL PAÍS Javier Larrondo, director de Prisoners Defenders, la ONG que documentó y presentó los casos ante el Grupo de Trabajo.