ARTICULO PRIMERO.- Conformar, el Comité de Dirección de...
"Año de la lucha contra la corrupción y la impunidad”
La extensa y terrorífica documentación sobre torturas y asesinatos cometidos por el régimen de Bachar el Asad es apenas una muestra de lo que fue capaz la dictadura hereditaria que sojuzgó Siria desde 1971 hasta su caída hace un año. Los archivos a los que ha tenido acceso EL PAÍS demuestran que, sobre todo a raíz de la guerra civil desencadenada en 2011, la tiranía de Damasco ejerció una sistemática política de eliminación física contra cualquier opositor. Se trata de crímenes que no pueden quedar sin castigo y cuyo macabro registro debe pasar a engrosar los procesos ya en marcha para establecer y depurar las responsabilidades del dictador —actualmente refugiado en Rusia, su tradicional aliado— y de sus cómplices.
Lo que importa en una guerra es poner el foco en las maniobras militares y diplomáticas para derrotar al enemigo o, cuando menos, para resistir sus desafíos y sus ataques. En Ucrania, en los últimos días, la atención se ha desplazado a otro lugar. El 28 de noviembre, los agentes de dos organizaciones que combaten la corrupción y que operan con el apoyo de los aliados occidentales de Kiev investigaron el domicilio de Andrii Yermak, el jefe de la oficina de Volodímir Zelenski. Poco después, el presidente anunciaba la dimisión de quien era hasta ese momento su número dos, el tipo que estuvo a su lado en todas partes y que tenía un enorme poder de decisión, también para ocuparse de los asuntos más sucios, que suelen abundar en medio de una guerra.
Cuando en 2017 ganó el Premio Goncourt con El orden del día, Éric Vuillard (Lyon, 1968) se convirtió en uno de los principales escritores europeos. A mediados de noviembre pasó por Madrid, pocos días antes de recibir un galardón en la ciudad alemana de Ludwigshafen: el Premio Ernst Bloch, concedido a “una obra científica o literaria destacada por una actitud filosófica significativa para realizar un examen crítico del presente”. Su último libro traducido al español es Conquistadores y en enero llegará a las librerías francesas Les orphelins. Une histoire de Billy the Kid (Los huérfanos. Una historia de Billy el Niño). Es otra vuelta de tuerca a un proyecto literario y político que, centrado en episodios concretos de la historia (desde la conquista española de Perú hasta el nazismo o la guerra de Indochina), reflexiona sobre la realidad social, las formas de dominación y los estallidos revolucionarios
ConquistadoresÉric Vuillard Traducción de Félix Terrones Tusquets, 2024 376 páginas. 22,90 eurosLa de 2026 será la primera edición de Eurovisión en la que España no participe desde que debutó en el concurso musical en 1961. Ese año era el sexto certamen que se celebraba y la representante enviada por RTVE fue Conchita Bautista, que presentó el tema Estando contigo. Fue el comienzo de un idilio entre España y el festival que ha durado casi 65 años, hasta que este jueves RTVE anunció su retirada después de que los miembros de la UER, organizadora del festival, aprobaran mantener a Israel dentro de la competición en la edición de 2026. Países Bajos, Eslovenia e Irlanda también confirmaron su salida.
En cierta ocasión, de pequeño, me encontraba en el andén de una estación del metro. Al llegar el tren mi familia entró y yo me quedé fuera, asunto del que solo nos percatamos cuando se cerraron las puertas y el convoy se puso en marcha. Mientras se alejaba, los míos y yo nos miramos con ese gesto de perplejidad que precede al de terror. En mi cabeza, no ha dejado de repetirse nunca esa escena en la que me veo, con apenas seis o siete años y un pantalón corto que me venía ancho, a punto de lanzarme al foso para perseguir al tren en el que viajaban mi madre y mis hermanos. No lo hice porque casi al tiempo de pensarlo vi correr a una rata enorme junto a las vías. Creo que jamás he vuelto a sentir una sensación de desamparo tan grande. Un túnel se acababa de tragar a las personas que me mantenían unido al mundo.
Se difundieron las imágenes de una irreconocible Michelle Obama y las mujeres del mundo no podíamos creer lo que veían nuestros ojos: ¿por qué, Michelle?, ¿por qué tú?, ¿por qué a tu edad y con los privilegios y el poder sobre tu vida del que gozas has decidido traicionar la causa feminista y la causa antirracista? Muchas nos sentíamos aliviadas al verte con tu físico entero, sin ser diezmado por esos estúpidos y dañinos procedimientos de la industria cosmético-dietética-farmacológica, tu figura poderosa y potente, tan en armonía con tu estatura nos dio un respiro a las grandotas de músculos recios que hemos sido humilladas y vejadas por poco femeninas. Tu sola presencia en la esfera mediática, con tus brazos fuertes era un desafío a los cánones de belleza occidentales, esos que han establecido que ser mujer es ser frágil, pequeña, insignificante, débil y casi casi que es no tener cuerpo, solo volátil esencia sublime. El modelo que ahora representa la pobre Ariana Grande, tan alegre y pizpireta cuando salía en programas infantiles y ahora convertida en un estereotipo de la industria con el rostro de plástico y tendiendo a cero su ya diminuto cuerpo.
Santiago Belizón
Estilismo:Beatriz Machado
Diseño de set:Irene Luna
Producción:Cristina Serrano
Asistente de fotografía:Miguel Sancho
Asistente de estilismo:Diego Serna
Asistente de set:Julia Sangil
Diseño:Ruth Benito
Desarrollo:Carlos Muñoz y Alejandro Gallardo
Desarrollo:Carlos Muñoz y Alejandro Gallardo
Además de por su carrera en el cine, Gwyneth Paltrow será recordada por sus excentricidades como gurú de estilo de vida y, cómo no, por haber creado del concepto conscious uncoupling (separación consciente), un término habitual al hablar de divorcios amistosos. Sin embargo, frente a esas separaciones made in Hollywood, existe un fenómeno completamente alejado de las rupturas idílicas. En The Guardian lo explican así: “Si estás lista para convertirte en un zombi en tu relación, reducir tus expectativas y forjar tu propia vida mientras sigues casada, eres una de las muchas personas que se está desvinculando inconscientemente”.
Una tierra olvidada, a la que se presta poca atención. Es clásico referirse a Extremadura en estos términos. Pero no será nada de eso hasta el 21 de diciembre, cuando la región que integra a Cáceres al norte y a Badajoz al sur, de algo más de un millón de habitantes, celebre por primera vez en solitario sus comicios autonómicos. Le toca el foco a una zona de España que suele disponer de poco foco. Cada partido tiene unas aspiraciones y corre unos riesgos el 21-D.
Los prolegómenos del mayor espectáculo deportivo del mundo arrancan en la casa del mayor showman político del planeta. Este viernes se celebra el sorteo del Mundial de fútbol de 2026 para configurar los 12 grupos en las que se encuadrarán las 48 selecciones, el mayor número de equipos que ha disputado nunca una fase final. En total, se disputarán 104 partidos en apenas 40 días. El torneo está llamado a convertirse en la mayor exhibición del fútbol en el mayor mercado publicitario del mundo, con una estimación de cerca de siete millones de asistentes a los estadios. El campeonato está organizado conjuntamente por Estados Unidos, Canadá y México. Pero el presidente estadounidense, Donald Trump, aspira a convertirse en el auténtico protagonista del evento fuera de los terrenos de juego por su carácter colérico y exhibicionista, sus controvertidas políticas y sus tensas relaciones con sus vecinos del norte y del sur.
Una de cada tres mujeres en España ha sufrido violencia machista a manos de su pareja o expareja. Son 6,4 millones de víctimas. De ellas, 1,6 millones sufren secuelas físicas o psicológicas. Estos y otros datos están recogidos en la Macroencuesta de Violencia contra la Mujer presentada este martes por el Ministerio de Igualdad. El sondeo, que se elabora cada cinco años, carece de diferencias estadísticas significativas respecto del anterior. Lo cual es muy preocupante: no hemos avanzado socialmente en un lustro a pesar de que la legislación española es un referente internacional en la lucha contra esta violencia. La gravedad de estas estadísticas no procede solo de la enorme magnitud del problema, sino de su persistencia en revelar que la violencia de género es estructural.
La Constitución de 1978 cumple 47 años y, como es costumbre en cada aniversario, toca hacer balance existencial. Cuando ronda el medio siglo de vigencia, es preciso destacar que ya iguala en longevidad a la de 1876, que hasta ahora ocupaba el primer puesto en ese ranking. De entrada, este dato supone un éxito en sí mismo, lo que debe ponerse en valor, sobre todo al recordar el rosario de textos constitucionales que se han sucedido en nuestra historia (a partir de 1812), muchos de ellos con una efímera existencia. El referente temporal, asimismo, es especialmente meritorio si se atiende a las difíciles circunstancias que han acompañado al texto vigente. Y ello desde su origen, dado que se elaboró en un complejo contexto marcado por la decidida voluntad de desmantelar las estructuras supervivientes de la dictadura (todas) y la necesidad insoslayable de construir un nuevo sistema democrático (partiendo prácticamente de cero). Sacar adelante la Constitución no resultó en absoluto fácil y fue posible gracias al extraordinario esfuerzo de generosidad política e indiscutible compromiso institucional demostrado por quienes asumieron la tarea, los denominados “padres constitucionales” (las madres no fueron llamadas a comparecer) y sus respectivos partidos. Una actitud eminentemente constructiva y dialogante, orientada a la identificación de valores y principios compartidos, lo que exigió importantes renuncias por parte de todos. El éxito vino de la mano del consenso, ese término mítico que define la etapa fundacional de nuestra democracia y cuya plasmación —el texto constitucional— fue avalado por la inmensa mayoría de la sociedad en el referéndum de ratificación (un 88,5% de síes sobre el voto válido con una participación del 67,1%).
1. Las democracias europeas, con sus matices diferenciales, vivían con cierta comodidad en los tiempos del bipartidismo simple: una derecha y una izquierda lideradas por un partido principal, con unos pocos grupos secundarios en el entorno que iban a remolque. Un modelo propio del capitalismo industrial que respondía al viejo esquema burguesía/proletariado. Pero el paso al capitalismo financiero, la aceleración tecnológica y los cambios en el sistema comunicacional han introducido factores de complejidad con efectos directos sobre la representación política. Lo vemos en todas partes. Sin ir más lejos, en la vecina Francia: la V República, desde que Nicolas Sarkozy asumió la presidencia, ha ido entrando en una fase de descomposición política que ni el presuntuoso primero de la clase, Emmanuel Macron, ha conseguido revertir. Y ahora ejerce de presidente demediado, con gobiernos de estabilidad precaria y con la extrema derecha —que en todas partes está capitalizando el desvarío— al asalto del poder.
De todas las maneras que hay de visitar un museo, una llama especialmente la atención: esa que tienen algunos de mirar una obra de arte solo a través de la pantalla del móvil. Y cada vez resulta más habitual. Uno suele toparse con una nube de brazos con teléfonos en alto que buscan hacerse selfis o fotografiar lo que tienen delante, y así la experiencia de ir a contemplar el arte cambia: ahora es difícil pararse frente a una obra sin que se le plante alguien delante para inmortalizarse junto a esta pintura o aquella escultura. Cosa que solo sucede, claro, en los museos que permiten hacer fotos.
El 22 de febrero de 2020, Mad Mike Hughes remolcó un cohete casero hasta el desierto de Mojave y se lanzó al cielo. ¿Su objetivo? Comprobar que la Tierra era plana desde el espacio. Era su tercer intento y, trágicamente, resultó fatal. Hughes se estrelló poco después del despegue y murió.
Un golpe puede ser un atraco. La oportunidad, una vez conseguido el botín, de retirarse a un destino paradisiaco donde empezar una nueva vida. Pero puede ser también un impacto violento de un cuerpo contra otro, un movimiento brusco, una desgracia que sucede de pronto… Y un latido del corazón. Golpe a golpe, verso a verso, escribió Antonio Machado. De esta poética polisemia se ha servido Rafael Cobos (Sevilla, 52 años) para firmar su primera película como director, Golpes (ya había dirigido, como primera experiencia detrás de la cámara, la miniserie El hijo zurdo en 2023), que llega a los cines de toda España este viernes.