ARTICULO PRIMERO.- Conformar, el Comité de Dirección de...
"Año de la lucha contra la corrupción y la impunidad”
El exministro José Luis Ábalos y quien fuera su asesor, Koldo García, han sorteado esta semana la prisión preventiva tras comparecer ante el magistrado del Tribunal Supremo Leopoldo Puente. Pese a que el juez advierte de que el último informe de la Guardia Civil “profundiza” en los indicios de que ambos recibieron ingresos “irregulares y opacos” a cambio, supuestamente, del amaño de contratos públicos, ni el instructor ni el fiscal jefe de Anticorrupción han considerado justificado su encarcelamiento. Esta situación contrasta con la del ex secretario de Organización del PSOE Santos Cerdán, a quien el mismo juez, con el apoyo del mismo fiscal, mantienen en prisión desde el pasado 30 de junio por su participación en la misma red corrupta que Ábalos y su antiguo asesor. ¿Cómo se explica esta diferencia? Los auto dictados por Puente recogen sus argumentos, aunque pueden no disipar del todo las dudas, ante lo que fuentes jurídicas aseguran: el juez y el fiscal tienen información de la Guardia Civil que les lleva a concluir que Cerdán no debe estar en libertad. Para la defensa, sin embargo, esta diferencia “no tiene sentido”.
Pedro Sánchez ha convertido la tradicional idea de “hacer de la necesidad virtud” en un eje conductor de esta compleja legislatura. La utilizó incluso para justificar la amnistía a los presos del procés. El presidente no tenía ninguna intención de hacerla. De hecho, aseguró que nunca la haría. Pero una vez se vio forzado a llevarla adelante para lograr su investidura, Sánchez se concentró en sacarle el máximo jugo político a la decisión para dar el carpetazo definitivo al procés y reforzar al PSC. Y de hecho es lo que sucedió. De nuevo, Sánchez y su equipo se aferran a “hacer de la necesidad virtud” para enfrentarse a la comparecencia en el Senado sobre corrupción a la que acude forzado por la mayoría absoluta del PP. En La Moncloa están convencidos de que el presidente podrá darle la vuelta a la estrategia del PP con una salida a la ofensiva para convertir lo que en principio era una baza de la oposición en una forma de reforzarse si sale bien parado.
Las llamadas telefónicas de spam son un suplicio que afecta diariamente a millones de consumidores. El Ministerio para la Transformación Digital lanzó en mayo una iniciativa para reducirlas gracias a la cual se han evitado 48 millones de ellas en los primeros cuatro meses. Sin embargo, el teléfono sigue sonando ―son frases de este estilo: “Hola, tengo un trabajo para ti” pronunciadas por una máquina con voz femenina―, tal y como constatan las principales organizaciones de consumidores.
“Quien no tuvo una vajilla de La Cartuja tuvo, al menos, una vecina que la enseñaba con orgullo”, se dice. En casi todas las casas hubo alguna vez una vajilla de La Cartuja. En unas estaba completa, con uso acotado a los domingos y fiestas de guardar; el resto del año dormía envuelta en papel de estraza dentro del aparador. En otras quedaban solo piezas sueltas: un plato hondo, una fuente mellada, una taza... En los pueblos, la cubertería de plata y la loza buena ni siquiera se usaba, solo se enseñaba. Atesorar una pieza de La Cartuja de Sevilla era símbolo de estatus.
BYD, la marca china de coches que se disputa con la estadounidense Tesla la corona de líder global de vehículos eléctricos, ha protagonizado uno de esos ascensos vertiginosos que solo parece posible en las fábulas tecnológicas que tanto gustan entre los líderes de la República Popular: de los orígenes humildes de su fundador en los tiempos duros de Mao Zedong a la conquista planetaria en el siglo XXI.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, manifestó de nuevo esta semana su “descontento” por la decisión de España de no adherirse al compromiso de elevar el gasto militar hasta el 5% del PIB para 2035 suscrito por los 31 restantes aliados de la OTAN. En sus reproches, Trump jugó tanto con la idea de expulsar a España de la Alianza como con la de tomar represalias en forma de aranceles. Lo primero es una ocurrencia sin recorrido a la vista de la arquitectura institucional atlántica. Lo segundo, una hipótesis con un margen de maniobra muy tortuoso, ya que España forma parte de un bloque comercial unitario y, además, no tiene una posición económica especialmente expuesta a EE UU. Esto no significa que se deba tomar a la ligera el disgusto del líder de la que sigue siendo la primera potencia planetaria por cuanto afecta a la posición española en Europa y en el mundo.
Hace más de una década, miles de mujeres marcharon sobre Madrid en el Tren de la Libertad. Aquel convoy recorrió España impulsado por la fuerza de generaciones de mujeres decididas a transformar la injusticia en progreso, la desigualdad en derecho, el paternalismo machista en libertad. Aquel espíritu de avance, de valentía, de justicia y de igualdad continúa intacto y sigue impulsando los cambios normativos necesarios para blindar el ejercicio del derecho a la interrupción voluntaria del embarazo.
Soy un enfermo. Llevo varios días con la idea de que se me tiene que aparecer un ángel. No hay forma de sacármela de la cabeza aun sabiendo que los ángeles prefieren a los ministros de Interior. ¿Y para qué necesito que se me aparezca un ángel? Para que me diga que todo está bien y que lo que está mal no depende de mí. Sé que es imposible, ¿y qué? A la idea fija le da lo mismo. Ella está ahí y yo estoy aquí, asando unas costillas en la barbacoa mientras miro a un lado y al otro para detectar la presencia del ángel. Lo único que veo es a un grupo de idiotas (no es verdad, son amigos y amigas de toda la vida, buena gente), que, copa en mano, conversan sobre asuntos políticos que no me interesan porque a lo que estoy (además de a que no se me quemen las costillas) es a darle una buena impresión al ángel que se va a manifestar de un momento a otro. Imagino que la realidad se suspende de súbito, que el tiempo se detiene y que mientras los amigos se quedan en la postura en la que les ha pillado el apagón, como las víctimas del Vesubio, el ángel me toca el hombro.
Este domingo, los bolivianos decidirán cuál de los dos candidatos mejor situados en las elecciones de agosto —Rodrigo Paz y Jorge Tuto Quiroga— gobernará el país andino en los próximos años. La crisis social y política es profunda; la situación económica, dramática. El déficit fiscal ronda el 7%-8% del PIB, la inflación interanual se acercó en julio al 25%, las reservas de hidrocarburos se agotan, conseguir combustible es una pesadilla, no hay manera de poder cambiar dólares, salvo a precios muy elevados en el mercado negro. Alimentarse cada día sigue resultando un inmenso desafío para capas muy amplias de la población. El horizonte pinta negro. También por la inestabilidad política. Las tensiones en el MAS, el movimiento político que ha gobernado Bolivia durante casi 20 años, se han exacerbado y eso se tradujo en la monumental debacle de la izquierda en la primera vuelta: su representación en las Cámaras es ridícula. Hace unos meses, se produjo una ruptura radical entre los partidarios del presidente saliente —Luis Arce— y los de Evo Morales, el líder cocalero que llegó en 2006 al poder con la voluntad de cambiar las dinámicas que mantenían marginada y en la miseria a buena parte de la población, y que hoy vive enclaustrado en su bastión del Chapare, protegido por sus seguidores. A Morales, el Constitucional no le permitió presentarse a las elecciones —lo inhabilitó con carácter definitivo—, y pesan sobre él diferentes denuncias por abusos sexuales a menores.
Los ciudadanos llevaron a Isabel Díaz Ayuso a la presidencia autonómica madrileña, pero solo los hosteleros la elevaron a las alturas del liderazgo carismático. Era en tiempos de la covid, cuando irse de cañas podía pasar por ceremonia libertaria. Hoy, la nueva patrona de la restauración en España es Miriam González Durántez, que ha decidido sustanciar su apoyo a la hostelería de un modo todavía más directo: en lo que va de año, nadie ha tenido más comidas que ella. Con periodistas y con políticos. Con Cuca Gamarra y hasta con Lambán. Es la ofensiva de encanto de la temporada 2025 y, si al mediodía ronda los reservados del poder, por las tardes explica su mensaje de regeneración a unas elites urbanas que, reunidas en casinos y cámaras de Comercio, uno sospecha que tienen pocas ganas de ser regeneradas. El lema de Miriam González es “España mejor” y, dicho así, hasta sir Francis Drake lo firmaría. En realidad, España Mejor es una plataforma autoportante que aspira a convertirse en partido político: un intento, seguramente abortivo, de Operación Macron, en busca de reinventar otra vez la vía media entre el PP y el PSOE y recoger los cascotes del reformismo que cayó con Rivera. Un Ciudadanos unipersonal. González Durántez tiene dinero y ganas para presentarse por todas partes, pero quizá compense meditar que lo más parecido que hemos tenido aquí a una Operación Macron fue la Operación Roca. El de España Mejor, en fin, parece más el brillo de lo gastado que el de lo nuevo.
El Gobierno de la Comunidad de Madrid, que preside Isabel Díaz Ayuso, ha elaborado un anteproyecto de ley para “reforzar la colaboración público-privada” en los servicios sociales, con fórmulas “innovadoras” de compensación a las empresas como la “inversión por impacto, el pago por resultados y los avales públicos” que resuelvan “los problemas que plantea la financiación tradicional”. El documento, de solo tres páginas y al que ha tenido acceso este periódico a través del portal de transparencia, ha sido abierto a consultas públicas y resume una lista de objetivos y problemas a solucionar en este sector que atiende a colectivos como los menores, las personas mayores, las personas sin hogar o las víctimas de violencia de género. El Ejecutivo no quiere precisar por ello el alcance de su propuesta de financiación, ni dar detalle alguno. Pero la oposición de izquierdas y parte del sector de la atención a colectivos vulnerables critica su filosofía “mercantilista”, mientras que dos grandes patronales del sector de residencias de mayores lo valoran positivamente por su énfasis en la libre elección, un concepto que los gobiernos del PP llevan años aplicando a la sanidad y la educación como método para favorecer, teóricamente, la competencia y la calidad.
Conducir es un hábito rutinario y muy resistente que lleva a que mucha gente use el coche por inercia incluso para desplazamientos cortos, sin tener en cuenta si es la opción más rápida o eficiente —por ejemplo, mentalmente no solemos contar el tiempo buscando aparcamiento—. Aunque lo más efectivo para cambiar esta costumbre son las restricciones al tráfico —como las zonas de bajas emisiones— y una buena red de transporte público y carriles bici, hay también otro tipo de iniciativas que tratan de hacer replantearse esta inercia. Es el caso de Un mes sin mi coche, un plan pionero que propone aparcar el vehículo 30 días a cambio de transporte público gratis y bicis eléctricas, que se aplicó por primera vez en una región de Suiza y ahora llega a Lleida. Los expertos consideran que la idea es positiva, pero piden medidas más ambiciosas para impulsar la movilidad sostenible.
El 12 de junio de 2006 Jaén se acostó sin aeropuerto y, al levantarse al día siguiente, ya lo tenía. No hizo falta poner un ladrillo, llevar una sola hormigonera o esperar años de construcción y licencias. Bastaron alrededor de 250 palabras en el Boletín Oficial del Estado del 13 de junio y cambiar el cartel del aeropuerto de Granada que, desde entonces, se llama aeropuerto Federico García Lorca Granada-Jaén. El añadido no gustó en Granada y provocó enfados o chanzas a partes iguales pero, pasados las primeras semanas, el asunto cayó en el olvido durante dos décadas. Ahora, cuando la llegada de nuevos vuelos depende, sobre todo, de la inversión publicitaria que los territorios hagan en las compañías aéreas, la paz se ha esfumado. La diputación granadina dice que invierte cada año un par de millones en promoción del aeropuerto, por nada o casi nada de Jaén. Francisco Rodríguez, presidente granadino (PP), se ha llegado a preguntar si, en ese caso, no habría que sacar del título el nombre de Jaén. En la provincia vecina eso ha sentado como un puntapié por inesperado y porque consideran que es injusto.
A todo escritor de novela negra se le presupone un olfato fino para descubrir patrones, y el de Susana Martín Gijón (Sevilla, 1981) enseguida detectó uno que atraviesa los libros policiales que devora: casi siempre, el muerto es una mujer. “Además, muchas veces se la encuentra en posiciones o situaciones denigrantes, también por supuesto violada...”, agrega la autora, apurada tras haber tenido que navegar en taxi uno de los cada vez más habituales atascos de Madrid para llegar a la entrevista en la sede de su editorial. En un acto de reivindicación, su nueva novela, la recién publicada La Capitana (Alfaguara), abre el misterio que se resuelve a lo largo de sus páginas con la aparición de un muerto que no solo es, efectivamente, un hombre, sino que además no deja lugar a dudas de su condición, puesto que es hallado sin ropa y con el falo enhiesto. Más allá del cuerpo deformado que toca identificar, la autora expande la transgresión del habitual imaginario noir a los escenarios y los protagonistas de la historia: el lugar donde aterriza el cadáver es el claustro de un convento de monjas en la Granada de finales del siglo XVI, y el dúo de detectives encargado de resolver el caso, Fray Juan de la Cruz y Sor Ana de Jesús, monjes y carmelitas descalzos.
LecturasLa Capitana. Susana Martín Gijón. Alfaguara, 2025. 440 páginas. 22,90 euros.
Todo empieza con la sangre. Aixa de la Cruz. Alfaguara, 2025. 224 páginas. 19,90 euros.
Misticismo. La experiencia del éxtasis. Simon Critchley. Traducción de Julio Ignacio Hermoso Oliveras. Sexto Piso, 2025. 320 páginas. 24,90 euros.
La hermana. Liliana Viola. Anagrama, 2025. 208 páginas. 21,90 euros.
Las indignas. Agustina Bazterrica. Alfaguara, 2023. 192 páginas. 18,90 euros.
En España hay unas 150.000 personas que conviven con el VIH. Carmen Martín (Santander, 53 años) es una de ellas y este viernes será nombrada presidenta de Cesida (Coordinadora Estatal de VIH y sida), que representa a 79 entidades de todo el territorio que luchan por los derechos de las personas seropositivas. Martín comenzó el activismo hace casi tres décadas: “En 1996 acudí a ACCAS [Asociación ciudadana cántabra antisida] para pedir ayuda, porque necesitaba encontrar un lugar en el que estar”, recuerda. Cinco años antes, antes de cumplir los 20, había recibido la noticia de que era portadora del VIH: “No sabía si me iba a morir”.
La "censura" de Metro de MadridDentro del programa del Pride +, desde Cesida contrataron una campaña en el Metro de Madrid: Vidas conectadas. En una de las imágenes aparecía un chico -el secretario general de la organización, Oliver Marcos- en bañador. Desde la red de transporte público, gestionada por la Comunidad de Madrid, les comunicaron que no se podía exhibir esa imagen argumentando que había que proteger a la infancia. “Nos han censurado”, afirma Carmen Martín. “Han alegado que por el Metro pasan menores. Sin embargo, la imagen no era sexual y yo he visto anuncios de chicos y chicas en bañadores que no han sido vetados. O de un partido político de extrema derecha usando mentiras para demonizar a menores. Esto sí que ha sido tolerado”.
Rococunt hace referencia al estilo Rococó y al vocablo cunt, un término que, ahora es utilizado en la comunidad queer, drag y ballroom para referirse a alguien que irradia energía magnética, elegancia y empoderamiento. Y bajo esas siglas Dominnico ha presentado su nueva colección este jueves en la pasarela 080 Barcelona Fashion. 31 años, nacido en Alicante y con taller en el barrio barcelonés de Gràcia, Domingo Rodríguez apunta en su agenda a algunas de las grandes que ha vestido como Dua Lipa o Beyoncé. Pero no es suficiente. Lo suyo es pensar a lo grande.
La Barceloneta és la bomba, però a vegades costa anar-hi perquè també és plena de gent, sobretot turistes que no deixen ni un gra de sorra disponible. Però és el barri mariner de Barcelona per excel·lència i ara és un dels millors moments per passejar-hi: sense tanta gent ni calorades, però amb els mateixos bars autèntics que fan honor a la recepta més emblemàtica del barri: la bomba de la Barceloneta. Per cinquè any, l’ACIB Barceloneta organitza l’esdeveniment Barcelona Tast amb la popular bomba com a estrella d’una ruta gastronòmica.
Cuando Susana Abaitua (Vitoria, 35 años) abrió el guion de Un fantasma en la batalla, de Agustín Díaz Yanes, lo primero que leyó fue “Exterior. Bidart”. “Pegué un respingo”, exclama. “¡Mi pueblo! Sin haberme reunido con Tano [diminutivo con el que es conocido Díaz Yanes], ya vi la señal. Y era un libreto tan redondo, con un personaje femenino tan potente...”. A su espalda, en la pequeña terraza de su piso madrileño, un cartel de esa localidad francesa y una tabla de surf confirman su querencia por el País Vasco francés. Y sueña con volver pronto allí, donde vive jubilada su madre. De momento es solo un sueño: antes del festival de San Sebastián filmó una comedia en Canarias, estos días rueda otra película en Valencia, después encadenará un tercer rodaje y, mientras tanto, promociona el lanzamiento en Netflix del thriller de Díaz Yanes, además del estreno en cines de La deuda, de Daniel Guzmán. “Soy carne de actriz”, confiesa.
Antonio Soler (Málaga, 1956) publicó en 2004 El camino de los ingleses, novela que le valió el premio Nadal y que Antonio Banderas llevó a la gran pantalla en una película del mismo nombre. Dos décadas después, Galaxia Gutenberg reedita aquel libro sobre el final de una adolescencia y la transformación de todo un país.